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¿Quién castró al América? Un 2-1 con trampa

LOS ÁNGELES -- Victoria sí, 2-1, con las firmas de Federico Viñas y de Sebastián Córdova, pero nada más. Un América sin testosterona y con escasísimo futbol. Un marcador peligroso, de esos que engatusan, si se soslaya lo hecho en la cancha. Su aval, la miseria del adversario: Tuzos de Pachuca.

América padeció. Un equipo hosco, como Pachuca, enfrente. Y el uno para el otro. Uno, el Tuzo, no podía, y el otro, el América, no quería. Y el primer tiempo fue de una pobreza competitiva, hormonal y futbolística, realmente lamentable.

¿Quién castró al América? Herido, dolido, doliente, lastimado por la forma en que Cruz Azul lo echó del torneo kermés Copa por México, de El Nido se esperaba al menos una clara y fervorosa reivindicación, una dignificación, precisamente en su debut este lunes en el Torneo Guard1anes 2020.

Ciertamente sufrió dos bajas: Emanuel Aguilera y Andrés Ibargüen salen lastimados, y ello obliga a cambios imprevistos, pero ni con ellos ni sin ellos, América se mostró a la altura del volumen de obligaciones que tiene para este torneo.

Porque este América no parece capaz de cumplir todas las asignaturas: ganar todas las grandes rivalidades que tiene, ser protagonista del torneo y finalmente coronarse, porque sin duda las reiteradas humillaciones ante Cruz Azul ya deben haber inflamado el buche de Emilio Azcárraga Jean.

Este lunes, ante un rival frugal, ordinario, simplón, como el Pachuca –imagínese Roberto Nurse es su refuerzo estelar---, América apenas aprobó el examen por las indulgencias del marcador, de ese engatusamiento legitimizado del 2-1. Pero, Miguel Herrera debe preocuparse por lo mostrado: un equipo piojoso en temperamento, atrevimiento, devoción y disciplina. Ya bastante lamentable fue ver a algunos jugadores encoger la patita, en jugadas viriles, con esa prudencia que se parece tanto al miedo, incluyendo al mismo Córdova.

Ése es el reclamo puntual. Esa hambre que hace poderoso al América, ésa misma que encomia y reclama El Piojo Herrera no apareció. Se medía desde la actitud de sus atacantes, a quienes normalmente Miguel Herrera les reclama rabia y fiereza ante la salida del adversario. No hubo tal. Pachuca hasta ordenaba desde el fondo cómodamente con los adversarios como pusilánimes chambelanes.

Viñas hizo el 1-0, en hábil maniobra, recibiendo, eludiendo a Ustari y disparando por abajo. Córdova hace el 2-0 desde el manchón. Pachuca marca cuando Richards cobra un penal extraño y dudoso, que de manera extraña se come Guillermo Ochoa por debajo de su cuerpo.

Necesario el énfasis en que el árbitro Mario Vargas perdonó dos rojas al Pachuca. A Manny García lo indulta de una segunda amarilla, y a Felipe Pardo lo ve de frente cuando tira un cabezazo a Córdova y no se atreve siquiera a mostrarle tarjeta.

Y el panorama no parece generoso. Un Xolos de mejor perspectiva con Pablo Guedes lo espera el fin de semana, mientras el América, según su propio técnico, sigue tratando desesperadamente de pepenar a un refuerzo de último momento, el cual obviamente entrará en ritmo hasta mediados de la competencia.