No hay un aficionado más exigente en México que el del América. Suele pedirle a su equipo que mantenga siempre un estado competitivo y que cuide las formas, las maneras que utiliza para hacerlo. Le gusta, además, que el cuadro no se guarde nada y avasalle al rival en goles. Ese América perfecto, espectacular, ha existido solo por algunos pasajes de la historia. Miguel Herrera se ha asegurado que, aunque el equipo esté lejos del "gustar" y del "golear", esté siempre empecinado en el triunfo. Y siempre será mas fácil encontrar la espectacularidad y la perfección si lo haces desde la parte de alta de la tabla, el sitio desde donde "opera" siempre el América del "Piojo"...
SAN DIEGO, California.- La mayor virtud de este América de Miguel Herrera es que encuentra la forma de ganar sin importar si juega bien, mal, brillante o insipientemente en la cancha. El América gana, gana y convence aún a los más escépticos de que está al nivel de los mejores.
Hoy, las críticas que aparecieron durante la pretemporada tras las caídas por goleadas ante Cruz Azul y Chivas, suponen ser demasiado exageradas. Herrera volvió a las bases elementales de su doctrina futbolística: se fortaleció bien atrás envuelto en el liderazgo del central paraguayo Bruno Valdez, agrupó muchos futbolistas en medio campo -Sánchez, Cáseres, Córdova, Martínez e Ibarguen- y encontró la profundidad y la definición a través de un joven uruguayo -Federico Viñas- que ha llegado para anotar muchos goles en el club. El América fue práctico, paciente, trabajó el partido, aguantó con Guillermo Ochoa en los momentos más temibles de la primera parte, cuando el Pachuca aspiraba a algo más y después reguló las revoluciones del partido. Y vámonos, al autobús y a casa, que son tres puntos de visitante, en un campo que, históricamente, se les ha complicado.
El América del "Piojo" ha sido capaz de hacer eso en varios momentos de su relación, justo cuando no sobran argumentos futbolísticos, aparece el orden, la capacidad de correr y esforzarse, luchar por cada balón y esperar el momento exacto para hacer daño.
Nadie ha dicho que este América puede relegarse del buen juego y de la espectacularidad. En sus escritos más vetustos y sagrados esta el buscar el triunfo cuidando las formas, las maneras, el estilo del juego, pero el futbol en México ha cambiado. Se ha vuelto mucho más cerrado y competitivo y ha aumentado su lista de poderosos, ricos y grandes candidatos al título y el América se la he ingeniado para no desmerecer nunca de esa posición. Herrera sabe y se lo ha impregnado a sus futbolistas que el americanismo requiere de muchas cosas para satisfacerse -el famoso ganar, gustar y golear- y sin embargo, una de las tres prerrogativas es fundamental para lograr las otras. A partir del "ganar" se puede llegar de manera más simplificada a alcanzar el "gustar" y también el "golear". Que el América parece lejos de ello hoy, sí, es verdad, pero que es más fácil lograrlo desde las posiciones de privilegio de la tabla, también es una realidad inobjetable.
El América se ha hecho de una buena costumbre en los días del "Piojo": gana, después busca lo que tiene que buscar...