"El talento a esa magnitud no se defiende, es demasiado bueno". Con esas palabras, Pep Guardiola alababa a Lionel Messi el 5 de mayo de 2015, la víspera del choque de semifinales entre Barcelona y Bayern Munich en la Champions League. La noche del partido el crack argentino le dio la razón al entonces técnico del Bayern.
Corría el minuto 77 cuando Messi encaró a Jerome Boateng, tras un recorte frenético el defensor quedó sembrado penosamente, para en seguida ejecutar una definición de seda picando el balón por encima de Manuel Neuer. De los 115 goles que ha marcado en Champions, tiene que ser el más representativo. Hermoso y a la vez valioso, porque nos recordó que el sistema más aceitado no pudo frenar al mejor jugador del mundo en estado de gracia. Messi y el Bayern se volverán a enfrentar por un boleto a las Semifinales de la Champions.
Reitero, Messi y el Bayern volverán a enfrentarse, porque está claro que este Barcelona tendrá combustible en Europa hasta donde el talento del argentino lo pueda llevar. Aquel Messi tenía casi 28 años, el actual tiene 33, sigue siendo genial pero cinco años pesan cuando se quiere escalar la cumbre más alta del futbol europeo.
Aquel Barcelona tenía un tridente apuntalado por Neymar, en el actual Antoine Griezmann sigue extraviado, sigue sin encajar; aquel Barcelona tenía el talento creativo de un jugador irrepetible como de Andrés Iniesta, el actual no; y también tenía un entrenador en el que creían, Luis Enrique, ahora no. Subrayo, no creen en Quique Setien, esa falta de credibilidad no pesó contra el Nápoles, séptimo lugar de la Serie A, pero puede pesar contra el Bayern Munich que ha ganado ocho temporadas consecutivas la Bundesliga.
Nunca es bueno depender tanto de un solo futbolista, aunque sea Lionel Messi. Más cuando vas a enfrentar a una maquinaria recontra fortalecida como la del Bayern. No les falta nada. Han ganado todos los partidos post confinamiento, tienen entendimiento colectivo, profundidad en la banca, experiencia y juventud. Por si fuera poco, tuvieron más de un mes de descanso desde su último juego en Alemania, y tienen a Robert Lewandowski en plan depredador. El gigante alemán imprime miedo, preocupante cuando has tenido pasajes tan inseguros como los del Barça.
Bien lo dijo Guardiola aquella noche, no hay técnico ni sistema que pueda con semejante talento. Cierto, pero aquel Barcelona, que a la postre fue campeón de Europa, tenía otras armas además de Messi. El actual parece tener una sola carta. Demasiado pedirle ante un rival tan calificado.