¿Quién habrá tenido un peor fin de semana? ¿El Barcelona con sus ocho bofetadas ante el Bayern Munich, el Manchester City con el petardo ante el Lyon, o el Manchester United eliminado ante el Sevilla?
Nada que iguale el petardo catalán. El Barcelona se ha empeñado por encontrar sótanos más profundos para abandonar las últimas tres Champions. Primero fue el fiasco de Roma, luego la remontada de Anfield y ahora el 8-2 ante el Bayern. La más reciente humillación habrá dejado al Barça de nueva cuenta sin entrenador, sin rumbo en el proyecto deportivo y con serias dudas en cuanto a la continuidad de su base dura del vestidor.
El 8-2 no fue un accidente del futbol, fue consecuencia de un proyecto endeble, de la falta de credibilidad del entrenador y la ausencia de futbol de conjunto. El único camino para ganar que tenían pasaba por Lionel Messi, muy peligroso depender tanto de un solo jugador para enfrentar al Bayern, aquí lo escribí hace una semana. Pero lo más serio es cómo se ha alejado el Barcelona de los pilares que lo hicieron grande en el pasado, de su cantera, y del poco criterio para dilapidar cientos de millones de euros en futbolistas como Dembélé, Griezmann y Coutinho.
Pep Guardiola ha sido incapaz de meter al Manchester City siquiera a las semifinales después de gastar más de 700 millones de euros en fichajes desde que llegó. Sigo considerándolo el mejor entrenador del mundo, sin embargo, se equivocó el sábado ante el Lyon. En el juego más importante se inventó una línea de cinco defensores, sacó a De Bruyne de la posición en que más daño hace y prescindió de Bernardo Silva.
Ganó el Lyon con todas las de la ley, aunque quién sabe qué historia habríamos visto si Sterling acierta al 86 a boca de gol. Y sí, sostengo que Guardiola es el mejor del mundo porque ha conquistado España, Alemania, Inglaterra y Europa con el Barcelona, siempre con su marca registrada de futbol de presión, verticalidad, buen trato de balón y poderío ofensivo. El City se alejó de esa versión ante el Lyon y está con justicia eliminado. Ojo, tampoco hay entrenador que las gane todas.
La caída del United fue en medio de un partidazo ante el Sevilla, pero no deja de ser un fracaso para los de Ole Gunnar Solskjaer. De entrada, su plantilla duplica en valor a la del Sevilla (757 contra 338 millones de euros), fueron claramente superiores, pero eso no es suficiente en juegos de eliminación directa. Perdieron en Semifinales de la FA Cup, tuvieron su peor inicio en mucho tiempo en la Premier y ahora esto en la Europa League. El futuro es promisorio con la juventud de Mason Greenwood (18 años), Marcus Rashford (22) y Anthony Martial (24), pero perder una Semifinal de esta forma, duele mucho para un grande de Europa.
El dinero no compra títulos, un solo crack no siempre resuelve eliminatorias. El trepidante cierre de la temporada europea ha dejado lecciones muy duras en un fin de semana obscuro para algunos.