LOS ÁNGELES -- Reapareció. Ése mismo. El que cautivó en el Santos de Brasil. El que sedujo, a veces, en el Barcelona. Resucita con el Paris Saint Germain. Y de su mano, el PSG está a 90 minutos de la inmortalidad o de la fatalidad.
¿Quién regresó realmente? ¿Neymar el mito o Neymar la leyenda? Porque el mito se compone de leyendas, generalmente urbanas, pero las leyendas se erigen con historias. ¿Quién regresó, el mito Neymar o la leyenda Neymar?
Porque, aparentemente, Neymar hoy ya no juega irrestrictamente para el equipo Neymar Ególatra FC. Hoy sí juega para el PSG, pero, porque, en realidad, no nos engañemos, juega para el Barcelona.
En tiempos de caos, de sismos y de próximos cismas en el Barcelona, Neymar ve el río azulgrana revuelto y ve que son tiempos propicios para ganancias de pescadores oportunistas. Y él es de esos.
En los más recientes 180 minutos de Champions, ha fallado cinco goles que, normalmente, hubiera embocado con alguna filigrana agregada, pero ha recuperado protagonismo y presencia. Él sabe ser aparatoso.
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Tras sacudir al Leipzig, el mundo habla de Neymar, aunque la radiografía del partido se consagra y venera a Ángel Di María. Pero el brasileño hace suyos los carnavales ajenos.
Además, parece haberse redimido. No más piscinazos, o no tantos como antes. No tantos lloriqueos, ni teatralidades, ni fingir faltas, ni provocaciones al adversario. Hoy, Neymar, el predestinado, cumple su rol: juega al futbol y al mejor futbol posible, en la asociación de buenos ejecutores a su lado.
Elusivo, escurridizo, prófugo de la justicia deportiva, Josep María Bartomeu se ha comprometido con Lionel Messi y Ronald Koeman, a reclutar a Neymar, el saltimbanqui letal que armoniza, finalmente, con Mbappé, Di María y compañía, en la escalada fantástica del PSG.
Bartomeu sabe que firmar a Neymar y a Lautaro Martínez, le sacaría, de momento, de ese patíbulo donde la afición catalana coloca a los personajes más odiados de su historia. Y, de momento, no hay quien le haga sombra.
Medios franceses aseguran que el PSG le ha garantizado a Neymar bajar sus pretensiones y aceptar como canje a Antoine Griezmann, para que emigre al Barcelona, pero sólo y estrictamente si se coronan en la Champions.
Es decir, estímulos, o chantajes, o premios, o como quiera Usted llamarle, le sobran a Neymar para tener un rendimiento sobresaliente, determinante, en la Final de la Champions.
Vea Usted el botín que cargaría este genial e ingenioso gambusino del futbol.
1.- Ganar la Champions, que en sí, es un poderoso agregado a cualquier resumé.
2.- Cotizar sus haberes, cuando están pendientes algunas renovaciones con las firmas comerciales que son sus patrocinadores.
3.- Regresar al Barcelona a retomar la sociedad con Messi, algo por lo que ha llorado descaradamente el mismo día en que llegó a París. La nostalgia despertó en cuanto aterrizó el vuelo.
4.- El impacto histórico de ser, finalmente, el líder genuino de un equipo, habida cuenta que el protagonismo de Messi, en la cancha y fuera de ella, empieza a declinar, y que es la gran oportunidad de ser el delfín heredero del argentino.
5.- Y claro, detrás de toda la avalancha de reajustes financieros, los allegados a Neymar calculan que el jugador incrementaría en cerca de 50 millones de dólares su fortuna.
Este escenario global apadrina todos los escenarios y todas las versiones que circulan entre Barcelona y París, para entender porque Neymar ha resucitado de entre sus cenizas.
Por eso, insisto, Neymar hoy juega en y con el París Saint Germain, pero ese futbolista revulsivo, implacable, de esta reanudación de la Champions, juega, estrictamente para Barcelona.
Pero, para cargar con semejante botín, para que todas las piezas del rompecabezas encajen perfectamente en su codicioso plan, aún debe ganar la Champions este domingo.
