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Messi amenaza a Koeman con irse... y ¡con quedarse!

LOS ÁNGELES -- Aún no dirige un entrenamiento del Barcelona y Ronald Koeman ya equivocó varias estrategias. Entregó las escopetas a los patos. Le entregaron una soga y él mismo anudó su horca. Lo más grave: su única aliada es la cada vez más famélica autoridad de Josep María Bartomeu.

Y, de ser ciertas las versiones que proliferan en España, el técnico holandés ya recibió este jueves la renuncia sin firmar por parte de Lionel Messi. Lo amenazó doblemente. Lo amenazó con irse. Y lo amenazó con quedarse. ¿Qué debe inquietar más a Koeman, que se vaya o que se quede? Repasemos…

1.- Sabido era ya que el Barcelona se había vuelto senil para el nivel de exigencia competitiva en el cual habita. Pero Koeman les puso nombre y apellido a los estigmatizados apenas al ser presentado: Piqué, Busquets, Rakitic, Suárez, Vidal y contando. Por supuesto, los capos del vestidor no se quedarán quietos.

2.- “Hablaré con Messi”, prometió. Y Koeman acude a la cita en casa del argentino, quien interrumpe sus vacaciones al lado de su gran amigo Luis Suárez. Un signo de debilidad absoluta del holandés. Ningún entrenador declina su autoridad. El general no entrega su espada antes de tomar posesión del cuartel y del ejército. Y la charla debió ser en los tiempos del holandés y en el territorio del holandés, no en los tiempos del argentino.

3.- Según la Cadena RAC1, una versión que es respaldada por otros medios, Messi habría puntualizado este jueves a Koeman: “Me veo más fuera que dentro del Barcelona”. Ya sabe Usted el dicho, cuando el barco se hunde, ¿qué plaga, qué peste se arroja primero por la borda? Y el Titanic catalán encalló hace días en el muelle 8 del Bayern. Huidizo el capitán en la cancha, huidizo fuera de ella. Koeman tiene un jugador menos, un capitán menos y una migraña más.


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4.- Un técnico debe ser un poco tahúr. Debe jugar con las cartas ocultas, pero sin trampa. Koeman las destapó antes de sentarse a la mesa y perdió. Esperaba lealtad de Messi hacia él y hacia el club. Encontró una amenaza: “Me veo más fuera que dentro del Barcelona”. La actitud de Messi puede resultar epidémica… o pandémica. Lo primero que hizo al abandonar la reunión seguramente fue revelar su charla con el holandés a sus allegados y cómplices. La lealtad también puede ser siniestra.

5.- Un entrenador no negocia ni concilia; sí escucha, pero ordena. Un técnico no transige ni condiciona, organiza y manda. Koeman sabe que Messi no puede irse antes de junio de 2021. Y sabe, también, que Messi, al menos en el confort doméstico de La Liga, es un ganador. Y hará eso, ganar ante el Alavés, el Huesca, el Cádiz, el Betis, el Levante, el Eibar, el Celta, etcétera. Es decir, no había que abrirles un cabildo a los berrinches del rosarino.

El primer aviso del entrenador holandés toma un sesgo riesgoso. Más que sonar institucional al momento de ser presentado, su discurso parecía totalmente beligerante contra el grupo de jugadores, y totalmente fletado o solidario con Bartomeu.

Koeman llegó a un equipo en proceso de sublevación. No es una arremetida contra él. Las bayonetas apuntan estrictamente contra el pecho de Bartomeu y el acopio de estulticias perpetradas aviesamente contra el equipo, la institución y los socios.

Incluso, el exabrupto de Messi que relatan medios catalanes, sin confirmarse, es necesario aclararlo, ese de “me veo más lejos que cerca del Barcelona”, fue una manifestación incitadora contra Bartomeu, pero sin soslayar que ante el grupo de jugadores, Koeman es el embajador irrefutable e inconfundible del mismo presidente del Barcelona.

El entrenador holandés creerá que llegó, como dijo, a un sueño hecho realidad, al integrarse al Barcelona, pero sin darse cuenta, o sin querer darse cuenta, se encaramó al punto neurálgico de una batalla abierta, declarada, añeja, de vida o muerte, entre toda la plantilla y la mesa directiva que seguramente será removida en las elecciones de marzo de 2021. A Koeman le tiraron el cebo y mordió.

Al difundirse esa expresión de Messi a Koeman, esa de “me veo más fuera que dentro del Barcelona”, es evidente que es una renuncia implícita del argentino, y también es una confrontación, un reto, un desafío a la autoridad de su nuevo entrenador, que debe estar cavilando sobre la doble provocación de Messi. Lo amenaza con irse, pero también lo amenaza con quedarse.