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Messi, de amo del mundo a esclavo de Bartomeu

LOS ÁNGELES -- En momentos en que se han derrumbado estruendosa y estrambóticamente, como pinos bamboleantes de boliche, cerca de 993 versiones --más cercanas de la elucubración y del chisme que de la verdad--, sobre el éxodo de Lionel Messi, surge una más, apadrinada por esa lengua viperina del rumor, pero, aparentemente amparada desde Argentina y España: este miércoles Jorge Horacio Messi confronta a Josep María Bartomeu.

De ser caballeros ambos, diríamos que este versus, Messi padre frente a Bartomeu, sería un duelo de floretes, pero está más cerca de un duelo a puñal limpio y con marrullerías licenciadas. En medio, inerme, inerte, claro, el futbolista.

Hoy, el Barcelona, La Liga de España, y subrepticia y sigilosamente, la UEFA y la FIFA, tensan el sólido yugo de oro puro sobre el esclavo más caro en la historia del futbol. Bartomeu lo ve así, a Lionel Messi como un prisionero de guerra que quiere huir del campo de concentración azulgrana.

Con semejantes alianzas a sus espaldas, de esos organismos a los que amamantó opíparamente, Messi ha pasado de ser el amo del universo del futbol, a un esclavo de los caprichos más viscerales y siniestros de Bartomeu.

Mientras sus oponentes se apuran a reunir 16,520 firmas (15 por ciento del total de 110,132 socios) para interponer un voto de censura contra Bartomeu, éste ya consiguió el respaldo de la Junta Directiva del Barcelona, el espaldarazo de La Liga y la solidaridad, silenciosa pero efectiva, de la UEFA y de la FIFA. Messi, hasta este lunes, seguía siendo rehén del futbol organizado.

Insisto, en el #MessiGate, la justicia aparecerá sólo en la fe de erratas del Barcelona, La Liga, UEFA y FIFA. Para ellos, lo legal no necesita ni siquiera emparentar con lo justo.


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La Liga ha advertido que no cederá el pase internacional de Messi a ningún equipo si el Barcelona no recibe 700 millones de euros y centavitos más. Y el club catalán ha advertido que el equipo que quiera forzar la salida de Messi, tanto él, como el jugador, confrontarán una desgastante, implacable, larga y multimillonariamente costosa querella, en ambos tribunales, deportivos y laborales, especialmente contra el jugador por incumplimiento de contrato.

Y claro, para cuando todos esos litigios se resuelvan, si se resuelven, ya Lionel bailará el vals de los 15 años, con la menor de sus nietas.

Entonces, empoderado desde las esferas de la oligarquía y el contubernio, Bartomeu se guarda los ases al sentarse este miércoles ante el padre de Lionel. Barcelona está convencido de que no hay manera de perder este pleito ante el Clan Messi. Vamos, ni Ricardo La Volpe perdería esta partida, como saboteó aquel casi inevitable título de Boca Juniors.

El peor escenario para el Barcelona es, por supuesto, congelar al futbolista, en un daño terrible al jugador al obligarlo a parar, incluída la selección argentina, hasta julio de 2021. El que dice ser “más que un club”, y que se comporta como si fuera “menos que un club”, perdería todo usufructo sobre el jugador. Messi, arrinconado 10 meses en su estudio en la mansión ubicada en Bellamar de Castelldefels, vale menos que la camiseta perforada de Piqué tras el 8-2, aún con la firma de Lewandowski.

Ciertamente, Ronald Koeman ha perdido injerencia en el tema. Aseguran en España que todavía el jueves pasado pidió a Bartomeu rescatar la permanencia del jugador. El holandés pidió a su presidente que convenciera a Messi de que le diera la oportunidad de reportarse a entrenar y conocer el proyecto que tiene para el equipo.

Este lunes, al reanudarse los entrenamientos del Barcelona, Koeman entendió que esta semana, y a futuro, será más fácil volver a ver a Messi jugando en YouTube que en la cancha de la Ciudad Deportiva Joan Gampert.

Jorge Horacio Messi cree que los mismos abogados del Barcelona que le han asesorado, pertenecientes a la firma Cuatrecasas, y que han sido despedidos de los quehaceres jurídicos del club por Bartomeu, han encontrado las rendijas legales en el contrato como para ganar esta batalla. Ningún contrato es perfecto ante la justicia imperfecta, no sólo de las leyes, sino de su riesgo de manipulación.

Rafael Alonso, abogado deportivo, dijo en la Cadena SER que tras revisar el comunicado emitido por La Liga: "Si Messi fuera a otro equipo español, tendría sentido el comunicado". Ignora que detrás de La Liga hay el hostigamiento de patrocinadores, socios comerciales, televisoras y por supuesto la UEFA.

Sin embargo, insistimos, la batalla será como lo ha advertido Bartomeu: larga y desgastante. Tras el respaldo de La Liga, el Barcelona llevaría cualquier inconformidad de orden judicial, primero ante la Cámara de Resolución de Disputas de la UEFA, posteriormente ante comisiones de FIFA, y finalmente al Tribunal de Arbitraje Deportivo en Suiza. Es decir, una emboscada tras otra para Messi.

Además, en lo que parece ser un Pacto de Caballeros versión Europa, súbitamente, el tan manoseado interés de Manchester City, París Saint Germain, Inter de Milán y hasta los Aguacateros de Uruapan han bajado la guardia ante la advertencia de sus respectivos bufetes de la azarosa tormenta legal que sobrevendría.

Y con menos aliados que la capacidad de reacción del Barcelona ante el Bayern Múnich, Messi y sus asesores entenderán que, a pesar de entregarle una victoria parcial a Bartomeu, el escenario más favorable es pedir el burofax, masticarlo, tragarlo sin agua, y regresar a Lionel a la cancha. Sólo diez meses lo separan de una libertad sin rencores, sin mala sangre, sin rezongos, sin reproches, y en los que el jugador viviría la más fascinante campaña de despedida que cualquier futbolista podría imaginar.

Y habrá justicia, claro. Ya el resto de los enemigos de Bartomeu, el virus más aborrecido en el mundo después del COVID-19, se encargará de cobrarle despiadadamente cada segundo en que ha puesto entre la histeria y el desmayo a los genuinos aficionados, y, claro, también, a los villamelones advenedizos.

Porque, para todos ellos la estampa ésa es imborrable. Deslealmente, Bartomeu logró la canallada suprema de rebajar al amo del universo del futbol, Lionel Messi, a esclavo de sus fechorías.