La novela alcanzó tintes dramáticos y al final penosos por la falta de grandeza de ambas partes. Si algo no hay en el FC Barcelona es armonía.
La patética novela entre el Barcelona y Lionel Messi no ha terminado. Messi continúa porque no le ha quedado de otra, contra su propia voluntad, dejando al descubierto la falta de armonía que existe en ese polvorín llamado FC Barcelona. Aquí solo algunas de las consecuencias de lo que se vivió en las últimas tres semanas.
Messi abiertamente le declaró la guerra al presidente del club. Le dijo a Josep María Bartomeu, en claro castellano, que es un mentiroso. Le reprochó que no tuviera un proyecto definido y que tapaba huecos haciendo malabares.
¡Messi tiene toda la razón! Bartomeu lleva cinco directores deportivos durante su gestión y tres entrenadores distintos en un año, no hay proyecto; y dentro de esos poco productivos "malabares" podemos incluir los 385 millones de euros que se gastó en Coutinho, Griezmann y Dembelé.
Con esos "malabares" tendrá que convivir al menos una temporada más un Messi que de por sí parece no tener aprobación unánime en el vestidor del que es capitán. En los momentos más tensos jamás escuché o leí alguna declaración de Gerard Piqué (tipo muy vocal que suele expresarse sin que se lo pidan), tampoco de Sergi Busquets o de Jordi Alba. El que sí habló tras su partida del Barcelona al Sevilla fue Ivan Rakitic que dijo: “no sé si Arturo Vidal jugó más por ser amigo de Messi”.
Hablando de los amigos de Messi, se puede ir despidiendo de Luis Suárez y de Vidal.
Por cierto, Ronald Koeman, que ha sido actor de reparto en todo este desorden, apenas a su llegada el 19 de agosto dijo: "Solo quiero trabajar con gente que quiera estar aquí; si no quieren, y no les gusta, que vayan al club y digan que no están contentos". ¡Plop! Messi dijo abiertamente que quería irse. Tendría que estar loco Koeman para cerrarle la puerta a Messi, eso no va a ocurrir, pero al holandés le cae un primer boomerang también a su territorio.
Por si fuera poco, la manera tan sencilla en que quedó desactivada la bomba de su posible partida, demuestra el poco sustento que tenía el deseo de Messi desde el punto de vista legal. Bartomeu tenía todos los hilos en la parte contractual. Pocos equipos en el mundo podrían costear la operación Messi, ninguno de ellos estuvo dispuesto a hacerlo con un consecuente problema en tribunales en un año como este. Da la impresión de que se tiró al vacío sin red de protección. Frágil, muy frágil.
Jorge Valdano escribió este domingo en El País: “Solo hay algo peor que la marcha de Messi, y es que Messi se quede en estas condiciones”. Suscribo al 100%. La novela alcanzó tintes dramáticos y al final penosos por la falta de grandeza con que se manejaron ambas partes. Y lo peor es que no ha terminado. Si algo no hay en el FC Barcelona es armonía.