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Tres de los 'grandes' custodian al único rey, el Rey León

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Después del empate ante Juárez, ¿Llega bien América a la Liguilla? (1:49)

Luego de una complicada fase regular, América se prepara para la fiesta grande. (1:49)

LOS ÁNGELES -- No hubo tal epifanía en la Jornada 17. El León puede dormir tranquilo en los riscos de la Liga Mx.

1.- Chivas se redime del cochambre de infidelidad y traición, y se indulta con su propio arrepentimiento. Sus desgracias morales las despercude en la cancha.

2.- América puede ser tan ridículo o tan sublime en un mismo partido. La volubilidad piojosa de su mismo entrenador.

3.- Cruzazulearla tiene marca registrada. Es el ADN que hace de la derrota inoportuna el ridículo oportuno en el morbo ajeno. 23 años de fracasos pueblan el museo del ya merito.

4.- Liliput sigue asentado al Norte, por Zuazua y El Barrial. Espíritus ratoneros que quieren sentarse en el comedor ajeno de los cuatro grandes.

5.- Pumas tiene la sorpresa del intruso. Andrés Lillini y Chucho Ramírez construyen el presente homenajeando a un pasado que parecía mito más que leyenda.

León busca este domingo su propia marca de puntos en torneos cortos, ante unos Diablos Rojos que se meten como el pecado, a escondidas e incestuosos, en el Purgatorio del Repechaje.

El último reacomodo en la tabla podría hacerlo Santos al enfrentar a Mazatlán que llega de contar una mentira ante la mayor farsa del torneo, el San Luis. Y cierran la fase regular dos indigentes, el Querétaro y unos Xolos, que ya no cotizan ni en su propia casa de apuestas, y un club en el que sólo tragan bien las mascotas, esos majestuosos perros aztecas, los Xoloitzcuintles, porque hay empleados con salarios y hambre pendientes.

Este sábado, Víctor Manuel Vucetich, con susurros tal vez del mismo Ricardo Peláez, se guardó los cambios a sabiendas de que los equipos de Mohamed terminan los partidos echando el bofe, por la haraganería de tomar el sol en los entrenamientos.

En 13 minutos, el Rebaño hace tres goles con puro resucitado: Ángel Zaldívar salía de una lesión, y Alexis Vega y el Canelo Angulo, a puro remordimiento. No hay nada más inexplicable en el deporte que la asunción de los contritos y redimidos.

Chivas sentencia a Rayados, que deja ir un gol que pudo ser lápida rojiblanca. Vincent Janssen a centímetros del gol, la estrella en el poste, en un homenaje al ridículo, que hace sospechar si en verdad es holandés, porque seguramente Johan Cruyff lo negaría.

El yerro de Janssen es sólo comparable en el futbol mexicano con aquellos que erraron Kalusha con el América, Jair con la UdeG, y muy sospechosamente Teofilito Gutiérrez en la Final que América se tragó a Cruz Azul, con las mandíbulas de Moisés Muñoz.

Después, Tigres muestra de manera guliveresca, su código postal liliputense. Cuando podía matar los vestigios del Atlas, ya casi destruido por el Grupo Orlegi, se deja empatar al ’95, por unos Zorros con diez hombres tras la expulsión de Hugo Nervo, con apellido de poeta, pero en realidad él es un pleonasmo de desgracia dentro de la cancha.

Y la jornada enmarcada con toda la expectación posible, se acerca a la confirmación de cómo todas las fantasías celestes terminan en pesadillas oscuras. Ese abolengo del fracaso que este 7 de diciembre cumplirá 23 años.

Cruz Azul hace un gol de esperanzas verdaderas, a través del bendecido por las mentiras, Orbelín Pineda, ése que supuestamente es la manzana de la discordia de toda la galaxia de equipos en la Liga Premier. Su promotor tiene buenos amigos o una gorda chequera.

Pero, cuando Jonathan Rodríguez pudo narcotizar de fantasías a su afición, falla el penalti, que parece el clarín de órdenes para la escuadra de Pumas. Si a Monterrey se le colapsaron los pulmones ante Chivas, a Cruz Azul se le colapsaron las gónadas ante Pumas.

Como las pesadillas, esas que llegan en los últimos minutos del sueño, ese que llaman el Sueño Delta, así apareció Juan Dinenno, a los minutos 86 y 90, para revivir, aparentemente, ese espíritu insurrecto de Pumas, como para bordar con hilos de amenaza, en próximos capítulos de Liguilla, la tan cuestionada frase de Vasconcelos: “Por mi raza hablará el espíritu”.

Entre las batallas del Repechaje y Fecha FIFA quedará el suspenso de la Liguilla con sólo cuatro protagonistas. Un León de generosidad absoluta, que responde en la cancha a la pichicatería de desdén del Tata Martino, con la escolta de sus monaguillos, tres de los llamados cuatro grandes: Pumas, América y Cruz Azul, porque el cuarto sigue con la resaca, luego de sus jornadas turbulentas y truculentas de alcohol, farándula y nota roja.