LOS ÁNGELES -- Héctor Herrera regresó a la cancha. La implacable lesión en el muslo femoral izquierdo lo había tenido cautivo. Sigue siendo de los apóstoles de Diego Simeone cuando el técnico necesita de un espartano emergente en el Atlético de Madrid.
El Cholo lo regresó a la candela cuando la artillería alemana del Bayern Múnich había recibido una recarga nuclear. Al minuto 62 ya estaban enfilando misiles Serge Gnabry, Thomas Müller y Chris Richards.
El marcador era tan frágil como puede serlo el 1-0 (Joao Félix, ‘26) ante el poderío de los campeones vigentes de la Champions League. El Atleti tuvo, antes y después del gol, posibilidades de restarle taquicardias al marcador, pero falló.
Ángel Correa había sido el pistón de los Colchoneros, interpretando desde lujos, hasta eficiencias, pero estaba fundido. El carril interior aguardaba al mexicano. Los dos mejores jugadores del encuentro, complementan la modificación: Llorente va a la punta y Joao Félix de enganche.
Aún con las ausencias por lesión, otras por descanso, y otras por desparpajo táctico de Hans-Dieter Flick, quien incluso ensayó con línea de cinco, facilitando sin quererlo el festín de Joao Félix, el Bayern Múnich a partir del minuto 70, corroboró que a los alemanes les incomoda la sumisión.
Felipe trompica a Müller en el área, y como ese apellido parece ser sinónimo de sicario futbolístico en Alemania, no perdonó desde el manchón. El 1-1 deja condicionado al Atleti. Ganar o empatar es la consigna la próxima semana al meterse a la Red Bull Arena del Salzburgo. Una derrota lo dejaría varado en la eliminación.
¿Y Héctor Herrera? En los pocos minutos ante el Bayern bregó más en la dinámica desesperada del partido, que en posibilidades genuinas de desempeñar el rol de generar futbol, especialmente porque Llorente y Félix rozaban el agotamiento total, en especial el español de cuna merengue, quien sigue ratificando lo imprescindible que es para el Atleti.
En un tablero en el que especialmente las posiciones de media cancha están intensamente disputadas, la lesión fue dramáticamente inoportuna para Héctor Herrera, porque se había convertido en caballo de batalla para Simeone, especialmente porque jugadores como el uruguayo Lucas Torreira se sienten incómodos en el banquillo, y en la víspera había dado ya negativo a los exámenes de COVID-19.
Herrera tiene una ventaja sobre el grupo. Junto con Koke y Saúl, es quien mejor interpreta las exigencias de Simeone a partir de las obligaciones en media cancha, especialmente para concederles a Llorente y a Correa más escenarios de profundidad y generación, en beneficio especialmente de Joao Félix y el retorno cercano de Luis Suárez.
El mexicano tendrá, simplemente, que reconquistar el sitio que ya le había entregado Simeone como titular. Para ello, priorizar el esfuerzo, pero sin renunciar al talento, que manifestó en un par de jugadas el martes ante el Bayern, le permitirán recuperar las bendiciones de su entrenador, pero --y él lo sabe--, está rodeado de fieras hambrientos en un equipo en el que la competencia es feroz por un sitio en el cuadro titular.