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El ocaso...

ESPN

Ni el futbol ni nadie está preparado para el declive natural de los dos futbolistas que han rebasado los límites de su propia naturaleza. Los días, o mejor dicho, los mejores días de Lionel Messi y de Cristiano Ronaldo empiezan a quedarse en el pasado. Y es normal, hay un tema de edad que va involucrado al rendimiento de cualquier atleta de alto rendimiento, aunque aquí se trate de dos figuras que superaron las propias expectativas de la mayor parte de los futbolistas de esta época y de muchas otras épocas. Messi ya no juega todos los partidos ni lo hace con el ritmo y la intensidad de antaño y Cristiano sigue acumulando récords, pero es obvio que su rendimiento ha bajado con respecto a los días donde dominaba a placer la cancha. El ocaso ha llegado...

SAN DIEGO, California.- Nada es eterno, ni siquiera aquellos a quienes la cancha considera “semidioses del juego”...

En medio de una pandemia que, inevitablemente, altera y cansa nuestras neuronas, el futbol del mundo se apresta para decirle adiós a una de las épocas más trascendentes de su historia. Estamos atestiguando -por una cuestión misma de la naturaleza- el comienzo del final de Lionel Messi y de Cristiano Ronaldo en la plenitud dominante de su descomunal capacidad como futbolistas. Quedarán, en el futuro inmediato, algunos esbozos y demostraciones fugaces de la incuestionable calidad que siempre han tenido. Pero, los mejores días, inevitablemente, están en el ocaso.

Messi ha dejado de jugar todos los partidos y Cristiano trota por la cancha tratando de estar donde siempre ha estado. En ambos se percibe una marcada distancia con respecto a sus años de gran dominio. El portugués pasará por los 36 años de vida en febrero y el argentino va en camino a los 34. El Barcelona ha dejado ser ese equipo capaz de dominar a placer en España y esparcir “terror” en sus rivales por Europa. Y Ronaldo sigue apuntalando su nombre en el libro de historia del futbol -más goles en Champions, más goles con la selección de Portugal- pero nadie sabe si su juego alcanzará para colocar a la Juventus en la posibilidad de contender por Europa y mantener su impresionante racha de títulos en la Serie A.

Se esta terminando, sin duda, uno de los ciclos más impresionantes y felices en la historia de este juego llamado futbol. La competencia de cada semana -en ocasiones de cada tercer día- entre uno y otro que elevó en el nivel de ambos -los hizo mejores, sin duda- y también llenó la cancha de parajes memorables para el aficionado, un aficionado nuevo, global, inmerso en las nuevas tecnologías y en las redes sociales que era capaz de llevar las hazañas de los dos hasta niveles mediáticos inconcebibles. Nada, pero nada de lo que Messi y CR7 han hecho en la cancha y hasta fuera de ella, ha dejado de quedar documentado, algo inimaginable en los lejanos días de Di Stéfano, en las memorables jornadas de Pelé y hasta en los escándalos -fuera y dentro del campo- que propiciaba la figura de Diego Armando Maradona.

El final no promete ser tan feliz como lo fueron sus días de esplendor. A Messi le envuelve el tema de su choque frontal con el Barcelona en el verano y la promesa de que dejará al club en los próximos meses y Cristiano tendrá que entender que sus condiciones no son eternas y que no siempre puede estar en los más alto para satisfacer sus necesidades de ser el amo y señor de las tempestades.

Quisiéramos que fueran eternos, pero la eternidad no existe en el futbol. Inevitablemente, Messi y Cristiano se introducirán en un proceso de crespúsculo. Dejarán un vacío difícil de llenar mientras las nuevas figuras del juego tratan de allanar el camino a la gloria. Entraremos, probablemente, en un período de comparaciones. Paralelos entre los propios futbolistas: el Messi de hoy y el de antes -eso ya comenzó- y el Cristiano que no encuentra la misma certeza en la cancha. Habrá, también, asimilaciones entre estos dos fantásticos jugadores y los que vienen en camino: Mbappé, Jadon Sancho, Trent Alexander-Arnold, Vinicius, Fati y otros más que alientan la nueva generación.

Es una pena. Messi y Cristiano se agotan. Disfrutemos de las últimas gotas de una cosecha exclusiva de champagne que el futbol podría no ver en otros 30, 40, 50 o 100 años.

@Faitelson_ESPN