Y Pumas lo tiene de sobra, impregnado en su camiseta…Y Cruz Azul lo perdió en algún momento de su alguna vez memorable historia. Esa fue la diferencia el domingo por la noche en el Olímpico Universitario. Cruz Azul volvió a sus titubeos, a sus miedos, a sus vacíos, a su 'esquizofrenia futbolística' mientras Pumas se alimentaba de la esperanza y no se rendía nunca, a pesar de que muchos --yo, entre ellos-- los dábamos por 'muertos' después del jueves. El futbol, como muchas cosas en la vida, es un 95 por ciento mentalidad. Lo demás, a veces, sale sobrando. Y a Pumas dio una lección de supervivencia, de garra, de fortaleza y de espíritu. Y con eso, le bastó…
SAN DIEGO, California.- El tamaño de la hazaña de Pumas es diametralmente opuesto al tamaño del fracaso de Cruz Azul. Pero no fue el futbol lo que marcó el rumbo de la noche en el Olímpico Universitario. Fue algo más…
Pumas salió a jugar con el espíritu que entendió que no tenía Cruz Azul. Y esa fue la principal diferencia entre uno y otro. Universidad comprendió desde el inicio cómo debía jugar este partido. Cruz Azul fue un 'zombi', atado a su larga historia de complejos y parajes vergonzosos. Fueron cuatro porque Pumas necesitaba hacer cuatro. Si hubiese necesitado 5, 6 o 7, también lo habría hecho. Hemos vuelto a corroborar que el futbol es una parte mínima de táctica, de técnica, de talento y que solo la mentalidad es capaz de establecer distancias en el campo de juego. Y en ese sentido, Pumas abusó de Cruz Azul.
El poder de la mente nunca debe ser subestimado en el futbol. Lo hice yo, lo hicieron cientos y miles que habían asegurado que la eliminatoria estaba decidida. Y para que ocurra todo lo contrario, solo debe aparecer un 'personaje' como Pumas, cuya historia está forjada justamente en el espíritu de una camiseta indomable y otro 'actor' como Cruz Azul, lleno de miedos, inseguridades y atado a un cuento tenebroso de que en los momentos más impredecibles muestra su esquizofrenia futbolística y se cae, tiembla, desaparece de la cancha y le permite al rival hacer mucho más de lo que cualquiera hubiese pensado.
No hay nada que reclamarle a Pumas. Supo sacudirse el marasmo de los 13 minutos del jueves por la noche en el Estadio Azteca y salió a buscar los goles que le enseñaran el camino hacia la hazaña. Que encontró las facilidades, que tuvo la colaboración del rival, ese es problema de Cruz Azul.
Me declaro totalmente incompetente para saber y explicar qué es lo que le sucede a Cruz Azul. No hay una prueba que científicamente avale los resultados de este equipo ni sus desplomes emocionales --creo que por ahí va el tema, pero no estoy seguro-- que, de pronto, le aquejan y terminan por arruinar sus intentos de romper el ayuno de títulos. Y ha sido un tema de varias generaciones. Por ahí han pasado diferentes dirigentes, entrenadores y futbolistas. Todos se han contagiado de lo mismo: la incapacidad de superar sus propios temores en los momentos más culminantes de la eliminatoria. Trato de entender lo que está sufriendo la afición de este equipo y tampoco puedo dimensionarlo. Cruz Azul ha superado cualquier historia de 'ciencia ficción'.
Un aplauso para Andrés Lillini y para sus futbolistas. Ellos nunca dejaron de creer.
Una nueva lección para Cruz Azul: deja de enfrentar a tus 'fantasmas' y juega libremente a ganar los partidos.
Al final, el futbol fue lo de menos. La jornada se decidió con espíritu, algo que Pumas atesora y que Cruz Azul no tiene…