México llegará a Tokio con la misma personalidad, con el mismo papel que tenía hace casi 10 años cuando se presentó en Londres. Es decir, sin la garantía de nada. El futbol mexicano no está al nivel de las grandes potencias del juego. Es un futbol de "altas y bajas", de "idas y vueltas", de "amargura" y "dulzura". Un día le gana a Alemania, al otro muestra todos sus defectos y traumas ante Suecia. Y al siguiente, "se arrodilla" ante Brasil. Es la historia perene de nuestro juego. Mientras no exista una planeación adecuada, mientras no aparezca un cambio rotundo de mentalidad, mientras el futbol se vea agobiado y presionado por el negocio y la economía, la historia, difícilmente, cambiará. Bienvenidos al futbol de los "milagros inesperados"...
SAN DIEGO, California.- Si Francia es campeón olímpico, es el resultado de la planeación, del trabajo y obviamente del talento de una potencia mundial del juego. Si México es campeón olímpico, es el resultado del esfuerzo, el trabajo y el talento de un equipo e, indudablemente, un "accidente" de la historia futbolística.
Bienvenidos al futbol de los "milagros inesperados".
Hoy, resulta imposible colocar a México como candidato a oro olímpico. Eso hay que dejárselo a las potencias mundiales del juego. Lo del 2012 fue un maravilloso, glorioso e impactante "accidente"... ¿Qué puede volver a ocurrir? Sí, siempre existen los "milagros inesperados"...
No más República Dominicana, tampoco Costa Rica, Estados Unidos u Honduras. Lo que sigue ahora significa competir ante verdaderas potencias del juego: España, Alemania, Francia, Brasil, Argentina, naciones donde el futbol se puede planear de acuerdo a una necesidad histórica y a un talento que, en el plano individual, alcanza con mucha frecuencia los niveles más desarrollados del futbol. Ellos, ganen o pierdan, pueden sentirse "candidatos" a las medallas. México, no. La Selección Mexicana dependerá de formar un buen equipo y de que sus jugadores lleguen en el momento más alto de su curva de rendimiento al evento. Ello, aunado a una concentración absoluta. Soolo eso puede propiciar que México se encuentre ante la posibilidad de acercarse al pódium.
No estoy demeritando a nadie. El futbol en México no está planeado de la manera correcta para pensar en ganar una medalla o un Mundial. Ocurren fenómenos extraños en el camino donde, muy a pesar de las decisiones que toman quienes administran el juego, hay espacio para ganar. Nadie habla del talento. El mexicano lo tiene y de sobra para jugar al futbol, pero nuestro juego se ha planteado de tal forma que la prioridad es ganar dinero antes de obtener logros futbolísticos. La "fórmula" tendría que ser al revés.
En Tokio 2020 (2021), México está más cerca, mucho más cerca de una medalla en clavados, en tiro con arco o en taekwondo que en el futbol. Es un tema de preparación, de planificación, de trabajo. En esas algunas disciplinas deportivas, por citar un ejemplo, México ha hecho una tarea y ha acumulado la suficiente experiencia y regularidad para estar a la par o muy cerca de las grandes potencias. Puede ganar o perder, pero compite. El futbol lo hace de forma intermitente. Un día le gana a Alemania, y a la siguiente muestra todos sus defectos, temores y traumas contra Suecia. Al otro, "se arrodilla" ante Brasil. Esa es la historia de nuestro futbol. O quizá es capaz de ganar no uno, dos mundiales infantiles en un lapso no mayor a seis años y aún así no ha se ha desarrollado plenamente como un productor de futbolistas al nivel y proporción de lo que hacen Brasil, Argentina o Uruguay.
México no es, no puede ser candidato a las medallas del futbol en Tokio. Llegará a la justa olímpica con la misma "personalidad", con el mismo papel que arribó hace casi 10 años en Londres. Aquella vez, sucedió un "milagro inesperado"... ¿Volverá a ocurrir esta vez?