En el sistema de competencia adoptado en los tiempos de la pandemia resalta aún más esa pregunta cuando el futbol mexicano se apresta para distinguir a un campeón. Una vez superado el proceso de reclasificación, un equipo que hizo una temporada por debajo del 50 por ciento de la línea de productividad será incluido en el mismo grupo de otro que tuvo una campaña descomunal y que alcanzó o estuvo cerca de la marca de los 40 puntos. Para decirlo como es: Cruz Azul y América podrían estar, al final, en las mismas condiciones que Chivas y Tigres cuando han cumplido con temporadas completamente disímbolas. ¿Injusticia? Yo no diría eso. Diría que el futbol mexicano, ante la crisis sanitaria, se ha adaptado a una necesidad comercial y al mismo tiempo ha atraído más mediocridad a su cancha...
SAN DIEGO, California.- A partir de que los torneos se volvieron más comerciales que deportivos, el reto del futbol mexicano ha radicado en no confundir la competitividad con la mediocridad. Lo es más hoy, cuando amparados en la crisis que genera la pandemia, los dirigentes de este futbol han decidido cambiar el sistema de competencia.
Y las nuevas condiciones no mienten: no hay ascenso ni descenso y se califican a las finales un total de 12 de 18 equipos que forman parte de la Liga MX. Es decir, los boletos para las instancias donde aspiran -o aspiraban- a llegar los equipos de mayor constancia y calidad se han abaratado radicalmente.
Uno esperaría que Cruz Azul y América, los dos equipos que marcaron el ritmo del campeonato, que presentaron las mejores actuaciones y los mejores números, terminen levantando el trofeo. Eso es probable, pero no tan probable como debería ser. Hay clubes que con 21, 22 o 23 puntos, es decir menos del 50% de productividad en la temporada, están accediendo al repechaje y que, con una noche agraciada o favorable en circunstancias, aspirarán a meterse y respirar en el mismo ambiente que los equipos que mostraron otro nivel de juego y de regularidad.
Entendemos, todos, que la necesidad de la televisión -la fuerza que manda en el futbol mexicano- es imperiosa para tratar de recuperar los dineros perdidos durante esta crisis sanitaria. El repechaje es una forma de darle herramientas de recuperación. Y nadie puede estar en contra de ello. Lo que podría estudiarse es un método para proteger más a los clubes que han mantenido el espectáculo del juego durante la temporada de 17 fechas. No me parece justo, dicho esto con todo respeto, que Cruz Azul y América sean colocados en el mismo espectro que Chivas o que Tigres que han cumplido con una temporada mediocre. Vamos a darle su lugar y a tratar de proteger a lo que se preocuparon por mantener un nivel desde la fecha 1 del campeonato y no a quienes apretaron al final y se metieron en la lucha por el título.
No hay ochos clubes -hablando de lo que será la liguilla- que estén en el mismo nivel competitivo y, mucho menos hoy, cuando "el filtro" se ha ampliado más allá de la media tabla de competencia, donde sobra, insisto, la medianía y la penuria futbolística.
La liguilla y las injusticias de la liguilla no son una historia nueva en el futbol mexicano, pero al existir este repechaje, esta ampliación de "candidatos" a pelear por el título, se garantiza que habrá una disminución en el nivel de juego y que podría prevalecer la injusticia para un club que se ha esmerado en hacer una campaña de 40 puntos y que podría quedar eliminado, en una serie "a matar o morir", ante un equipo que apenas rebasó los 20 puntos.