LOS ÁNGELES -- Fue como una fiesta de Bautismo. Con la cuadrilla de payasos llegada desde Nigeria. Y el festejado, Rogelio Funes Mori, se sumergió en la pila bautismal apenas a los cuatro minutos. México 4-0.
Perplejos, como conejos lampareados, distraídos, entumecidos, la versión emergente y apantallada de las Súper Águilas Verdes, se atragantó dos goles en los primeros cuatro minutos, y el partido dejó de tener interés, utilidad, atractivo, emociones y calidad.
Fue un partido de desperdicio. Absolutamente. Tras el 2-0 (Héctor Herrera al '2 y Funes Mori al '4), la pachanga fue evidente en la cancha del Memorial Coliseum. Celoso, por no poder vulnerar a la pintoresca y frágil Nigeria, organizada al vapor, Hirving Lozano le puso empeño a tratar de marcar, en una obsesión con la que cargó al medio tiempo.
Aparecieron, sin embargo, expresiones individuales por parte de algunos jugadores mexicanos. Obviamente, con los adversarios en plena somnolencia, los tricolores disponían de tiempo y espacio para lograr plantarse con facilidad en la periferia de los dominios del arquero Bobo Nwabali.
Fue así que con un adversario desordenado, esforzado, mientras los músculos aguantaban, México terminó por involucrarse en la desidia y en olvidarse totalmente de las pretensiones estratégicas que debió haber urdido Gerardo Martino.
En la segunda mitad, los nigerianos ya hicieron más compacta su formación, y entregaban cancha y balón a una selección mexicana cómoda y acomodada, sin prisas ya, e interpretando la implícita rendición de los visitantes.
En el regreso del descanso, se genera el 3-0 rápidamente. De nuevo Chucky Lozano aparece en el área, le anticipa Nwabali, pero su despeje es un regalo frontal a la llegada de Héctor Herrera, quien sin marca, sin estorbo y sin arquero, sentencia el 3-0.
Para confirmar ya que el encuentro de preparación se convertía en un guateque sin utilidad competitiva para nadie, Gerardo Martino hace tres cambios de golpe y porrazo a los 65 minutos, precisamente aprovechando que coincidió en tiempos con tres jugadores nigerianos tirados en la cancha, víctimas de calambres: Efraín Álvarez (Tecatito Corona), Orbelín Pineda (Funes Mori) y Jonathan dos Santos (Héctor Herrera).
El comentarista de 'Futbol Picante' fue crítico con el rival de la Selección Mexicana, tras la goleada sobre el equipo africano.
La embaucada y engatusada afición terminó decepcionada, pero al menos no intentó desahogar su frustración con #ElGrito, y resignándose a las limosnas que había organizado SUM con este encuentro, al que forzó finalmente a que compareciera el entrenador de la ni Súper ni Águilas nigerianas, el alemán Gernot Rhor, quien había jurado y perjurado que no pensaba desplazarse a Los Ángeles.
El 4-0, entre la desarticulada y modorra defensa nigeriana, lo sentencia Jonathan dos Santos, aprovechando el pase que puede organizar con toda libertad Erick Sánchez, mientras Chucky Lozano perdería el quinto, encaprichado en hacer su gol, en un egoísmo enfermizo.
Por lo pronto, México ya conoce las opciones para abrir la Copa Oro el 10 de julio. Este martes, el ganador del repechaje conkakafkiano entre Guyana Francesa y Trinidad y Tobago, irá al Grupo A del Tri, complementado por Curazao y El Salvador.
México es el máximo ganador de la Copa Oro con 11 títulos, mientras que Estados Unidos totaliza seis, por tres de Costa Rica.
La más reciente coronación del Tri fue en 2019, venciendo a EE.UU. con gol de Jonathan dos Santos, en el Soldier Field de Chicago.