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A México, la pesadilla se le convierte en ensueño: Honduras

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Huerta 'Me hubiera gustado más Qatar, porque es el que mejor juega al futbol' (2:00)

Héctor Huerta destacó la cualidades en el trato del balón del equipo qatarí (2:00)

La fatalidad despliega su bipolaridad: se ensaña con Honduras y termina bendiciendo a México. Al menos cuatro bajas clave entre los catrachos para enfrentar al Tri en los Cuartos de Final de la Copa Oro.

Honduras llega desmantelado a esa cita. El técnico Fabián Coito con COVID-19 y la selección con la columna vertebral fracturada: Maynor Figueroa, Diego Rodríguez y Romell Quioto, en riesgo de perderse la batalla, pero llega lastimado, no desahuciado.

Entre las penurias de México, tras sufrir en el segundo tiempo ante El Salvador y la lesión de Hirving Lozano suaviza sus atribulaciones al ver abarrotado el hospital de sus próximos rivales. El juego que parecería normalmente una pesadilla, con tantas bajas catrachas se convierte en ensueño.

Los centroamericanos pagaron caro su pecado de desdén. Menospreciaron al invitado y Catar plasmó su venganza en el marcador: 2-0. Ahora, los fastuosos organizadores del Mundial 2022 se miden a El Salvador.

Un balazo de Homam Amhed para el 1-0 a los 25 minutos estremeció a los hondureños y la desgracia siempre llega con comitiva maligna. Quioto acusa dolor en el muslo y entra al relevo Jerry Bengston. Sufren los catrachos para recoger los pedazos de sus pecados de soberbia.

Catar tendría el 2-0, pero Akram Afif pone su propia dosis de petulancia y en alarde absoluto de sangre felina, Buba Fernández ataja el disparo y, además el, contrarremate.

En un baño de fe, Honduras se rebela, pero las arpías siguen agazapadas: Figueroa sucumbe, pide su cambio y está casi descartado. Marcelo Pereira entra y no desentona. Harían los catrachos, en el segundo tiempo, méritos suficientes para conseguir el empate que les habría reinstalado el liderato del Grupo D y enviado a la vieja rivalidad con los salvadoreños, pero con su buena voluntad sólo empedraron el camino al infierno.

Ciertamente, el receso del medio tiempo debió estar cargado de reprimendas y exigencias en el vestidor hondureño. El asedio fue intenso. Cercó a Catar, que se sintió cómodo, por otro lado, bajo el ejercicio de ensayar contragolpes.

Con el control absoluto del balón, bajo el riesgo de una embestida con el vértigo catarí, los centroamericanos se quedaron en la orilla de un empate y el motor, la rabia, no era un temor por enfrentar a México sino la sensación de la dignidad herida tras la displicencia con la que recibieron a los cataríes.

Con 48 horas más de descanso, México recuperará la salud absoluta de sus jugadores y tendrá, a partir de este miércoles, la posibilidad de escudriñar en la cartografía táctica de Coito y su equipo. Es evidente que Gerardo Martino enfrentará a una Honduras muy distinta de la que planeaba.

Quedan, sin embargo, los antecedentes. Catrachos y mexicanos han protagonizado épicas batallas. Sus enfrentamientos en Copa Oro y eliminatorias tienen voluminosos pasajes de sangre en ebullición.

Además, el mismo biotipo del jugador hondureño suele ser el que más se complica para el Tri y, seguramente, Coito buscará el artilugio tecnológico, por si hiciera falta, para recordárselo a sus jugadores en la arenga previa al partido.

¿Catar? Sus sensaciones siguen siendo agradables. El entrenador Félix Sánchez mejora, a cada partido, los vestigios de ese estilo catalán, horneados de acuerdo a las buenas hechuras de sus futbolistas.

Así pues, México ya conoce a su adversario en Cuartos de Final. No era el que más deseaba, pero llega en las condiciones más deseables, con cuatro ausencias sensibles. La pesadilla que representaba Honduras, hoy no le quita tanto el sueño a Gerardo Martino.

Sin embargo, y El Tata lo sabe bien, el exceso de confianza en el futbol tiene esa azufrosa pestilencia a suicidio.