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"No a la incompetencia", juró Amaury, el hoy alcahuete de los incompetentes en Chivas

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Sobre el 'Fuera Vuce': 'Siento impotencia porque el equipo no está respondiendo' (0:34)

Víctor Manuel Vucetich analiza la derrota en conferencia de prensa (0:34)

LOS ÁNGELES -- #FueraVuce regurgita la afición de Chivas. El aludido, el ex Rey Midas, no piensa renunciar. Se ampara en el espejismo de un 2-0 sobre Puebla. En un arranque de cinismo podría decir: “Estamos en zona de repechaje”. Claro, a expensas de un Pachuca que tiene pendiente (3 de noviembre) su juego ante San Luis.

Víctor Manuel Vucetich vuelve a culpar al arbitraje. Luego de más de 100 minutos de desorden, de miseria futbolística, de incoherencias tácticas ante el León (0-3), pretende lavarse las manos, ensangrentadas de incompetencia, con los nazarenos.

Los mal llamados #ChillaHermanos berrean como astados en celo. #FueraVucetich es el balido en el establo Akron y en las redes sociales. El ex Rey Midas juega su papel de víctima: deja todo en manos de la directiva.

La afición increpa a los jugadores (“¡pocos güe..!”), que reaccionan como lo hacen en la cancha, con desdén, con displicencia, con pereza, con el valemadrismo propio del que pasa de muerto de hambre a abotagado de gula. “Sírveme otro vodka con tamarindo” y que “toque más fuerte La inolvidable banda agua de la llave”.

Vucetich enloquece y quiere jugar a Frankenstein, pero sus Chivas se parecen más al Señor Cara de Papa de Toy Story que a un equipo de futbol. Nada cuadra, nada se acomoda. La anatomía perfecta del ridículo.

Cierto, el futbolista del Guadalajara es responsable. Es tan torpe, que sólo juega cuando tiene la pelota. No tiene lectura de partido. No intenta, no crea, no inventa. Cuando mataron su hambre, mataron al niño que jugaba al futbol. Hoy es un burócrata facineroso en calzoncillos que denigra la historia de un uniforme.

Algo es irrefutable: si después de tantos meses el ex Rey Midas no ha hecho funcionar al equipo, no ha impuesto su ley, su forma de juego, sus pretensiones tácticas (si es que las hay), su autoridad, ya no lo hará. Es imposible.

Si un año y una semana después de tomar el mando del Guadalajara no ha conseguido sus objetivos, sus obligaciones, sus ilusiones, debe ser honesto y reconocer que ha fracasado.

Pero, queda claro, Vucetich no va a renunciar. No sólo por el finiquito, sino porque sería una humillación absoluta reconocer la dimensión del fracaso. Nada es más doloroso que la burla detrás del espejo.

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Análisis Picante: ¿Guadalajara está en crisis?

Jorge Pietrasanta y Paco Gabriel de Anda anlizan la caída de Chivas

Lamento decirte, Víctor Manuel Vucetich, que has perdido esta batalla. Te dejo una pregunta, Vuce: ¿quién es más cobarde: el que muere de miedo, el que muere con miedo o el que muere por miedo?

Y más allá de la innegable e insoslayable culpabilidad de Ricardo Peláez, sus estampitas, sus amenazas en ruedas de prensa, y sus compras fallidas, el fracaso estercola a Amaury Vergara, quien el 23 de abril de 2019 lanzó un juramento, hecho trino, en Twitter:

“A la afición: lo que nos pasa es inaceptable. Estoy haciendo lo necesario para transformar y revolucionar la institución, y no habrá tolerancia a la incompetencia. Pronto conocerán los cambios. Defenderé la tradición y nadie estará por encima de los valores de @Chivas”, escribió Amaury.

Pero, la incompetencia ahí sigue, Amaury, y tú eres su abanderado, su alcahuete, su pérfido mecenas. La reflexión rabiosa de Jorge Vergara --la retraigo por enésima ocasión--, se convierte en tu heráldica: “niños caguengues”.

Porque es evidente que al dueño, un parapeto de papel, le tiembla la mano ante el cinismo de los jugadores, el descaro de Vucetich, y el silencio cómplice de Ricardo Peláez, quien agotó el santoral fallido de su fe.

Esta noche de miércoles, en la supuesta fortaleza rojiblanca, Chivas confesó indecorosamente todos sus pecados. Hay errores posicionando jugadores y asignándoles tareas que les desagradan; y estos se rebelan con una apatía, con una indolencia, con una irresponsabilidad desvergonzada que termina por gestar una humillación mayúscula, ante un León que apenas está en gestación.

Graves errores individuales en este 0-3 envenenado. Al frente y en el fondo. Defensas frágiles y todavía la lotería de Vucetich, para encontrar un portero confiable, cuando de los dos mimados, agrandados y soberbios en pañales, que tiene en el puesto, ninguno podría custodiar, siquiera, el sepulcro abandonado de su condición de Rey Midas.

#FueraVucetich el estentóreo gemido de la tribuna, este miércoles por la noche. Pero, ¿son menos indignos de estar en Chivas esos jugadores, toda esa caterva de irresponsables? Pero, claro, uno o dos golecitos ante menores de edad en Juegos Olímpicos y Preolímpicos, y los ignaros aficionados rojiblancos caen de hinojos para besarles los pies.

Porque sí, porque Jorge Vergara también lo detectó, pero nunca lo dijo: en la tribuna también hay uno que otro “niño caguengue”, que por mimar al futbolista, lo pervierte aún más.

¿Y el fin de la incompetencia, Amaury, para cuándo? Hay que recordar que el resto de la familia Vergara ya se hartó de que el júnior mame de la ubre de OmniLife, y escupa del buche para que trague Chivas.