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Chivas y América: a "sana distancia"...

David Faitelson ESPN

La “temporada de estufa” calienta un trueque entre América y Chivas. Sebastián Córdova a cambio de Uriel Antuna. El sólo hecho de manejarse, ya parece oponerse a un sentido de identidad y de orgullo que, sin estar escrito o ser oficial, existe y debe prevalecer entre ambas instituciones. No es el mensaje adecuado para el aficionado que se emociona, sufre y goza con lo que sucede en el club de sus amores. El América puede buscar un volante ofensivo como Antuna en el mercado extranjero, y Chivas no puede llevar a sus filas al número “10” del América, que además es señalado como una de las últimas “joyas de la cantera” en Coapa. Los valores están, o deben de estar, por encima de cualquier interés futbolístico o comercial. América y Chivas, como lo marcan los tiempos, a “sana distancia”, mucho mejor…

SAN DIEGO, California.- No se puede, o mejor dicho, no se debe. Hacerlo es como pisotear tu historia y su tradición, y atentar contra el propio equilibrio del futbol mexicano.

Y no se trata, solamente, de un atentado contra “el romanticismo” del juego, que generalmente es vulnerado y vuelto a vulnerar sin reparo. Es, o sería también, un mensaje equivocado contra la parte más importante y pura de la industria del futbol: la pasión, la creencia del aficionado que la rivalidad existe, que es auténtica y que jamás se pondrá en evidencia.

Chivas y América lo saben bien: no pueden (no deben) hacer negocios, no pueden (no deben) intercambiar jugadores, no pueden (no deben) establecer lazos que vayan más allá de una seria y cabal rivalidad futbolística. El aficionado que compra el boleto, la camiseta o que enciende la televisión, no espera otra cosa de ellos. Es una forma de castidad, lealtad, pureza y compromiso.


El América necesita un volante por derecha, pero no puede (no debe) “sacrificar” a Sebastián Córdova, señalado por muchos como la ultima “gran joya” de la cantera, que parecía etiquetado para seguir los pasos de Diego Lainez y tratar de jugar en el siguiente nivel del juego. El América tiene la ventaja de poder buscar en el mercado extranjero las soluciones que requiere Santiago Solari de cara al siguiente torneo. No puede (no debe) hurgar en lo que tiene su acérrimo rival. Y Chivas sabe que, quizás, el cambió por Uriel Antuna le beneficiaría en la cancha, que está urgido de un futbolista mexicano de calidad, que no sobran en el mercado, pero no puede (no debe) dar un paso que vaya en contra de su propia identidad.

He ahí el dilema en el que parece encontrarse la “temporada de estufa” que comenzó tan pronto los dos clubes más populares del país quedaron eliminados de toda competencia. Puede que los nuevos tiempos le den poca valía a la rivalidad, al antagonismo deportivo como tal, pero no es algo para tomarse a la ligera. Hay que cuidar las tradiciones y los valores. Se puede, más no se debe.

Gerard Pique, el capitán del Barcelona, enaltece a los pocos románticos que quedamos en el futbol con esta frase: “Prefiero morir antes que jugar en el Real Madrid”. Quizá esté llevando la situación a un nivel de exageración. Esto nada tiene que ver con la vida y la muerte. Es sólo un juego de futbol, pero nos alienta en el sentido de que hay quienes siguen creyendo que en el futbol hay valores de identidad que no pueden violarse.

@Faitelson_ESPN