<
>

¿Atlas vs. León? No se engañe, no es una Final matapasiones

play
¿Merecido el boleto a la Final de la Liga MX para Atlas y León? (2:10)

Los expertos de Futbol Picante analizan la derrota de Pumas ante el equipo rojinegro. (2:10)

LOS ÁNGELES -- Un duelo perfumada de nostalgia. León y Atlas definirán al campeón del Apertura 2021, pero no se engañe. No es una Final que despierte pasiones.

Hace años, muchos, por cierto, estos juegos bufaban frenetismo y un futbol exquisito. Esta versión, la versión en tiempos de post-pandemia, no goza de aquellos aromas de rivalidad y pureza futbolística, pero más allá del desarraigo demográfico, la mejor expresión de este León y la mejor expresión de este Atlas deberán alcanzar para desatar expectativas y expectación.

Insoslayable es la tirria entre sus propietarios. Jesús Martínez, con su hijo como albacea, ha sido casi desterrado del futbol por algunos movimientos tras bambalinas de Alejandro Irarragorri. Pública y poco elegantemente se han escupido el desprecio mutuo. Grupo Pachuca versus Grupo Orlegi.

Ojo. Si estos milicianos del odio y de formas poco ortodoxas en busca del control del futbol mexicano se unieran –lo cual es imposible--, mucho podrían hacer juntos por la causa que dicen defender y en verdad aniquilan. El balompié nacional ha sido un damnificado de su disputa.

Con Ángel Mena como su arcángel de la guarda, León deberá llevar el gasto de la propuesta en esta Final de la Liga MX. Atlas se siente más cómodo con el recato como forma de juego, pero si el adversario concede ventajas o cede terreno, lo lacerará, como amenazó con hacerlo en el primer tiempo de este domingo ante unos Pumas desconocidos.

Los Zorros están de fiesta. Setenta años de ayuno y vigilia. Hoy, con una versión casi apócrifa de lo que fueron sus venturosas y fascinantes épocas de los #NiñosCatedráticos, #LaAcademia y #LosAmigosDelBalón, presenta un cuadro práctico, pragmático, muchas veces soso, pero efectivo.

Entiéndase que lejos de justificar su forma de juego y dos pasajes bochornosos de Diego Cocca, “El Guardiola de América”, cuando fue presa de pánico ante el América y ante Chivas, a pesar de tener esa vez dos hombres más, lejos de ellos, se comprenden los momentos.

Ocurrió con Cruz Azul. Eligió poner fin a su ayuno, renunciando al espectáculo, a aquella propuesta ofensiva tan generosa de sus años luminosos. Hoy, el Atlas se ampara con el mismo mantra de la desesperación: tratar de ser campeón como sea, con todos los recursos o artilugios que se pueda.

Está dicho y los tiempos lo confirman: el fin justifica todos los medios y todos los miedos.

Si para romper una agonía de 24 años era válido, imagínese usted para poner fin a una jornada luctuosa de 70 años.

¿El arbitraje de Pérez Durán y sus auxiliares del VAR sentenciaron a Pumas? Ciertamente cabía una sanción por la acción de Anderson Santamaría, pero el único que sabe si había intención de deformarle la nariz a Dinenno es el propio zaguero peruano y sus habilidades primitivas para realizar una rinoplastia sin anestesia.

Se mencionaba en Twitter que habrá mal pensados que gesten un complot por el hecho de que José Riestra sea presidente del Atlas y su hermano, Íñigo, secretario general de la FMF, y ambos apadrinados por la desinteresada amistad –llamémosle así-- entre Alejandro Irarragorri y Emilio Azcárraga Jean. No se ría, por favor.

La Final tiene cierto guiño de justicia deportiva. La jugarán el segundo y el tercero de la Tabla. Ciertamente, gran parte de la demografía futbolera de México y de Estados Unidos buscará otras alternativas de distracción.

Desaparecidos los equipos más populares y los patriarcas del morbo (América y Chivas), terminará por ser un desenlace que sólo incita por particulares sensaciones: el futbol agradable del León y ese sentimiento casi maternal, por ver al paria de 70 años poner fin a su esclavitud de fracasos.

Ojo. No es que sea una Final mata pasiones, porque para quien disfruta el futbol por su esencia y no por el momento climático de una camiseta, encontrará atractivos suficientes, especialmente, obvio, en el juego de vuelta cuando sea bajo la ley de la selva, a matar y morir.

¿Y el arbitraje? Ya se sabe: tradicionalmente visten de negro porque saben que habrá un crimen y luto en la cancha y si no ocurre por la naturaleza del juego, ellos son bastante creativos.