Erislandy Lara
Maddie Meyer/Getty Images
Cada día se hace más y más difícil escribir sobre el futuro de los púgiles cubanos. Es recurrente que esté adherido al silencio y a la frase "pronto llegarán grandes combates, pero no puedo adelantar nada".

La teoría del apóstol cubano José Martí de que "en silencio ha tenido que ser, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas...", llevada al extremo. Lastimosamente el grueso de los profesionales antillanos está envuelto en esta odiosa dinámica. Y lo peor, poco beneficio han sacado haciendo mutis.

La realidad golpea. Salvo las dos victorias por nocaut de Luis Ortiz (25-0-0, 22 KOs) sobre Bryant Jennings (19-2-0, 10 KOs) y Tony Thompson (40-7-0, 27 KOs), y la derrota de Sullivan Barrera (17-1-0, 12 KOs) contra Andre Ward (29-0-0, 15 KOs) en marzo pasado, ningún natural de la mayor de las Antillas ha logrado en los últimos seis meses un encuentro sustancioso, tanto en lo deportivo como en lo económico.

Ni siquiera Erislandy Lara (22-2-2, 12 KOs), quien había accedido a las mejores combates -Paul Williams, Alfredo Angulo, Austin Trout, Saúl Canelo Álvarez-, ha podido encontrar un rival al nivel que él ostenta en la actualidad, donde un gran por ciento de los especialistas le consideran el mejor peso súper welter.

Su presente está atado al armenio Vanes Martirosyan (36-2-1, 21 KOs). El único atractivo de este emparejamiento, pactado para el 21 de mayo en Las Vegas, estriba en despejar la controversia que provocó el empate entre ambos hace cuatro años. Nada más.

Dice un refrán de la sabiduría popular que "para atrás ni para coger impulso". Pero la contienda de Lara con Martirosyan representa no uno, sino varios pasos en retroceso.

Si bien el púgil de 33 años se mantendrá en activo, algo de lo que adolecen una buena cantidad de sus compatriotas, su oponente ocupa un discreto puesto 15 en el escalafón de la AMB y el quinto en la Organización Mundial de Boxeo (OMB). O sea, en un caso había otros 14 boxeadores con más rango para enfrentar y en el otro 4. Ni hablar que ni siquiera aparece en el ranking de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y el Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

El cinturón de campeón de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) debería representar suficiente atractivo para tentar a los campeones de las distintas organizaciones que rigen el boxeo rentado: Jermall Charlo (FIB) y Liam Smith (OMB), el fajín del CMB está vacante.

Desafortunadamente en este deporte varios de sus protagonistas, guiados por sus promotores, priorizan un puñado de dólares por encima de una faja de campeón.

Tampoco ayuda a la consecución de buenos rivales el estilo elusivo de Lara que ciertamente hace lucir mal a los contrarios, tal y como hizo con Canelo Álvarez, pero le cierra las puertas a futuras confrontaciones. Al menos así sucedió con el tapatío que junto a Oscar de la Hoya clausuró con cerrojos la posibilidad de revancha a una pelea que la merecía.

En medio de esta situación Lara tropieza con los problemas del Premier Boxing Champions (PBC) del manager Al Haymon, quien ha tenido que reducir la serie por perdidas económicas y ya es un hecho que será más selectivo. En la pelea contra Martirosyan tendrá, y uso el imperativo con toda intención, que ser avasallador para llenar los ojos de Haymon y opacar a los hermanos Charlo (Jermell y Jermall), los cuales también pelearán en esa velada. Jermall defenderá su título FIB ante Austin Trout y su hermano Jermell disputará el cinturón vacante del CMB frente a John Jackson.

Un desliz o una demostración gris sería el fin del sueño americano para Lara. Su entorno lo tiene claro. "Lara está en una verdadera encrucijada, pues su futuro en gran parte dependerá de la actuación que tenga este 21 de mayo ante Vanes", dijo una fuente cercana al interior de su equipo al colega Salvador Rodríguez.

"Él está consciente de que la pelea no sólo es con Martirosyan, es también con los hermanos Charlo porque ellos son los que tienen ahora la atención de Haymon, y si no luce bien, si no impacta como necesita, podría quedarse rezagado en la batalla por tener fechas y más peleas grandes", añadió la misma fuente. "En la medida en que no mejoren las cosas, si Lara se mantiene como campeón pero no brilla, entonces va a tener que acostumbrarse a pelear menos o ver menos ingresos, es por eso que esta pelea es fundamental para él y su futuro, sabemos que va a ganar a Lara, pero ahora es el cómo lo que importa, si esa noche logra llevarse la atención sobre los Charlo, habrá dado un paso bien importante hacia un futuro brillante".

¿Qué le depara el futuro a Lara? En sus puños y su actitud está la respuesta a esa interrogante.

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