Bob Levey/Getty ImagesEl juego de muchos ponches y gran poder de Joey Gallo lo convierte en uno de los protagonistas del presente.
SAN LUIS, Misuri - Los números conducen los cambios que se producen en el béisbol y los números son indisputables.

Hecho: Un pitcher abridor que se enfrenta a una alineación por tercera o cuarta oportunidad experimentará un declive en su nivel de desempeño, por lo general. Como resultado, los abridores son retirados de los partidos más temprano que nunca.

Hecho: Los pitchers relevistas están lanzando a mayor velocidad que nunca, disminuyendo las oportunidades de los bateadores de poner la pelota en juego.

Hecho: Al dificultarse la posibilidad de generar hits contra mayores velocidades y formaciones defensivas especiales, los bateadores están haciendo swing de forma más agresiva, con mayores ángulos de salida, haciendo un esfuerzo para levantar la pelota. Esta forma de trabajar está generando una mayor cantidad de jonrones y, aparentemente, acelerando las cifras de ponches.

Algunos ejecutivos que han seguido los números y contribuido ya diseñar los dramáticos cambios a este deporte no muestran objeciones a los swings grandes, elevados inmensos y ponches al aire. "No tengo problema con ello", nos indicó el otro día un oficial de un equipo. "Sólo estamos tratando de adaptarnos a la situación y ganar partidos".

Sin embargo, muchos ejecutivos de las Grandes Ligas aborrecen el monstruo de Frankestein que los números y la ciencia han ayudado a crear, en un desfile de duelos entre lanzadores de relevo y bateadores que cada vez más muestran poder excesivo. "Lo detesto", dijo un evaluador de alto nivel. "No es tan divertido de ver".

Gracias a la aplicación del análisis estadístico en situaciones competitivas, la presencia de los pitchers abridores en los partidos se ha reducido, junto con sus cargas de trabajo y su relativa importancia. Hace 15 temporadas, 44 lanzadores abridores sumaron 200 o más innings. El año pasado, apenas 15 pitchers lograron trabajar por lo menos 200 entradas.

Por el contrario, hay más pitchers con apariciones más cortas e increíbles velocidades. Los maratonistas del béisbol (aquellos pitchers abridores que han debido desarrollar una estrategia a fin de enfrentarse a una alineación por tercera o cuarta ocasión) se convierten en una especie cada vez en mayor peligro de extinción, reemplazados por relevistas a quienes se les pide lancen tan fuerte como puedan por un inning, quizás dos, siendo entrenados y desarrollados para dicha tarea. Están pitcheando más fuerte que nunca.

"Antaño, cuando se veía a un relevista alcanzar 100 millas por hora, era algo importante", dijo un oficial de la Liga Nacional. "La gente metida dentro del mundo del béisbol hablaba al respecto. Ahora, verán que cierto relevista del cual nunca hemos oído mencionar sale del bullpen pitcheando a 100 millas por hora todos los días".

Si están pensando que eso es una exageración, consideren entonces el número total de pitcheos lanzados sobre las 98 millas por hora año tras año, cifra suministrada por Sarah Langs de ESPN Stats & Information:

2009: 4.618
2010: 5.363
2011: 4.766
2012: 6.115
2013: 6.026
2014: 7.080
2015: 10.099
2016: 11.451
2017: 17.192
2018: 2.139 (a ritmo de terminar con una cifra superior a 20.000)

El incremento en la velocidad implica menor tiempo para que los bateadores puedan reaccionar en su labor de intentar chocar con la pelota y por ello, naturalmente, la cifra de ponches se ha incrementado de forma dramática. En 2009, cuando el número de pitchers que lanzaban a vertiginosas velocidades comenzaba a aumentar, 82 bateadores alcanzaron a sumar por lo menos 100 ponches. En la pasada campaña, 140 toleteros llegaron al umbral de los 100 abanicados.

Con los cambios defensivos haciéndose más frecuentes, los bateadores (muchos de ellos alentados por sus respectivas organizaciones) están buscando hacer que la pelota cruce el aire, pase sobre los infielders, con las esperanzas de que puedan elevarla por encima de los jardineros también. He ahí la razón por la cual el ángulo de salida se ha convertido en un tema digno de registrar (y expresado) mediante la recolección de datos. Según Statcast, el angulo de salida promedio se ha incrementado de forma significativa durante las cuatro temporadas anteriores, a medida que los bateadores han adoptado esta estrategia, ascendiendo de los 10.1 grados de 2015 a 10.8 (2016) hasta 11.1 (2017) y los 11.8 grados registrados como promedio en la presente campaña.

La cifra total de jonrones se ha catapultado en 2017, con 117 bateadores sumando 20 o más cuadrangulares, número muy superior al registrado en 2001, durante el apogeo de la era de los esteroides, cuando 88 bateadores sumaron 20 o más jonrones; superando con creces a 2011, cuando 68 toleteros lograron batear más de 20 bambinazos.

Los promedios de bateo en todo el béisbol siguen cayendo, disminuyendo así el número de rallies sostenidos y quizás, alimentando el deseo colectivo de los bateadores de enviar la pelota para la calle y en consecuencia, aumentando la frecuencia de ponches.

"Parece que esta temporada, todas las noches, recibimos una notificación en el teléfono de que alguien tiene un intento de no-hitter vivo en el sexto inning", dijo un empleado del Busch Stadium el sábado.

Su tesis tiene fundamento. Según la data de Langs, se han producido 16 intentos de no-hitters de por lo menos seis episodios el presente año. Hubo un total de 24 intentos de partidos sin hit que llegaron al sexto inning durante toda la temporada 2017.

El producto que Major League Baseball nos presenta está cambiando rápidamente. Los pitchers abridores con estatus de ases dominaron durante mucho tiempo los argumentos que manejaban para vendernos este deporte, y el relato para persuadirnos a comprar boletos. Durante muchos años, la parte superior de cada comunicado de prensa enviado por los equipos incluían una lista de abridores probables, dándole así el hábito a sus clientes de revisar los posibles enfrentamientos. Si la lucha libre profesional nos presentaba a Andre the Giant y a Hulk Hogan vs. Ric Flair, el béisbol nos ha presentado, en su intento de presentarnos a este deporte como un cuento, a Koufax contra Marichal, Gibson versus Seaver, Jack Morris contra John Smoltz, Bumgarner contra todos quienes le desafien. El Gran Tren. El Expreso. La Gran Unidad. El Cohete. Pedro. Maddux.

Cuando Jane Leavy escribió su biografía de Sandy Koufax, utilizó su juego perfecto pitcheado en 1965 (el último de los cuatro encuentros sin hit de su carrera) para estructurar la narración, una decisión brillante que tenía sentido. Fue el mejor partido de la dilatada trayectoria del pitcher.

Ahora, resulta poco probable imaginarse que alguien escribirá un libro sobre el partido sin hits que los Dodgers lograron ante los Padres el viernes. Muchos equipos impondrán récords internos de la franquicia en ponches este año, o por lo menos así parece ser. Sin embargo, San Diego es líder de la industria en ponches, con 337 en 33 encuentros. A fin de colocar esa cifra en perspectiva, recuerden que Randy Johnson es líder de todos los tiempos en promedio de ponches por cada nueve innings, con 10.6. Los Padres de 2018 promedian 10.2 ponches por encuentro.

Luego de ver que los pitchers de los Dodgers abusaron de los Padres en la noche del viernes (el lanzallamas Walker Buehler dominó por espacio de seis innings, seguido por un trío de relevistas), de alguna forma parecía inevitable considerar su irrelevancia. "Cien por ciento", dijo un evaluador tras la conclusión del cotejo. "Significa literalmente nada y será olvidado rápidamente".

Debido a los cambios que sufre el proceso de desarrollo de peloteros, gracias a la influencia cada vez más marcada del uso del análisis estadístico, no queda claro si los posibles herederos del legado del "as del pitcheo" podrán alcanzar a plenitud el mismo estatus de otros tiempos y ser considerados como el proximo Bumgarner, Pedro o Randy Johnson. Los prometedores lanzadores jovenes se encuentran limitados en cuanto a la cantidad de innings de labor a medida que avanzan en ligas menores a fin de proteger sus brazos. Una vez llegan a Grandes Ligas, están siendo utilizados de forma más conservadora, con mentores que los sacan de acción una vez que empiezan a sufrir traspies en su tercer enfrentamiento contra una alineación.

Si los ases del pitcheo siguen desapareciendo, entonces, surge una pregunta cada vez más importante: ¿Quién asumirá su lugar como argumento para vender boletos? Un ejecutivo indicó que, quizás, la nueva dinámica de los pitchers en este deporte es personificada por Josh Hader, de los Cerveceros de Milwaukee, quien suelta rectas, sliders y cambios desde ángulos inesperados y ha ponchado a casi dos terceras partes de los bateadores a los cuales se ha enfrentado este año. Hader es un pitcher que ha generado mucho interés dentro de la industria del béisbol.

Sin embargo, debido a la naturaleza del rol de Hader, sería sumamente difícil poder venderlo a los consumidores del espectáculo de la pelota de la misma forma en la cual se puede vender a un Pedro Martínez, Roger Clemens o Max Scherzer. Hader está reservado para un rol muy específico (lanzar un inning, o dos o tres cuando Milwaukee tiene ventaja en la pizarra) y nadie puede anticipar qué día va a lanzar. Es un arma increíble para ganar partidos en las circunstancias presentes en 2018. En cuanto al negocio del béisbol, se trata de otro pitcher relevista que hace filas en un creciente ejército de lanzadores de relevo: de 14.238 apariciones de relevo en 2009 hemos pasado a 15.657 en la anterior zafra. Actualmete, el béisbol se encuentra a un ritmo en el cual cerrará la temporada con 16.099 relevistas haciendo acto de presencia en los encuentros.

El problema con las actuales tendencias dentro de este deporte, indica un evaluador, es que es difícil poder imaginarse que el béisbol pueda salir de su vorágine actual sin alguna alteración en sus fundamentos. MLB quizás no pueda ser capaz de poder presentar un producto en el cual haya mayor acción y pelotas puestas en juego sin tomar medidas como la disminución de la altura de la lomita, por ejemplo, o aumentar la distancia desde el morrito hasta el home plate o cambios en la zona de strike. "¿Qué tal si hacemos algo que ayude a los bateadores?", nos preguntó.

A menos que eso ocurra, el análisis estadístico seguirá motivando a que se utilice una mayor cantidad de relevistas que lancen a velocidades cada vez mayores, lo cual hará que los bateadores confronten mayores dificultades para hacer contacto. Los números son los números.
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Madison Bumgarner
Brian Rothmuller/Icon Sportswire
Los Gigantes de San Francisco Giants jugaron tal y como lo indica el libreto escrito por su gerencia en la noche del lunes. Chris Stratton, quien se establece rápidamente como fuerza confiable dentro de la rotación, lanzó bien contra los Nacionales. Igualmente, el poder hizo acto de presencia, en esta ocasión gracias a Mac Williamson, quien chocó la pelota para llevarla a un sitio casi inalcanzable para los bateadores diestros en el AT&T Park.

Sin embargo, si no se producen muchos días buenos para los Gigantes antes de la fecha límite de cambios del 31 de julio (y si caen fuera de contención dentro de la División Oeste de la Liga Nacional), entonces el equipo debe hacer todo lo que esté en su poder para evitar caer en el abismo en el cual se hundieron los Filis de Filadelfia en temporadas recientes. Si los Gigantes confrontan dificultades en el próximo par de meses, deberían colocar a su leyenda de octubre Madison Bumgarner en el mercado de canjes.

Un evaluador rival charló sobre los Gigantes a principios de mes, discutiendo con respecto a la acumulación de jugadores que podrían encontrarse en la fase de declive de sus respectivas carreras. "Tienen que reiniciar y comenzar a pasar la página, pero no cuentan con muchas formas de hacerlo", indicó.

Pues, no las tienen. Si los Gigantes pasaran a ser vendedores, no conseguirán mucho a cambio de Andrew McCutchen, cuando le quedan pocos meses antes de convertirse en agente libre. El inicialista Brandon Belt acaba de cumplir 30 años recientemente y se le deben aproximadamente $65 millones hasta la temporada 2021. Entonces, como consecuencia de la saturación del mercado en cuanto a inicialistas, no tiene valor para formar parte de un pacto. Igualmente, San Francisco le debe al antesalista Evan Longoria, de 32 años, $60 millones. Incluso, si San Francisco ha pensado en canjearle, prácticamente no aportaría valor para servir como carnada de cambio.

El campocorto Brandon Crawford podría aportar algo a cambio en un potencial pacto, pero se le deben cerca de $55 millones hasta 2021 y es prácticamente un producto muy especializado dentro de un mercado limitado, debido a los activos con los que ya cuentan otros contendores en su posición: los Astros tienen a Carlos Correa, los Angelinos disponen de Andrelton Simmons, los Yankees cuentan con Didi Gregorius, los Medias Rojas, con Xander Bogaerts; los Cardenales acaban de firmar a Paul DeJong a un pacto a largo plazo; los Mets tienen a Amed Rosario; los Nacionales, a Trea Turner y los Dodgers a Corey Seager (y ciertamente los Dodgers y Gigantes no considerarán seriamente hacer un cambio).

La idea que permanece firme dentro del resto de los equipos es que los Gigantes jamás negociarán a su estelar receptor Buster Posey, porque es un pelotero que representa un legado dentro de la franquicia y su contrato a largo plazo podría concluir con el fin de su carrera. Johnny Cueto y Jeff Samardzija no aportarían mucho a cambio en una tentativa negociación, debido a los altos montos que se les deben.

Pero. ¿y Madison Bumgarner? ¿El Paul Bunyan de la postemporada? ¿El hombre que lanzó el doble de entradas de cualquier otro pitcher en aquel octubre en el cual los Gigantes ganaron por última vez la Serie Mundial?

El zurdo se convertiría en el objetivo más cotizado del béisbol a la hora de plantear cambios (quizás sería una de las piezas más ansiadas en el mercado veraniego en la historia del béisbol) si los Gigantes deciden hacerlo disponible, y probablemente traería a cambio por lo menos dos prospectos de alto nivel a una organización que no cuenta con amplitud de talentos en Ligas Menores. "Posiblemente, dos chicos de primer nivel y otros dos de segunda categoría", dice un evaluador. "Quiero decir, si algún equipo decide negociar para hacerse con los servicios de Bumgarner, es porque quiere (moverse a fin de) ganar la Serie Mundial".

Claro. Porque Bumgarner es experto en ganar en postemporadas. En 16 apariciones en octubre, tiene efectividad de 2.11, con los Gigantes ganando todos los compromisos en los cuales se ha puesto en la lomita, con la excepción de tres.

El verano pasado, la industria del béisbol mostró alto interés en Justin Verlander, pero la capacidad que tenían los Tigres para hacerlo atractivo a los ojos del mercado se complicó debido a todo lo que estaba atado a él: la cláusula de veto a cambios de la que dispone el diestro, los $56 millones a pagarle entre 2019 y 2020 y su edad de 35 años.

Bumgarner cumplirá 29 años el día posterior a la fecha límite para hacer cambios. Antes de que sufriera esa extraña lesión en su dedo meñique con un batazo de línea a finales de los entrenamientos primaverales, los miembros del cuerpo de lanzadores de los Gigantes indicaban que Bumgarner estaba lanzando tan bien o mejor de lo que siempre ha mostrado, con su velocidad rozando las 94 millas por hora. No posee ninguna prerrogativa para vetar cambios dentro de los términos del contrato que firmó siendo muy joven. Bumgarner ganará $12 millones este año, y los Gigantes tienen una opción del equipo para 2019 por $12 millones, la cual lo convierte en pieza de increíble valor.

Se podría argumentar, de forma muy razonable, que los Gigantes deberían hacer todo lo que puedan a fin de atar a Bumgarner mediante una extensión contractual durante este verano para luego construir un futuro inmediato con él y Stratton como bases fundamentales, mientras se reconstruye al sistema de granjas. Ambos abridores podrían servir como vehículo que ayude a la transición de los Gigantes para avanzar más allá del núcleo de los años en los cuales fueron campeones entre 2010 y 2014.

Sin embargo, si los Gigantes deciden ir por esa ruta, podrían entonces caer en la misma trampa ante la cual sucumbieron los Filis, cuando la generación campeona conformada por Ryan Howard, Chase Utley y Jimmy Rollins comenzó a envejecer y, por ende, a decaer en desempeño. Al esperar demasiado tiempo para remozar su roster, los Filis se condenaron a sufrir una sequía competitiva que lleva ya casi la misma cantidad de tiempo que sus años de gloria. Los Filis no han tenido una temporada ganadora desde 2011 y durante las tres campañas anteriores, sumaron 63, 71 y 67 victorias. Este año, Filadelfia ha logrado revertir esa tendencia.

Si los Gigantes hacen un canje y despachan a Bumgarner este verano o el próximo invierno, evitarán también lidiar con el dilema y los riesgos inherentes a pagarle a un lanzador durante el ocaso de su carrera. Bumgarner podría exigir, de forma razonable, un pacto por siete temporadas y $245 millones, considerando su hoja de vida y los contratos firmados por Clayton Kershaw, Zack Greinke y otros pitchers. Ocasionalmente, esos mega contratos para un abridor de élite con edad cercana a los 30 años pueden funcionar (como ha sido el caso de los Nacionales y Max Scherzer). Pero en su mayoría, no es así. Si los Gigantes deciden invertir grandes sumas de dinero en una extensión a Bumgarner, deberán entonces asumir el riesgo sin aprovechar el valor que éste podría atraer en el mercado de cambios. Los Gigantes, una de las organizaciones más acaudaladas del béisbol, podrían aspirar a hacer lo mismo que los Yankees lograron con Aroldis Chapman: negociarlo a cambio de prospectos y luego repescarlo cuando se convierta en agente libre.

Los Gigantes en su versión 2018 podrían terminar siendo mejor de lo que han mostrado en este comienzo de temporada y eso podría cambiar todo el contexto alrededor de Bumgarner. Pero si no logran hacerlo, entonces San Francisco haría bien en pensar con respecto a cómo sería su equipo en 2021 y 2022. Para ese momento, ese equipo parece requerir de muchísima ayuda y los Gigantes podrían conseguirla si están dispuestos a escuchar ofertas a cambio de un pitcher deseable para cualquier contendor por el título.

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HOUSTON - Un evaluador rival que ha visto a Angelinos de Los Ángeles recientemente deliró acerca de ellos en una conversación este fin de semana. "Tienen la mejor defensa en el béisbol", dijo, y eso fue solo el aperitivo de lo que fue una evaluación profunda.

Los Angelinos tienen el mejor jugador del mundo en Mike Trout y el hombre más interesante en el mundo del béisbol en Shohei Ohtani. Tienen el mejor campocorto, Andrelton Simmons, y dos excelentes receptores defensivos. Zack Cozart parece haber sido un fichaje excelente, y el segunda base Ian Kinsler conectó un cuadrangular en su primer turno al bate después de salir de la lista de lesionados. Tienen a 'La Máquina', Albert Pujols, que ha tenido un buen comienzo después de un invierno de acondicionamiento mejorado.

Pero los Astros de Houston tienen a la 'Máquina de Hits' de esta generación en el segunda base José Altuve. Tienen a George Springer, el campocorto Carlos Correa, y una alineación increíblemente profunda y diversa. Ellos tienen atletas fenomenales.

"Son atletas con una A mayúscula", dijo el evaluador.

Los Astros también tienen la que podría ser la mejor rotación en el béisbol: los ganadores de Cy Young, Justin Verlander y Dallas Keuchel, además de Gerrit Cole, quien probablemente sea el mejor lanzador este mes, junto con los héroes de la postemporada Lance McCullers Jr. y Charlie Morton.

Los Astros son los campeones del mundo y candidatos aparentemente serios para convertirse en el primer equipo desde los Yankees 1998-2000 en ganar títulos seguidos. Los Angelinos lideran las mayores en carreras anotadas, y aunque hay fragilidad en su rotación, podrían representar la mayor amenaza para los Astros en la División Oeste de la Liga Americana.

Todo esto significa que los Astros y los Angelinos compartirán la mejor rivalidad del béisbol esta temporada. Oh, claro, la historia entre los Dodgers y los Gigantes es larga y con historias, y una vez estuvo tan llena de amargura competitiva que cuando Brooklyn arregló un intercambio de Jackie Robinson, se retiró en lugar de jugar para un equipo que había aprendido a despreciar. La pelea entre los Medias Rojas y los Yankees el otro día podría ser una señal de que esos equipos están ingresando a un capítulo especial en sus duelos de la División Este de la Liga Americana.

Pero los duelos para no perderse de este verano serán los que jugarán los Astros y los Ángeles debido al talento, la personalidad y la alegría con la que juegan los equipos. Su primera serie de esta temporada comienza el 23 de abril.

" Verlander comienza para los Astros en Sunday Night Baseball, enfrentando a los Rangers y Bartolo Colón, y la decisión de Houston de canjear por el diestro podría convertirse en una de las ofertas de gran valor de la última década. Recuerde que Verlander aprobó las exenciones a principios de agosto pasado, lo que significa que cualquier equipo podría haber presentado un reclamo sobre él, aunque Verlander tendría que haber aprobado cualquier movimiento dada su cláusula de no intercambio.

Como eliminó los waivers, los Astros hicieron el movimiento por él. Como detalló Michael Bonzagni con la ayuda del Elias Sports Bureau, Verlander ha sido extraordinario, ocupando el segundo lugar entre los lanzadores abridores con al menos cinco aperturas desde el 1 de septiembre del año pasado con siete victorias y su WHIP de 0.76, y el tercer general con 1.20 de efectividad.

" De Elias y Sarah Langs de ESPN Stats & Information: Durante el transcurso de la carrera de Colón, el bateador más viejo al que se ha enfrentado es Eddie Murray, nacido el 24 de febrero de 1956, y el más joven es Richard Ureña, nacido el 26 de febrero de 1996 - jugadores nacidos casi exactamente con 40 años de diferencia.

" El hombre más interesante en el mundo del béisbol, Shohei Ohtani, hace su tercera apertura de la temporada en el montículo el domingo en Kansas City, y los bateadores de los Reales intentarán resolver al lanzador que ha sido un misterio desconcertante para otros dos equipos. En sus primeras dos aperturas esta temporada, Ohtani generó una asombrosa tasa de swines fallados - 23.5 por ciento - que es significativamente más alta que cualquier otro lanzador abridor, incluyendo Chris Sale (19.5 por ciento), Patrick Corbin (17.9), Max Scherzer (17.6 ) y Gerrit Cole (17.5).

" Después de que Verlander ganara su primer premio Cy Young, se le preguntó qué quería lograr en su carrera, y su respuesta reflejaba una confianza única y un estándar personal. "Quiero hacer todo lo que pueda", dijo Verlander, "para llegar al Salón de la Fama". Cuando abra contra los Rangers de Texas, el currículum de Cooperstown de Verlander es impresionante: solo necesita 10 victorias más para 200 y 61 ponches más para 2.500, y su ERA + ajustado es de 124, en el mismo vecindario estadístico que los miembros del Salón de la Fama Jim Palmer, Tom Seaver y John Smoltz.

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David Zalubowski/AP PhotoCharlie Blackmon and Nolan Arenado can look forward to being teammates for a while yet.
Charlie Blackmon llegó a un acuerdo con los Rockies de Colorado el miércoles que le garantiza $ 108 millones, o básicamente la misma cantidad de dinero que obtuvo el slugger J.D. Martínez de los Medias Rojas de Boston, a pesar de un par de fuertes tendencias en la industria.

Primero, que los equipos son más reticentes que nunca a invertir en contratos a largo plazo para jugadores que envejecen; Blackmon cumple 32 años en julio.

Segundo, los evaluadores rivales han visto a los bateadores de los Rockies cautelosamente en el mercado de agentes libres porque sospechan que la producción ofensiva de gran tamaño está relacionada con su bateao en la altura en lugar de sus habilidades. Solo pregúntale a Carlos González, quien tuvo que conformarse con un contrato de año para volver a Colorado. Blackmon tuvo la temporada pasada un OPS dividido casa/en la carretera de 1.239/.784, por lo que es posible que Blackmon hubiera tenido problemas para obtener un quinto o sexto año en una oferta el próximo invierno.

Pero Colorado dio un paso al frente y le pagó mucho dinero al jardinero central, principalmente porque Blackmon es un gran bateador y probablemente al menos en parte porque Blackmon tenía otro factor importante que funcionaba para él: su influencia emocional.

Blackmon tuvo una tonelada de influencia emocional inclinando su camino. Los Rockies llegaron a los playoffs el año pasado por primera vez en una década, y la franquicia ha adquirido cierto impulso. Pero podría ser más difícil para Colorado mantener el éxito que cualquier otro equipo debido a su parque local y su impacto en el pitcheo, y es muy posible que el mejor jugador de los Rockies, Nolan Arenado, sea el primer agente libre en el otoño de 2019. Los amigos de Arenado dicen que se quema por ganar y eso impulsará la decisión de qué equipo será su próximo empleador.

En aras de la estabilidad, frente a la incertidumbre de Arenado, tenía sentido que los Rockies hicieran todo lo posible para mantener a Blackmon. Ahora pueden operar sabiendo que tendrán un ancla de alineación y un jugador conocido para comercializar. El amor e interés de los fanáticos en un jugador está en la raíz del importancia emocional.

Otros jugadores que tendrán mucha influencia emocional los próximos dos años:

" Clayton Kershaw: El futuro miembro del Salón de la Fama puede optar por renunciar a su contrato después de esta temporada. Si lo hace, se convertiría en el tipo de agente libre al que el ejecutivo de los Dodgers Andrew Friedman aparentemente ha evitado: alguien mayor de 30 años, con sus mejores años probablemente detrás de él.

Pero Kershaw es el heredero aparente de Sandy Koufax, alguien amado por los fanáticos de los Dodgers. Kershaw no es alguien que necesita o quiere muchas cosas en su vida (casas de vacaciones en todo el país, una flota de automóviles), pero parece tomar en serio su papel de abanderado de la Unión. Tendría sentido que usara esa influencia emocional para obtener más dinero garantizado que los $ 70 millones que los Dodgers le deben para 2019 y 2020 bajo su contrato actual.

" Paul Goldschmidt: Un evaluador dijo que no le sorprendería que el primera base de los Diamondbacks firme una extensión en los próximos seis meses, dadas las circunstancias. El toletero ha sido el mejor y más popular jugador de los Diamondbacks y podría ser elegible para la agencia libre en el otoño de 2019.

Él se encuentra en una situación similar a la de Blackmon: Goldschmidt cumplirá 31 este año y juega en una posición que la industria no ha compensado especialmente en los últimos inviernos.

Pero Goldschmidt es El Hombre en Arizona, y su influencia emocional nunca podría ser más alta de lo que es ahora.

" Alex Bregman y George Springer: José Altuve firmó un contrato a largo plazo, y el desafío para los Astros de seguir adelante es retener a sus otros jugadores principales: Bregman, Springer y Carlos Correa. Existe la percepción entre otros equipos de que Correa, que probablemente estaría en la parte superior de su clase de agente libre dada su edad, posición y poder, es el menos probable de los tres para firmar. Eso podría darle más influencia emocional a Springer, que no será elegible para la agencia libre hasta que tenga 30 años, y Bregman, que podría estar en la línea de un gran trato antes de ser elegible para el arbitraje en un par de años en el invierno de 2019 -20.

" Madison Bumgarner: Rodeado por un grupo de jugadores de posición más viejos, Bumgarner tiene 28 años y juega por $ 12 millones este año con una opción de equipo de $ 12 millones para 2019. Durante los próximos cinco años, los Gigantes podrían ver a algunos de los jugadores de los años de campeones marcharse. Bumgarner podría ser el último enlace con aquellos equipos, y el jugador más reconocible y querido por los fanáticos que llenan el AT & T Park. Los Gigantes han prosperado en las últimas dos décadas, y si pasan por algunos años pobres de reconstrucción pueden necesitar a Bumgarner tanto o más por su legado como por su producción. En dos años, Bumgarner podría tener más influencia emocional que cualquier otra persona.

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Tony Clark
AP Photo/Carlos OsorioEl jefe de la Asociación de Jugadores de la MLB, Tony Clark, tiene trabajo por hacer si quiere evitar que se repita la desastrosa temporada baja para los agentes libres del invierno pasado.
Por primera vez desde el ecuador de la presidencia de George W. Bush, los gastos de los equipos de Grandes Ligas en salarios a sus peloteros experimentará un declive, de acuerdo con las cifras recopiladas por Paul Hembekides, investigador de ESPN Stats & Information.

Lo cual significa que, luego de 14 años de crecimiento constante, veremos un decrecimiento de las cifras que invierten los equipos en remunerar a sus jugadores. La porción del pastel que le toca a los peloteros sigue haciéndose más pequeña y la de los dueños de equipo crece y crece.

Hay muchos indicios de que el invierno entre 2017 y 2018 representó la primera oleada de una tendencia preocupante, que va desde la explosión en la cantidad de peloteros que deciden hacerse agentes libres (ese volúmen no ayuda a los peloteros, porque terminan siendo víctimas de las leyes de la oferta y demanda), pasando por la reciente tendencia de jovenes jugadores que deciden evitar la agencia libre por un año, o dos y hasta tres. Los peloteros están muy conscientes de este panorama, como es obvio, y en los campamentos primaverales las conversaciones giraban en torno a cuáles debían ser los próximos movimientos del sindicato. Cuando Tony Clark se reunió con los equipos, algunos peloteros le hicieron preguntas sumamente difíciles al director ejecutivo de su unión laboral. La frustración tras este cambio en las finanzas del béisbol es fuerte y profunda.

Aunque, hasta ahora, la respuesta colectiva del Sindicato ha sido sorprendentemente lenta y probablemente esto sea por obvias razones: En una industria en la cual las carreras solo duran pocos años en promedio a nivel de Grandes Ligas, los jugadores están principalmente enfocados en su trabajo. En pitchear, batear, en la preparación cada vez mayor que se requiere para participar en partidos programados casi de forma diaria durante seis meses.

He ahí la razón por la cual Clark requiere impulsar los cambios que se necesitan, lo más pronto posible. En algunas administraciones presidenciales, los secretarios de gabinete entregan por anticipado cartas de renuncia que pueden ser utilizadas de ser necesario. En caso que el presidente sienta necesidad de un cambio, lo puede ejecutar de forma expedita.

En el contexto actual, la carta de renuncia de Clark aceleraría acciones necesarias por parte del comité ejecutivo del Sindicato de Peloteros. Esto no significa necesariamente que se acepte la renuncia de Clark o que su rol o título tengan que cambiar. Pero sí le daría a los jugadores la oportunidad inmediata de reevaluar, reestructurar y fortalecer por su lado.

Con esa pre-oferta de renuncia, Clark debería recomendar que los jugadores creen una junta consultora (una especie de comité de consejería legal) que pueda evaluar la posición y retos que confronta el sindicato y ofrecer sus sugerencias. Se podría considerar la creación de un comité que cuente con la experiencia de Donald Fehr y Gene Orza. Virgina Seitz, quien ha abogado por la causa de la asociación de peloteros con éxito en el pasado, sería otro nombre a tomar en cuenta.

Actualmente, algunos peloteros consideran que es mejor esperar hasta la próxima reunión de la junta ejecutiva del Sindicato a celebrarse durante la próxima temporada baja, para así darle a Clark mayor tiempo a fin de que éste decida por sí mismo efectuar cambios. Clark es apreciado y sumamente respetado en lo personal y algunos peloteros respetan la forma en la cual él muestra preocupación por ellos. Pero los jugadores no deberían esperar que el motor del cambio arranque por sí solo.

"Cada día que pasa, el próximo mercado de agentes libres corre mayor peligro", de acuerdo con la apreciación de un agente, "y esto limita (al grupo) que liderará este mercado. Cada día que pasa es un día perdido".

Se requiere establecer una estrategia con visión amplia lo más pronto posible para así combatir los efectos consecuencia de las recientes tendencias de gastos que marcan la pauta en las Mayores: la aversión por parte de las gerencias a invertir en agentes libres mayores de 30 años; la especialización cada vez mayor de los roles que juegan los peloteros, lo cual limita el poder de ganancia de los pitchers y peloteros de posición al ser puestos a descansar cada vez más seguido, además de las ternas de agentes libres que cada vez se hacen mayores en tamaño.

Pero el Sindicato no puede darle prioridad a los temas a tratar y crear la visión que tan desesperadamente se necesita, hasta que éste pueda determinar la forma que asumirá el liderazgo de la unión: bien sea si Clark decide liderar a un nuevo equipo legal o si trabaja en consenso al lado de un equipo de abogados laboralistas estrellas o si bien un grupo de abogados totalmente nuevo asume el control.

Algunos peloteros en pleno Spring Training discutieron la posibilidad de prepararse para una guerra laboral que explotaría una vez expire el actual contrato colectivo dentro de algunos años. Eso podría ser útil, solo si esas conversaciones ayudan a educar a una generación de peloteros que no han lidiado aún con una huelga.

Pero sí existen una serie de pasos que podrían darse antes del verano de 2021. Aunque ninguno podría ser realmente explorado hasta que los peloteros puedan crear el liderazgo que tanto desean y necesitan. Una vez ocurra esto, la Asociación de Peloteros podría discutir de forma apropiada con Major League Baseball con respecto a los temas que los personeros de ambos lados perciben como problemáticos (como por ejemplo, la cantidad de equipos cada vez mayor que parecen perder partidos a propósito y no invierten en peloteros). Estas conversaciones tomarán tiempo: para intercambiar ideas, negociar, encontrar posiciones comunes y posibles soluciones.

Clark ayudaría a los peloteros, con los cuales está realmente comprometido, si se convierte en el líder a impulsar los cambios que el Sindicato necesita de forma imperante.

" Inevitablemente se producirá un incremento en las cifras invertidas en agentes libres el próximo invierno en comparación con lo visto en la temporada baja recién concluida, simplemente por el hecho que el mercado incluirá nombres como los de Manny Machado, Bryce Harper, Clayton Kershaw y Josh Donaldson. "Aparte de ellos, será un desastre total... Otra vez", predijo un agente.

" Hembekides nos aporta el siguiente dato: Los equipos comprometieron casi $1 billón menos en contratos a agentes libres de Grandes Ligas en la temporada baja anterior, comparado con las dos previas; cayendo de $2.53 billones de 2015-16 y los $2.41 billones en 2016-17 a $1.47 billones en el invierno anterior. Como resultado, se puede especular con toda seguridad que será muy dificil ver el mismo impulso en el crecimiento de las nóminas del béisbol visto durante los 15 años anteriores.
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La escritura original de la granja familiar en el centro de Vermont especifica que la propiedad contiene 108 acres. Es un lugar dividido por un camino de tierra de un carril que corre de norte a sur. En el lado este de la carretera, hay un campo de heno en su mayoría libre de rocas, de 10 acres y un bosque de aproximadamente el mismo tamaño, exuberante con ceniza y arce. En el lado oeste, hay otro campo de 10 acres en el que usualmente plantamos maíz, el pantano donde el tractor de John Deere estaba una vez atascado casi a la parte superior de las ruedas traseras y un pastizal en la ladera sobre el cual nuestra manada de vacas Jersey pastaban.

Es un lugar hermoso y tranquilo, tan verde como cualquier campo de béisbol. Nunca utilizaría fácilmente el lugar para apostar, solo cuando tuviera la más alta confianza en el resultado.

Con eso en mente, esto es lo que "apostaría de la granja familiar" en el béisbol (tractores no están incluidos):

Apostaría la granja familiar a que: Noah Syndergaard de los Mets terminará No. 1, No. 2 o No. 3 en la votación para el Premio Cy Young de la Liga Nacional si está lo suficientemente sano como para hacer al menos 30 aperturas. Él ha demostrado nuevamente esta primavera que tiene las mejores armas puras de cualquier lanzador en el béisbol.

Apostaría la granja familiar a que: El péndulo de los bateadores comenzará a balancearse hacia el otro lado, con más y más foco en el contacto duro en lugar del ángulo de salida hacia arriba.

El esfuerzo para levantar y despachar consistentemente la pelota ha funcionado para muchos bateadores, desde Josh Donaldson hasta Justin Turner, y gracias a un ejército de hackers agresivos, la producción de jonrones se ha disparado. Pero los lanzadores y equipos comenzaron a realizar ajustes importantes contra esa estrategia la temporada pasada, atacando la parte alta de la mitad superior de la zona de strike --la kriptonita de la generación del ángulo de salida--, y el hecho es que con tantos jugadores bateando jonrones, esa habilidad en particular no paga como solía hacerlo. Chris Carter, el líder de jonrones de la Liga Nacional en 2016, fue liberado y tuvo problemas para permanecer en las grandes ligas la temporada pasada. Logan Morrison y Mike Moustakas estuvieron entre los líderes de las Grandes Ligas en jonrones la temporada pasada, con 38 cada uno, y ambos esperaron y esperaron en la agencia libre antes de firmar contratos modestos por un año.

Mientras tanto, bateadores como Joey Votto, Anthony Rizzo y George Springer han trabajado para reducir los ponches, y en un deporte en el que la emulación es un procedimiento operativo estándar, otros podrían seguirles. Mike Trout, quien lideró a la Liga Americana en ponches hace cuatro años con 182, tuvo menos de 100 la temporada pasada y no se ponchó en sus primeras 44 apariciones en el plato esta primavera.

El año pasado 117 jugadores despacharon 20 o más jonrones. Solo cinco jugadores tuvieron promedios de boletos y ponches de al menos 1 por 1, con Votto liderando el camino en 1.61.

En un negocio en el que la oferta y la demanda significan todo, esta sería una forma de hacerlo, y algunas personas que saben batear han planteado preguntas sobre la sabiduría de tratar de levantar la pelota. Eso incluye a David Ortiz, quien dijo en nuestro podcast que no todo el mundo está destinado a ser un bateador de jonrones, lo cual tiene sentido, porque no todos son buenos defensores, no son lanzadores duros o corredores veloces.

Apostaría la granja familiar a que: El interés de los Dodgers en los súper agentes libres del próximo otoño tomará una forma muy diferente a la anticipada.

Hubo una amplia suposición en las redes sociales de que, debido a que los Dodgers redujeron drásticamente su nómina y se metieron por debajo del umbral del impuesto al lujo, se están preparando para librar una guerra financiera por jugadores como Bryce Harper y Manny Machado. Pero lo que Andrew Friedman ha demostrado desde que se hizo cargo de los Dodgers es que sigue siendo cauteloso a la hora de arriesgarse, dejando pasar la oportunidad de agregar a su oferta a Zack Greinke después de que Greinke recibió una cifra de más de $ 200 millones de los Diamondbacks o un gran impulso comercial por Giancarlo Stanton. Machado y Harper llegarán al mercado a edades tempranas, mitigando el riesgo de un acuerdo a largo plazo, pero si se enfocan en acuerdos de 10-12 años de duración, eso podría afectar el nivel de interés de los Dodgers. Se ha hablado entre los ejecutivos de que podría tener más sentido para un equipo, e incluso un jugador, presionar para obtener un salario anual más alto en un acuerdo a más corto plazo. Ese es el tipo de filosofía que podría ser una mejor opción para los Dodgers, que no han otorgado un contrato de más de cuatro años desde el mandato de Friedman en las operaciones de béisbol.

Además, los Dodgers tienen una responsabilidad enorme en el horizonte, con Clayton Kershaw siendo elegible contractualmente para optar por salirse de su trato en el otoño.

B51/Mark Brown/Getty ImagesLos evaluadores creen que el impacto del jugador venezolano Ronald Acuña será inmediato en la Gran Carpa.
Apostaría la granja familiar a que: El entrenador de bateo de los Mellizos, James Rowson, será entrevistado para puestos directivos en los próximos 4-5 años. El hombre de 41 años tiene una personalidad agradable y destacable del molde Alex Cora/Aaron Boone.

Apostaría la granja familiar a que: El límite de visitas al montículo tendrá mucho menos impacto de lo previsto, y que los jugadores se adaptarán fácilmente. Pero habrá situaciones en las que los receptores o los lanzadores se apresuren a tomar una decisión y se quejarán sobre la regla de visitar el montículo y el presunto robo de señas.

Apostaría la granja familiar a que: Aaron Judge mejorará. El otro día, le preguntaron a Boone de qué jugador había aprendido más y del cual no sabía mucho antes, y él respondió sin vacilar: Judge. Lo que Boone ha aprendido, dijo, es que debajo de la personalidad educada y respetuosa de Judge, el toletero es implacablemente competitivo. "Él quiere arrancarte el corazón", dijo Boone. El conocimiento de Judge sobre la zona de strike es tan bueno que incluso en un mal año, podría poner un porcentaje de embasamiento de .360 a .375.

Apostaría la granja familiar a que: Si los Cerveceros están en seria contención a mitad de temporada, serán agresivos para manejar lo que necesitan (y podrían necesitar menos de lo esperado, dada la ola de lanzadores jóvenes cerca de la cima de su sistema de granja). Ese es el camino del propietario Mark Attanasio.

Apostaría la granja familiar a que: Al final del contrato de cuatro años y $ 57 millones de Alex Cobb con los Orioles, se convertirá en una buena inversión para el club. Más de un tercio del contrato, $ 20 millones, se difiere sin intereses, por lo que el valor real actual del pacto se calcula en $ 47 millones en cuatro años. Los Orioles pierden mucho dinero el próximo otoño, con la partida segura de Machado y Zach Britton y la posible salida de Adam Jones, y arrinconar a Cobb a una tasa de alrededor de $ 12 millones anuales está dentro del alcance por un pitcher probado en el Este de la Liga Americana. Hay un montón de preguntas sobre los Orioles más allá de la temporada 2018, pero al menos tendrán a Cobb junto con Dylan Bundy y Kevin Gausman en la rotación.

Apostaría la granja familiar a que: Ronald Acuña será una superestrella, y más temprano que tarde. El jardinero de los Bravos tendrá que esperar el tiempo de servicio purgatorio al comienzo de la temporada, pero una vez que llegue, su impacto será inmediato. "No puedes dejar de mirarlo cuando juega", dijo un evaluador esta primavera.

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Aaron Judge and Manny Machado
AP Photo/Seth WenigEllos son dos de los mejores en el béisbol, pero Aaron Judge y Manny Machado podrían ser mejores que lo que piensan los expertos del béisbol de fantasía. He aquí los jugadores que fueron colocados muy bajo o muy alto este año.
Mike Karabell es el Mike Trout del béisbol de fantasía, y yo soy como el Buddy Biancalana. ÉL entiende más con respecto a las tendencias cambiantes del valor relativo de un pelotero en las ligas de fantasía que yo, sabe más sobre las tendencias en los drafts y, hombre, probablemente conoce más sobre la vida en general, especialmente ahora que ha experimentado el ganar un campeonato con sus Philadelphia Eagles, que arrollaron en el camino a mis Minnesota Vikings.

Para parafrasear a Happy Gilmore, el personaje de Adam Sandler en la película "Un juego de locura": Él es inteligente, yo usualmente estoy equivocado, él tiene razón; él es el mejor y yo, el peor.

Luego de lo anterior... Uno de mis ejercicios favoritos de todos los años es revisar los rankings de fantasía armados por Mike de los 300 mejores peloteros para tratar de conseguir lo que sería denominado por los gerentes "Engendros del Moneyball" como "ineficiencias del mercado". O sea, aquellos jugadores que quedaron clasificados demasiado alto o bajo.

Aquí les presentamos nueve de ellos:

Manny Machado, Orioles de Baltimore Orioles: No. 9 - Demasiado bajo

Uno de los colegas de Machado mencionó esta primavera que consideraba que Machado bien podría ser el único pelotero con mayor talento puro para jugar al béisbol que Trout, porque él posee muchísimas destrezas de alto nivel. Su mayor dificultad, de acuerdo con la creencia de evaluadores de talento y algunos peloteros, es mantener la concentración necesaria para fajarse en cada aparición al plato en cada encuentro. El año pasado, Machado sumó porcentaje de embasamiento de .268 y OPS de .666 en sus partidos en la carretera y esos números simplemente no tienen sentido para un jugador que puede llegar a alcanzar semejante nivel de grandeza.

Sin embargo, los Orioles lo pasaron al campocorto esta temporada, parcialmente con la idea de ayudarle a mantenerse más concentrado con las responsabilidades que se le exigen a un torpedero y, con su agencia libre prevista para el final de la presente campaña, Machado parece ser un pelotero completamente diferente esta primavera: concentrado, completamente en sintonía con cada lanzamiento. Este 2018 podríamos ver la mejor actuación de la carrera de Manny Machado; especialmente considerando que, sin importar el lugar a dónde podría parar el próximo invierno, es casi seguro que no será en un estadio tan amistoso para los bateadores como es Camden Yards.

Aaron Judge, Yankees de Nueva York: No. 20 - Demasiado bajo

Claro, es posible y quizás hasta una certeza que sufrirá cierta regresión tras una tremenda campaña de novato y su mala racha de la segunda mitad de temporada lo expuso como un jugador joven quien aún se encuentra en proceso de aprendizaje.

Pero eso es lo interesante de Judge: Él seguramente aprenderá. Es un chico inteligente, diligente y cuenta con gran ética de trabajo. Su mejor destreza al plato podría ser la capacidad que tiene de evaluar la zona de strike: con toda seguridad, negociará boletos. Eso siempre le dará la oportunidad de sobresalir y superar las dificultades. En el peor de los casos, sumará OBP en el rango de .360 y, mientras aplique los conocimientos aprendidos, es posible que aún no hayamos visto lo mejor por parte de Judge.

Zack Greinke, Diamondbacks de Arizona: No. 41 - Demasiado alto

Derek Jeter llegó a decir en una ocasión, con pocas palabras que, cuando un pelotero sufre dificultades antes de cumplir 30 años, se le atribuye a un slump. Luego de cumplir la treintena, todos comienzan a preguntarse si ya el pelotero es demasiado mayor. Esa es la situación en la cual nos encontramos con Greinke, de 34 años, quien ha tenido una carrera excepcional con más de 2.600 episodios lanzados entre temporadas regulares y postemporadas. Su velocidad ha decaído nuevamente esta primavera y, sí, es muy probable que, al igual que el año pasado, recobre la fortaleza en su brazo y pueda recuperarse. Sin embargo, Greinke se mostró totalmente desgastado al final de la campaña anterior y las primeras lecturas de las pistolas de radar en la primavera son muy poco alentadoras.

Eventualmente, cada pelotero sufre de regresión y, con otros lanzadores de la talla de Jacob deGrom, Luis Severino, Noah Syndergaard, Robbie Ray y Carlos Martinez ubicados por debajo de Greinke en el ranking, no lo tomaría y me inclinaría por otro pitcher. Eventualmente, Derek Jeter (y con él, todos nosotros) envejecemos.

Gary Sánchez, Yankees de Nueva York: No. 59 - Demasiado bajo

Sánchez se apresta a un nuevo comienzo a las ordenes de un nuevo manager tras haber sido objeto de las críticas de Joe Girardi el año pasado y, justificados los comentarios o no, parece que Sánchez ha pasado la página y mejorado como pelotero.

Ha tenido una excelente primavera y es percibido por sus compañeros como el que quizás sea el bateador más talentoso de los Yankees, quien se beneficiará con la nueva profundidad en la alineación que ahora le rodea.

Aaron Nola, Filis de Filadelfia: No. 80 - Demasiado bajo

Pienso que el Sr. Karabell, quien es aficionado de los Filis, se mostrará complacido al ver la forma cómo Nola está ascendiendo entre la nueva generación de pitchers abridores. Parece haber refinado su repertorio de cuatro lanzamientos.

Ian Desmond, Rockies de Colorado: No. 83 - Demasiado alto

Quizás la regla número 1 en el béisbol de fantasía es que, si se tiene la oportunidad, hay que tomar un bateador de los Rockies. Sin embargo, Desmond no tuvo una buena campaña en 2017, siendo la primera temporada dentro de un contrato por cinco temporadas y $70 millones y, si vuelve a confrontar dificultades, no creo que Colorado lo ponga en la alineación solo por ser el beneficiario de un oneroso pacto. Necesitará batear mejor a fin de permanecer en el orden ofensivo.

Alex Wood, Dodgers de Los Ángeles: No. 89 - Demasiado alto

Se ha convertido en un excelente lanzador. No obstante, al igual que todos los miembros del staff de los Dodgers, se ve limitado a tener pocas oportunidades debido a lo que parece ser la filosofía de la organización que restringe la cantidad de innings y aperturas: Los Dodgers sólo contaron con un lanzador (Clayton Kershaw) que sumó la cantidad de innings suficientes para disputar el título de efectividad y, tal como fue el caso de Rich Hill en la Serie Mundial, los lanzadores con apellidos distintos a Kershaw usualmente son sacados del morrito luego de haber visto en par de ocasiones a una alineación. Los Dodgers han tenido, de lejos, la menor cantidad de aperturas de cualquier equipo en las Mayores tras cuatro días de descanso, siendo Kershaw el propietario de la mayor cantidad.

Wood es un pítcher sobresaliente. Sin embargo, no tendrá tantas oportunidades como el resto de los lanzadores ubicados por debajo de él en el Top 300.

Aaron Sánchez, Azulejos de Toronto: No. 128 - Demasiado bajo

Los rankings de Eric se generan antes de poder evaluar a los peloteros en pleno Spring Training. Y esto es lo que hemos visto de Sánchez: está de vuelta. No tiene problemas de ampollas en su mano y ha hecho ajustes en su agarre. Los evaluadores rivales se deshacen en elogios hacia él. Hace dos años, ganó el título de efectividad en la Liga Americana y bien podría resurgir como uno de los abridores más dominantes de todo el béisbol.

Ronald Acuna, Bravos de Atlanta: No. 151 - Demasiado bajo

Un monstruo de pelotero. Una bestia. Si bien Acuña comenzará la temporada en Ligas Menores, será ascendido muy tempranamente. Si lo toman en el draft, siempre podrán decir que lo vieron y percibieron su grandeza antes que el resto de sus colegas de liga de fantasía.

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Ross D. Franklin/AP PhotoAlgunos agentes continúan creyendo que los tratos a largo plazo no tienen sentido para todos. Si el jugador parece ser un talento de alto nivel, como Francisco Lindor, entonces tiene sentido fomentar una guerra de ofertas en la agencia libre.
El ajuste más pequeño puede hacer una diferencia inmensa para un jugador del béisbol de Grandes Ligas, lo cual forma parte del atractivo de este deporte.

Trevor Hoffman buscó frenéticamente una solución durante la primavera de 1995, tras lesionarse su hombro al zambullirse en la playa a sus 26 años. Cuando intentó una forma distinta de agarrar la pelota para el cambio de velocidad, enseñada por su compañero de equipo Donnie Elliott, descubrió el pitcheo engañoso que lo condujo a su exaltación al Salón de la Fama en el transcurso del presente año.

Jamie Moyer se encontraba a pocos meses de su cumpleaños 33 cuando los Orioles lo dejaron libre en 1995 y apenas comenzaba a mostrar progresos en el arte de trabajar a los contrarios con lanzamientos adentro de la zona de strike. Moyer tenía 49 años cuando finalmente pitcheó su último envío en las Mayores.

Esa incertidumbre con respecto al momento preciso en el cual un pelotero podría dar su paso definitivo hacia el estrellato es la razón por la cual algunos agentes se muestran reacios a aconsejar a sus clientes que acepten rápidamente una oferta a largo plazo con dinero garantizado. Bajo ciertas circunstancias, el firmar un pacto favorable al equipo se podría sentir como si se hubiesen quemado boletos para el gordo de la lotería antes del sorteo.

Sin embargo, luego de experimentar las condiciones brutales en las cuales se desarrolló la agencia libre este invierno, cada vez más peloteros podrían decantarse por asegurar dólares garantizados cuando les sean ofrecidos, simplemente porque se han producido demasiados ejemplos de colegas que han dejado de percibir buen dinero por haberse sentado a esperar. Mike Moustakas rechazó una oferta calificada por $17.4 millones este otoño y luego debió conformarse con $6,5 millones esta primavera. Neil Walker declinó una propuesta por tres años y $42 millones en el invierno de 2016-17 y luego de ganar $17.2 millones este verano, firmó por un año y $4 millones con los Yankees de Nueva York.

Historias con moralejas similares están surgiendo en el béisbol actual en cantidades cada vez mayores. Días atrás, un agente expresó su tesis que la creciente camada de gerencias con mentalidad "Moneyball" utilizarán esa desesperación en contra de los agentes libres el próximo otoño. "Esos desgraciados no pueden esperar a iniciar conversaciones en otoño, porque saben que habrá algunos peloteros temerosos de esperar y que se apresuarán a firmar contratos desfavorables de forma temprana", indicó el agente.

Los movimientos tectónicos en el panorama contractual del béisbol de Grandes Ligas ya parecen estar ocurriendo. En años anteriores, los Indios de Cleveland y luego los Rays de Tampa Bay encabezaron un esfuerzo a fin de firmar a prospectos jóvenes con pactos a largo plazo y favorables para las organizaciones, los cuales crearon una temprana garantía por millones de dólares, a cambio de demorar la agencia libre de esos jugadores por un año o dos y así dar mayor certidumbre en cuanto a los costos de un equipo. José Altuve, a quien se le dijo en su adolescencia que ni se molestara a ir a un tryout, acordó un contrato bajo circunstancias similares con los Astros en 2013, lo cual le garantizó $12.5 millones por cuatro años, y ha superado con su desempeño los términos de ese pacto por decenas de millones de dólares. (Hablaremos más sobre su nuevo contrato en un párrafo subsiguiente)

En años recientes, varios agentes han afirmado sentirse motivados a asesorar a una cantidad creciente de peloteros a hacerse agentes libres, en vez de firmar un contrato similar al de Altuve, para así presionar a aumentar los techos salariales. Sin embargo, en el último par de inviernos, el mercado de agentes libres se ha visto saturado con una cifra creciente de jugadores disponibles, alimentando así un problema importante de oferta y demanda existente, que ha sido explotado por los equipos a su favor. De aproximadamente 200 agentes libres (a saber, jugadores a los cuales no se les extendió contrato el otoño pasado, sumando a todos los peloteros que se sometieron al mercado libre con más de seis años de servicio en Grandes Ligas), apenas cuatro de ellos firmaron contratos por lapsos superiores a tres años (Eric Hosmer, Yu Darvish, J.D. Martínez y Lorenzo Cain). Solamente 10 peloteros firmaron pactos por tres temporadas. Aproximadamente el 90 por ciento de los agentes libres recibieron contratos por uno o dos años, o pactos de ligas menores.

En consecuencia, una pregunta que se hacen los agentes cada vez con mayor insistencia es si los peloteros muy jóvenes deberían considerar la firma de contratos a largo plazo si se les ofrecen, en vez de arriesgarse con las condiciones actuales de la agencia libre, que han sido brutales para los jugadores. Un agente expresó: "La lección a aprender es que, en el caso de muchos jugadores, si se les ofrece un buen contrato cuando se es joven, pues deben aceptarlo, para así asegurar una remuneración. Luego, si alcanzan a hacerse agentes libres en el futuro, lo que consigan sería un bono".

El contrato inicial de Altuve, por $12.5 millones, no suena oneroso en un mundo en el cual los lanzadores de élite ganan más de $1 millón por aparición. Los $325 millones que se le pagarán a Giancarlo Stanton ahora parecen billetes de Monopolio. Pero en el caso de peloteros en su primer o segundo año, que apenas han recibido los $545.000 del salario mínimo de la pelota grande, una suma garantizada de $12.5 millones puede parecer una montaña de plata.

Sin embargo, algunos agentes se mantienen firmes en su creencia que los contratos a largo plazo, en el caso de algunos jugadores, simplemente carecen de sentido. Si el pelotero parece cotizarse como talento de alto nivel (como es el caso de Bryce Harper, o Francisco Lindor, quien habría rechazado una oferta en el rango de los $100 millones el año pasado, según informes), sigue siendo lógico el hacerse agente libre, para así propiciar una guerra de ofertas entre equipos.

"Pero hay muchos otros casos en los cuales (aceptar una oferta a largo plazo) podría tener mucho sentido", expresa otro agente. "Allí es cuando el agente y el cliente deben mantenerse honestos en cuanto a la calidad de un pelotero y su cotización".

Por ejemplo: Si la hoja de vida del pelotero lo muestra en mayor parte como jonronero, podría tener sentido el asegurar dinero tempranamente, porque históricamente esa clase de jugadores han experimentado dificultades. Chris Carter fue líder de la Liga Nacional en cuadrangulares y luego fue dejado libre. Moustakas amasó 38 vuelacercas la pasada zafra, tope personal. Sin embargo, no encontró equipos que estuvieran dispuestos a tomarle como agente libre.

Ahora, las organizaciones parecen mostrarse más dispuestas a pagar por una defensiva considerada a nivel de élite (un ejemplo radica en los $184 millones que los Cachorros le pagarán a Jason Heyward). No obstante, los estudios analíticos indican que, para muchos jugadores, el declive en las condiciones con el guante se produce a una edad cercana a los 28 o 29 años; o sea, cuando la mayoría de los peloteros se hacen agentes libres.

"No se puede colocar a todos los peloteros en el mismo saco", afirma un agente. "Porque no se sabe si tendrán una temporada mediocre".

Hoffman y Moyer pueden dar fe de ello. Al igual que José Ramírez, quien nunca fue considerado realmente como prospecto súper estrella y a pesar de ello, firmó por cinco años y $26 millones luego de concluida la temporada 2016. El dominicano terminó en el tercer puesto de la votación al Premio de Jugador Más Valioso de la Liga Americana el año pasado, en una temporada en la cual tenía 24 años.

El tercera base de los Rojos de Cincinnati, Eugenio Suárez, de 26 años, firmó por siete años, con garantía de $66 millones. Antes de tener todos los términos de su contrato definidos, ya algunos agentes debatían la pertinencia de este. "Ese chico va a ser una estrella, esperen y vean", dijo un agente. "Si hubiese esperado, habría conseguido oro (como agente libre)".

Otro agente apuntó que habían pasado pocos años luego que Suárez fuera negociado por Detroit en un cambio que pasó por debajo de la mesa: fue canjeado por el lanzador veterano Alfredo Simon: "Miren su historial. Debe tomar ese contrato". Y también está el asunto de sus estadísticas comparadas entre casa y la carretera, problema que ha devaluado a los jugadores de los Rockies de Colorado en la agencia libre a través de la historia: el año pasado, Suárez tuvo un OPS digno de Clark Kent en la carretera con .694, contra los .978 que ostentó en el Great American Ball Park en Cincinnati.

La tormenta invernal que enterró las aspiraciones de los agentes libres en esta temporada baja recién concluida podría ser apenas la primera de una oleada de avalanchas anuales, en las cuales las circunstancias futuras quizás empeoren, o por lo menos, permanezcan iguales. Los términos del Contrato Colectivo que rige las relaciones laborales en el béisbol mayor no cambiarán por los próximos tres años y medio. Por ende, algunos equipos seguirán hundiéndose a propósito. Los gerentes actuales, fervientes creyentes de la filosofía "Moneyball", seguirán evadiendo el riesgo como si fueran corredores de seguros; las próximas camadas de agentes libres seguirán aumentando de tamaño, alimentadas por los peloteros que se verán limitados a firmar por una o dos temporadas. Sumado a lo anterior, tenemos las advertencias reiteradas por parte del jefe del Sindicato de Peloteros Tony Clark, con respecto a la posibilidad de una guerra laboral en el horizonte. Para algunos jugadores, esto podría alentarles a tomar el dinero que se les ofrezca lo más pronto posible.

Todo lo anterior asegura que cada vez más peloteros (y sus agentes) considerarán seriamente firmar las primeras ofertas multianuales que reciban, lo cual cambia radicalmente el panorama con respecto a lo visto hace apenas tres o cuatro años.
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John Sleezer/Kansas City Star/TNS/Getty ImagesEric Hosmer (a la derecha) logró un buen contrato en esta temporada baja, pero algunos clientes de Scott Boras (a la izquierda) no corrieron con igual suerte.
No hubo una marca en el calendario, ni decretos gubernamentales. Sin embargo, muchos agentes consideraron al viernes pasado como fecha de júbilo, un momento de celebración. Los mensajes de texto casi que contenían globos en ascenso y fuegos artificiales en explosión. Las voces en las llamadas telefónicas en celebración estaban llenas de felicidad sin contener.

Todo ello ocurrió porque durante la jornada del viernes, se hizo evidente que Scott Boras, el agente de peloteros más prominente del béisbol y quien cuenta con una larga historia de victorias en sus negociaciones a finales del invierno, perdió ante las fuerzas del mercado y por paliza.

El tercera base Mike Moustakas, uno de los muchos clientes de Boras, había rechazado una oferta calificada por $17.4 millones extendida por los Reales de Kansas City en el otoño y tras meses de espera que se materializara una oferta mayor, no tuvo otra opción sino regresar a Kansas City por un tercio de dicha cantidad: $6.5 millones en dinero garantizado. El jardinero Carlos González, quien también es representado por Boras, firmó un pacto por un año y $8 millones con los Rockies de Colorado, tras haberle dicho a amigos ligados al béisbol que tenía una oferta por parte de los rocallosos por tres años y $45 millones.

El estilo de Boras es muy distinto al de la mayoría de los agentes en el mundo del béisbol, debido a su forma directa de decir las cosas y su prominencia, lo cual causa que sea el agente cuyos pasos son seguidos con mayor interés por parte de sus colegas, gracias a las batallas que ha librado en el pasado a fin de obtener el máximo beneficio económico posible para sus clientes. En el mundo aguerrido y feroz de la representación de deportistas, otros agentes ahora esperan ansiosos la definición del destino de otros dos clientes de Boras aún sin pactar con equipo alguno, a saber, el abridor Jake Arrieta y el cerrador Greg Holland, porque están esperando que estos peloteros deban conformarse con menos de lo inicialmente anticipado.

Prever el comportamiento del mercado de agentes libres puede ser algo muy similar a pronosticar el clima. Las condiciones cambian constantemente y para el Sindicato de Peloteros, esta temporada baja ha representado una tormenta de eventos desastrosos. La cantidad de equipos que están dispuestos a ser mediocres a propósito o que se han decidido a no participar en contención está creciendo, lo cual ha retirado millones de dólares de circulación en el mercado, luego que la unión laboral no logró darle prioridad a medidas para evitar esa situación dentro de las conversaciones que resultaron en el actual contrato colectivo que rige en las Mayores. Equipos que históricamente han sido dispendiosos en el mercado, como Yankees y Dodgers, decidieron ver los toros tras la barrera en esta ocasión, motivados por el sistema de penalidades e incentivos anexo al Impuesto pro Equilibrio Competitivo negociado por el sindicato. La actual generación de ejecutivos en el béisbol está mejor informada y cuenta con mejor disciplina que sus predecesores y cada vez menos dueños de equipos se sienten dispuestos a intervenir y desestimar la asesoría de sus gerentes.

Igualmente, es evidente que en este juego anual de "Sillas musicales y agentes libres invernales", los peloteros que actuaron temprano lograron mejor resultado, comparado con la gran cantidad que decidió sentarse a esperar y ahora no tienen contratos adecuados a sus aspiraciones. En el pasado, Boras hacía caminos y anticipaba que el mercado para sus talentosos clientes eventualmente cedería. Esto les dio resultados a jugadores como Carlos Beltrán, Prince Fielder y muchos otros.

Este año, eso no ocurrió. Los jugadores que decidieron tomar tiempo en el mercado de agentes libres, como fue el caso de Moustakas y González, en su mayoría han quedado económicamente disminuidos tras haber decidido dejar varias ofertas en la mesa. Eric Hosmer, cliente de Boras, tuvo buen resultado en un mercado en el cual pocos inicialistas parecían tener vacantes, al conseguir un pacto por ocho años y $144 millones. Sin embargo, los agentes que vaticinaron en diciembre que se produciría un baño de sangre para muchos agentes libres demostraron con el tiempo tener toda la razón. Al final, los relevistas que no esperaron mucho tiempo para firmar, como fue el caso de Luke Gregerson ($11 millones), Tommy Hunter ($18 millones) y Pat Neshek ($16.25 millones), recibieron mejor compensación que Moustakas. Yonder Alonso firmó por dos años y $16 millones a principios del invierno, lo cual se puede comparar con los casos de Logan Morrison y Lucas Duda, quienes decidieron firmar tarde y recibieron, respectivamente, las cantidades de $6.5 millones y $3 millones. Welington Castillo ($15 millones), Chris Iannetta ($8.5 millones) y Alex Ávila ($8.25 millones) firmaron todos antes del mes de febrero, mientras que Jonathan Lucroy acordó este fin de semana por $6.5 millones.

Mientras los últimos peloteros disponibles están envueltos en una refriega para conseguir contratos dentro del mercado de agencia libre más volátil en reciente memoria, quizás haya muchos arrepentidos, tanto agentes, jugadores e incluso dentro de los mismos equipos.

Lucroy: Hay informes que indican que los Rockies le ofrecieron al receptor $21 millones y tres años de contrato, consiguiendo menos de la tercera parte de dicha oferta al haber firmado por solo una temporada con Oakland.

Jon Jay: A principios de la temporada baja, los Marineros se encontraban en la búsqueda de un jardinero para que éste asumiera gran parte de los turnos al bate dejados por Leonys Martín. Entonces, Seattle le presentó una oferta a Jay por tres años. Tras la no concreción de un pacto, Seattle dirigió su mirada a los Marlins, que estaban en la búsqueda de deshacerse del contrato de Dee Gordon, y los Marineros ahora convertirán a Gordon en jardinero central. Jay terminó pactando con Kansas City por un año.

Los Rays y el jardinero Corey Dickerson: Tampa Bay le ofreció un contrato a Dickerson en diciembre y terminaron pactando por un salario de $5.95 millones antes de ir al arbitraje. Pero a medida que se desploma el mercado por jardineros en las esquinas, los Rays vieron mejor valor en otros sitios y luego de poco más de un mes tras la firma de Dickerson, lo despacharon mediante una negociación por el relevista Daniel Hudson y luego hicieron otro movimiento para firmar al jardinero Carlos Gómez por un año y $4 millones.

Logan Morrison: Los Indios tuvieron interés en Morrison a principios de la temporada baja, pero cuando la petición inicial fue muy superior a lo que estaban dispuestos a pagar, rápidamente se decantaron por Alonso.

Greg Holland: Existen diversas informaciones que indican que los Rockies le extendieron una firme oferta por tres años y $51 millones al cerrador. Otras fuentes afirman que las conversaciones con Colorado fueron muy preliminares y que las preferencias de los Rockies se inclinaban por Wade Davis sobre Holland. Los Rockies, al final, decidieron ir por Davis y a finales de invierno, ahora no queda claro a donde irá a parar Holland. Ejecutivos y agentes especulan en privado que el dinero garantizado en cualquier contrato por un año quedaría en el rango entre $7 millones y $10 millones, basándose en los niveles en los que se encuentre el mercado.

Moustakas: Un informe afirma que los Angelinos le ofrecieron $45 millones durante tres años. Sin embargo, fuentes dentro de los Angelinos dicen que esa cifra no es correcta y que no extendieron oferta alguna. Se han concentrado en mejorar su defensiva en temporadas recientes y la conversión de Zack Cozart de campocorto a antesalista fue prioridad, antes que éste pactara por tres años y $48 millones. Lo mejor que pudo conseguir Moustakas fue la oferta calificada.

Padres: Al final, su pacto por Hosmer fue, de lejos, la mejor cantidad de dinero pagada a un pelotero de posición en un mercado cuya lentitud llega a niveles históricos, superando por $86 millones el contrato más cercano en cuanto a cifras extendido a un primera base. Los Filis son el otro equipo que han pagado más de $16 millones por un inicialista. Los Padres pagaron una gran cantidad de dinero en un invierno en el cual muchos otros clubes pudieron cazar gangas.

Lance Lynn: Rechazó una oferta calificada por $17.4 millones por parte de los Cardenales y terminó firmando por un año y $12 millones con los Mellizos.

Gigantes: Asumieron $60.5 millones de la cantidad que falta por pagar al tercera base Evan Longoria, de 32 años, y luego vieron como los precios de agentes libres de esa posición cayeron dramáticamente. Antes que Moustakas consiguiera su contrato, Todd Frazier firmó por dos años y $17 millones. Ahora que podemos analizar con visión más amplia, el costo asumido por Longoria (en cuanto a dólares y prospectos entregados) parece excesivamente alto.

En un clásico ejemplo de oferta y demanda, los grandes números de poder en el terreno no se traducen necesariamente a conseguir suntuosas cantidades de dólares por el alto volumen existente de jonroneros. 13 lanzadores relevistas consiguieron dinero garantizado de por lo menos $10 millones durante este invierno, mientras que solamente 10 peloteros de posición cuentan con dinero garantizado por dicha cantidad. Moustakas, Morrison y Duda sumaron más de 30 jonrones cada uno, y recibieron un total de $16.5 millones.
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Getty Images/Win McNameeAun sin Aaron Judge, hay varias figuras que harían interesante y divertido el Derby de Jonrones, incluido Bryce Harper, quien en 2018 participaría en casa y justo antes de ir a la agencia libre.
El día después de que Aaron Judge ganó el Derby de Jonrones en julio, el mejor bateador del mundo se paró cerca de la jaula de bateo y explicó por qué se sorprendió por el poder de Judge.

"La gente no entiende lo difícil que es hacer lo que hizo", indicó Joey Votto, al tiempo que movía su cuerpo a la distante área en el jardín central-derecho, donde muchos de los jonrones de Judge aterrizaron.

Judge fue el campeón perfecto del Derby de Jonrones. Es el pelotero más grande en la historia del beisbol, hizo trizas a la competencia y se divirtió y se comportó con gracia -no inició la ceremonia de premiación hasta que Danilo Valiente, su pitcher en la práctica de bateo, estuvo a su lado para compartir el crédito.

Así que, sí, es desilusionante que no veamos a los fuegos artificiales de Judge otra vez si asumimos que no cambiará de idea (y veo eso menos posible que el que los Marlins ganen la Serie Mundial).

Sin embargo, Judge está en su derecho de hacer lo que desee, quizá proteger su hombro operado, y el show debe continuar.

Aquí presentamos el grupo de peloteros, sin Judge, a quienes nos encantaría ver en el Derby de Jonrones de julio.

Bryce Harper El Juego de Estrellas es en Washington en la última campaña antes de que Harper llegue a la agencia libre y el pelotero ha indicado que estará listo para participar en el Derby si se lo piden (y si está sano).

Advertencia: Harper será invitado.

Giancarlo Stanton Los extrovertidos atraen la energía de aquellos a su alrededor y los introvertidos desgastan la energía de quienes los rodean. En un mundo paralelo más pequeño, lo mismo se puede decir de los participantes del Derby de Jonrones: algunos lo consideran un evento desgastante y otros parecen adorarlo y Stanton parece ser un tipo extrovertido del Derby. En el pasado, parece haberse encantado con el torneo y una final entre Stanton y Harper quizá ofrezca el mejor espectáculo posible.

Joey Gallo Lo que el primera base de los Rangers batea no puede ser clasificado meramente como jonrones. Sus tablazos son épicos, llegan a la luna. Los manda más alto -y regularmente más lejos-que nadie más. Gallo es un real candidato a ganar el Derby.

Gary Sanchez El catcher de los Yankees venció a Stanton el año pasado y es totalmente capaz de ganar este evento. Tras unos meses de vivir a la sombra de Judge y Stanton, quizá tenga ganas de volver a estar en el centro de la acción (y si gana el trofeo, quizá podría ayudar a convencer a Judge de dejar su retiro del Derby para un duelo en el futuro).

Mike Trout El mejor jugador en el planeta ya tiene 201 jonrones en su carrera a la edad de 26 años y si alguna vez quisiera participar, la oficina de Grandes Ligas estaría encantada de tenerlo. Y debería ser invitado.

Sin embargo, presumiblemente, Trout dirá que no, lo que nos lleva a...

Todd Frazier El también, como Trout, nacido en Nueva Jersey, ofreció el que puede considerarse como el más grande espectáculo que ha dado el Derby en su historia en Cincinnati, en el primer año en el que el evento usó un formato improvisado de tiempo y el infeccioso entusiasmo que mostró junto a su pitcher, su hermano Charlie, ayudó a darle más vida al evento. Frazier, el extrovertido por excelencia, simplemente haría este evento aún más divertido.

Jose Altuve, George Sprimer o Carlos Correa Altuve sería el ratón entre los elefantes, pero tiene poder legítimo y ha conectado 24 jonrones en cada una de las últimas dos campañas, pero, probablemente diga que no. Y Springer ha dicho que no antes. Correa quizá decline también.

Sin embargo, nunca es mala idea intentar tener a un campeón de la Serie Mundial entre los participantes.

Manny Machado La temporada 2018 es una gran plataforma para Machado, quien irá al mercado de la agencia libre junto con Harper el próximo otoño y obtendrá un gran contrato. Como uno de los peloteros de los que más se hablará este verano, Machado sería una gran figura para las Grandes Ligas en el Derby.

Shohei Ohtani Cuando tomó sus primeras rondas de prácticas de bateo en Arizona este año, sus compañeros intercambiaron mensajes de texto sobre el gran poder del japonés y nadie puede discutir su poder como figura.

La participación de Ohtani provocaría que los ratings alrededor del mundo aumentaran y ojalá alguien lo invite, pero, cuando los equipos intentaron contratarlo, aprendieron que es una persona introvertida en su actitud hacia el beisbol, por lo que parece muy difícil que acepte ir al Derby.

Ichiro Suzuki La primera vez que vi a Ichiro en una práctica de bateo, el futuro miembro del Salón de la Fama, Pat Gillick, entonces gerente general de los Marineros, me advirtió: "Presta atención a su última ronda. Tiene mucho poder". Seguro que sí. Ichiro mandó a volar cada pelota que conectó a las gradas del jardín derecho con perfecto contacto y su precisa coordinador de ojos y manos.

Ichiro no mandará la pelota tan lejos como Stanton, Gallo o Harper, pero es tan disciplinado específico que quizá encuentra la forma de dar pelea. Eso sería muy divertido y el pelotero de 44 años sería el favorito de la afición... después de Harper.

Madison Bumgarner Cuando mencionamos por primera vez el deseo de Bumgarner de estar en el Derby hace un par de años, otro jugador me preguntó en tono burlón, "¿Realmente crees que Bumgarner tendría oportunidad ante los mejores bateadores del mundo?". El jugador discutió con vehemencia que hay peloteros de posición que merecen estar más en el Derby que el pitcher de los Gigantes.

Lo cual nos hace perder la perspectiva. El Derby de Jonrones, en su mejor forma, se supone que es un espectáculo, se supone que debe ser divertido, se supone que debe ser interesante. No es un examen sobre cómo batear.

El año pasado, Bumgarner tuvo jonrones con velocidad de salida de más de 115 millas, más alta que la mayoría de los bateadores. Su participación sería muy interesante e intentaría mandar pelotas hasta el Capitolio.

Sin embargo, Aaron Judge, ten en cuenta que si cambias de parecer, al mundo del beisbol le encantaría tenerte de vuelta en el Derby.

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