Después de ver marchar a Bryce Harper en la agencia libre del pasado invierno, la prioridad de los Washington Nationals es retener a largo plazo, por toda su carrera si es posible, al dominicano Juan Soto ¿Pero cuánto costaría eso?

Hablando en un programa radial del área de la capital de la nación, el gerente general de Washington, Mike Rizzo, explicó en una sola frase qué tan valioso es Soto para el futuro de la organización y el punto de partida para comenzar una negociación que lo ate al club más allá del tiempo de control que otorga el actual sistema de Grandes Ligas.

"Le daríamos 10 años, $180 millones de dólares mañana en la mañana seguro, pero no creo que vaya a aceptar eso", dijo Rizzo el miércoles a la emisora 106.7 FM. "Por supuesto que queremos mantenerlos en el sistema y en la organización", agregó.

Un promedio de $18 millones de dólares anuales por una década a un chico de 20 años de edad y menos de dos temporadas de servicio ciertamente sería algo histórico, incluso para una industria de diez mil millones de dólares en la que más de 120 jugadores devengan sobre los $10 millones en el 2019 y el salario promedio ronda los $4,4 millones.

Getty ImagesLos Washington Nationals están interesados en retener a largo plazo a Juan Soto. ¿Lo lograrán?

Después de batear .292 con 22 jonrones y un promedio de OBP de .406 en 116 partidos en su debut en el 2018, con 19 años de edad, Soto batea .290 con 29 jonrones y un OBP de .401 en los primeros cinco meses de su primera temporada completa en las ligas mayores. En sus primeros 237 juegos, ha pegado 51 jonrones y 46 dobles y ha recibido 163 base por bolas.

Esta temporada, Soto gana $578,300 dólares, un poquito más del salarió mínimo de $555 mil, y no será elegible al arbitraje salarial hasta el 2022 y a la agencia libre hasta el 2025. Pero el chico es un bateador especial y los de su tipo tarde o temprano terminan golpeando la piñata del gran dinero.

De acuerdo a fuentes de ESPN Digital, Soto, su familia y su agente no han mostrado mucho interés en firmar una extensión que incluya sacrificar años de agencia libre (como la que firmó el venezolano Ronald Acuna por ocho años y $100 millones con los Atlanta Braves), pero eso no significa que Washington no pueda hacerlos cambiar de idea con una oferta de esas que no se pueden rechazar.

Tampoco se puede descartar algún tipo de acuerdo menos voluminoso que solamente incluya los años de control que tiene el equipo sobre el pelotero, algo parecido a lo que hizo Harper antes de aterrizar en el mercado.

Harper, quien al igual que Soto debutó con los Nationals a los 19 años de edad, abandonó la capital para pasar a los rivales divisionales Philadelphia Phillies con un contrato de 13 años y $330 millones de dólares, durante un invierno en el que el agente libre dominicano Manny Machado fichó por 10 años y $300 millones con los San Diego Padres y los clubes invirtieron cerca de dos mil millones en peloteros.

Una inversión que incluyó la extensión de 12 años y $426 millones, la más cara de la historia, entre el jardinero Mike Trout, el mejor pelotero de la actualidad, y los Los Angeles Angels.

Lo que está claro es que Soto es un jugador especial y Washington quisiera retenerlo por mucho tiempo, incluso si tiene que pagar un alto precio.

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El derecho Zack Greinke, quien alcanzó las 200 victorias el domingo contra los Oakland Athletics, y el zurdo CC Sabathia, quien superó los 250 triunfos y 3,000 ponches más temprano en la temporada, pueden ser agregados a la breve lista de lanzadores activos que deberían ir ensayando desde ahora sus discursos para una eventual ceremonia en el Salón de la Fama de Cooperstown.

Los otros miembros de ese exclusivo grupo son el zurdo Clayton Kershaw, de los Los Angeles Dodgers, y los derechos Max Scherzer, de los Washington Nationals, y Justin Verlander, de los Houston Astros. Greinke, de 35 años de edad y 16 temporadas en las Grandes Ligas, ha lucido como un abridor caballo, poniendo foja de 13-4 y efectividad de 2.84 en 26 salidas con los Arizona Diamondbacks y los Astros. El seis veces Todos Estrellas y Cy Young de la Liga Americana del 2009 tiene 3-0, efectividad de 2.37 y 14 ponches en 19.0 entradas en sus primeras tres aperturas con los líderes de la División Oeste de la Liga Americana.

Astros starting pitcher Zack Greinke delivers a pitch against the Colorado Rockies during the first inning at Minute Maid Park.
John Glaser-USA TODAY SportsAl alcanzar su victoria 200 la semana pasada, Zack Greinke ya tiene credenciales suficientes como para ir pensando en su discurso del Salón de la Fama.
Greinke (200-122, 3.35, 2,584 ponches, 2,828 innings), a quien restan dos años en su actual contrato, es el lanzador #32 de la historia con 200 victorias y 2,500 ponches. Tendrá la oportunidad de alcanzar los tres mil ponches y las tres mil entradas laboradas con su contrato vigente.

Sabathia, quien anunció que se retirará al final de esta temporada, permitió cuatro carreras en tres episodios ante los Cleveland Indians en su regreso de la lista de lesionados. El zurdo de 39 años de edad y 19 temporadas en las ligas mayores, tiene marca de 5-7 y efectividad de 5.01 con los New York Yankees en su última campaña.

Pero Sabathia (251-160, 3.73, 3,073 ponches, 3,563 innings) se convirtió esta temporada en apenas el tercer zurdo de la historia con tres mil ponches, cifra qué agregada a sus cinco convocatorias al Juego de Estrellas, su premio Cy Young de la Liga Americana del 2007 (ha estado cinco veces entre los cinco más votados al galardón) le dan la categoría de "caballo, caballo" monticular de su era.

El proceso que lleva a un pelotero con una gran carrera al Salón de la Fama no es una ciencia exacta. Entre los más de 19,600 peloteros que pasaron por las ligas mayores desde que fue fundada la Liga Nacional en 1876, apenas 232 tienen placas en Cooperstown. Incluyendo siete que fueron electos por sus desempeños en las Ligas Negras, solamente 83 lanzadores están en el Salón de la Fama.

Mike Mussina, quien ganó 270 partidos, recibió la bendición de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA) este año, en su sexta aparición en la boleta. Así de difícil ha sido el asunto. Además de Greinke y Sabathia, los otros activos con luz verde para comprar el traje de sus futuras exaltaciones son:

Kershaw (165-71, 2.41, 2,416 K, 2,233 IL): Ocho elecciones al Juego de Estrellas, tres premios Cy Young, siete veces entre los cinco más votados para el galardón, un Jugador Más Valioso y cinco lideratos de efectividad en 12 años con los Dodgers.

Scherzer (168-87, 3.17, 2,638 K, 2,252 IL): Siete Juegos de Estrellas, tres premios Cy Young (dos en la Liga Nacional y uno en la Liga Americana) y seis veces entre los cinco más votados al premio en 12 años con Arizona Diamonbacks, Detroit Tigers y Washington Nationals.

Verlander (219-127, 3.36, 2,934 K, 2,928.2 IL): Ocho Juegos de Estrellas, Cy Young y Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 2011, siete veces entre cinco más votados al Cy Young, Novato del Año.

EN LA FRONTERA: El abridor venezolano Félix Hernández y el cerrador cubano Aroldis Chapman se encuentran en el grupo más amplio de lanzadores que ya hicieron lo suficiente como para comenzar a soñar con una placa en el Salón de la Fama, pero qué por diferentes razones, aún tienen tareas pendientes. Un grupo que, más o menos, también integran Madison Bumgarner, Corey Kluber, Jon Lester y Chris Sale, entre otros.

Hernández, quien ha pasado toda su carrera de 15 años en Grandes Ligas con los Seattle Mariners, posee marca general de 169-132, efectividad de 3.38 y 2,501 ponches en 2,696 entradas. "King Félix" ha sido electo a seis Juegos de Estrellas, ganó el Cy Young de la Liga Americana en 2010 y en cuatro ocasiones ha quedado entre los primeros cinco por el premio.

Salvo raras excepciones, proyectar una carrera de Salón de la Fama para un relevista es una de las cosas más impredecibles. Solamente ocho relevistas, incluyendo al gran panameño Mariano Rivera, y a Lee Smith, quienes entraron este año, son miembros del Salón de la Fama de Cooperstown.

Pero si hay un relevista que cumple con los parámetros para considerarse que lleva buen camino para encontrar la olla de oro al final del arcoíris en la villa Cooperstown, ese es Chapman, quien tiene 271 salvamentos, efectividad de 2.25 y 14.8 ponches por cada nueve entradas en su carrera. El norteamericano Craig Kimbrel (2.01 y 14.6 K/9IL) tiene cifras muy parecidas en más o menos el mismo tiempo.

La diferencia entre ambos es que mientras Kimbrel no pasa exactamente por un momento que augure que mantendrá su forma de los 10 años anteriores, el zurdo de los Yankees está lanzando la recta a 103 millas por hora, tiene efectividad de 2.36 y ha ponchado a 13 bateadores por cada nueve innings en el 2019, un indicativo de que aún puede agregar varios años de gran dominio a su carrera, y, por lo tanto, mejorar sus probabilidades de unirse a Rivera.

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Los New York Yankees necesitan pitcheo abridor para incrementar sus buenas probabilidades de ganar la Serie Mundial en el 2019. Los New York Mets están obligados a seguir fortaleciendo su columna vertebral para volver a ser relevantes en las Grandes Ligas.

Los dos equipos de la Gran Manzana tienen exactamente lo que necesita el otro para impulsar sus respectivos planes, de corto plazo para los "Bombarderos" del Bronx, de medio término para los "Asombrosos" de Queens. La cuestión es ponerse de acuerdo, lo que no siempre ha sido fácil entre los vecinos niuyorkinos.

Los Mets, que ya tenían en su rotación abridora a Jacob deGrom, Noah Syndergaard, Zack Wheeler y Steven Matz, hicieron un cambio con los Toronto Blue Jays en el fin de semana para agregar al derecho Marcus Stroman (efectividad de 2.96 en 21 salidas y 1.80 en julio), uno de los abridores más eficientes de ambas ligas mayores este año.

Noah Syndergaard
Wendell Cruz-USA TODAY Sports
El movimiento sorprendió a toda la industria tomando en cuenta que los Mets tienen marca de 50-55 y van detrás de siete equipos en la batalla por un puesto comodín a los playoffs de la Liga Nacional, a dos días que se cumpla el plazo de hacer transacciones en las ligas mayores. En esa situación, los clubes generalmente apuestan a vender y no a comprar como hizo el gerente general Brodie Van Wagenen, quien en poco tiempo ha demostrado que no se le aprieta el pecho para mover sus fichas.

¿Pero si Van Wagenen no está apuntando a esta temporada y Stroman es parte de un plan más grande para acumular lo que costaría adquirir el paquete perfecto de súper prospectos que están cerca de comenzar a florecer en el nivel más alto? Cuando se han jugado dos tercios de la temporada regular, los Yankees comandan la División Este de la Liga Americana con marca de 67-38 y ventaja de 8.5 juegos sobre los Tampa Bay Rays y 9.0 por encima de sus grandes rivales y actuales campeones del béisbol, los Boston Red Sox. Pero el gerente general Brian Cashman sabe que su actual rotación abridora no es exactamente la ideal para una eventual postemporada contra algunos de los clubes más ofensivos del béisbol.

El pitcheo abridor de los rayados tuvo efectividad global de 4.77 en los primeros 105 juegos de la temporada. Cuando el dominicano Domingo Germán lanzó 5.1 IL de tres carreras el domingo en Fenway Park se convirtió en el primer abridor con una actuación decente desde el 19 de julio. En los ocho choques anteriores, los abridores del manager Aaron boone tuvieron foja de 1-5 y efectividad de 14.90.

Con el dominicano Luis Severino fuera de acción desde los entrenamientos primaverales, los Yankees no han tenido un genuino caballo de rotación. No lo ha sido el derecho japonés Masahiro Tanaka, quien permitió 12 carreras en 3.1 entradas el jueves y tiene efectividad de 4.79 en 21 salidas, ni tampoco el zurdo James Paxton (5-6, 4.72), quin llegó desde los Seattle Mariners con la etiqueta de caballo monticular.

De los abridores regulares, Germán, quien tiene un turno en la rotación por primera vez en su carrera, exhibe el mejor promedio de efectividad, 4.08.

¿Qué tanto estarían dispuestos a dar los Yankees por dos del trío que forman Syndergaard, Stroman y Wheeler? Bastante, ha de suponerse. Jugadores como el antesalista Miguel Andújar, el jardinero Clint Frazier y el lanzador Jonathan Loaisiga y los prospectos Estevan Florial y Deivi García podrían ser parte del mayor megacambio de la historia entre los dos equipos de Nueva York, si llegaran a un terreno común, que en realidad es la parte difícil del asunto.

Mets y Yankees han logrado superar sus diferencias barriales en el pasado para resolver necesidades. En el 2001, los Yankees mandaron al jardinero David Justice a los Mets por el antesalista Robin Ventura. En el 2003, los Mets cedieron al cerrador dominicano Armando Benítez por tres jugadadores de los Yankees.

¿Por qué no hacerlo una vez más?

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Desde que asumió como el comisionado de las Grandes Ligas del béisbol (MLB), en enero del 2015, Rob Manfred ha mostrado ser un líder abierto a nuevas ideas y probar todo lo que sea necesario para mejorar el gran producto que maneja.

No es por casualidad que el comisionado de Grandes Ligas gana más al año que el presidente de los Estados Unidos. Después de todo, el hombre con la silla en el 245 de Park Avenue, Nueva York, existe para defender los intereses de una industria que genera más de $10,000 millones de dólares anuales, mientras que el inquilino #1 de la gran Casa Blanca del 1600 de Pennsylvania Avenue, administra al país más endeudado del planeta. Con eso en mente, y también con la certeza de que la oficina del comisionado está llena de mentes brillantes que se ocupan de resolver problemas incluso antes de que ocurran, me atrevo a cometer la herejía de recomendar un par de ideas a mister Manfred sobre tópicos que deberían cambiar en las Grandes Ligas del futuro.

Ceremonia de Cooperstown: Tomando en cuenta que la ceremonia de exaltación de los nuevos miembros del Salón de la Fama es uno de los eventos más importantes en el calendario anual del béisbol de Estados Unidos, Manfred debería disponer que ese único domingo del año nadie juegue antes de las 3 pm.

Por respeto al acto que se realiza en Cooperstown, Nueva York, el tercer o cuarto domingo de julio, el espacio entre 1 pm y 3 pm debería estar libre de otros eventos de pelota local. No tiene sentido que el discurso de aceptación de Mariano Rivera, el único pelotero electo de manera unánime al Salón de la Fama, compita con un probable juego perfecto de Max Scherzer o un partido de cuatro jonrones de Mike Trout.

Getty ImagesEnrique Rojas se atrevió a cometer la herejía de recomendar un par de ideas a Rob Manfred sobre tópicos que deberían cambiar en las Grandes Ligas del futuro.

Sabemos que el Salón de la Fama no es un órgano apéndice de la MLB y que ambas entidades tienen sus intereses particulares, pero por algo tiene el comisionado de MLB el discurso de apertura del ceremonial, que se transmite desde hace varios años por el canal de la liga.

MLB no perdería absolutamente nada con mover un poco el inicio de la jornada. Los que gobiernan el Salón de la Fama no pierden nada con empaquetar la ceremonia en un bloque de dos horas. Sería lo mejor para todas las partes.

Extrainnings de serie regular: Los Baltimore Orioles y Los Angeles Angels jugaron un partido de 16 entradas y más de seis horas el jueves. En el 2019, eso no tiene sentido ni para los Orioles, ni para los Angels, ni para MLB, ni para los aficionados.

Pocos aficionados en el planeta, incluyendo a los más románticos que nacieron en las primeras décadas de la Liga Nacional, que fue fundada en 1876, quieren partidos de seis horas que terminan cerca de las dos de la madrugada. Simplemente no tiene ningún sentido práctico.

MLB debería tener ya un sistema que acelere la decisión de un encuentro de serie regular después que se han jugado 10 entradas. Ya sea colocando dos corredores en bases al inicio de cada inning, haciendo un mini derby de jonrones o lanzando una moneda, pero que jugadores y aficionados se pasen 10 horas en un estadio de pelota para un juego de serie regular es una insensatez.

Serie Mundial sábado y domingo: Por muchos años, los partidos del fin de semana de la Serie Mundial arrancan después de las 8 pm. Es tiempo de probar algo nuevo, que en realidad sería hacer algo que se hacía anteriormente.

Esta temporada, MLB y ESPN acordaron que el partido del domingo en la noche arrancará a las 7 pm, salvo un par de excepciones, y la respuesta del público ha sido positiva. Es tiempo que MLB permita a toda la familia poder sentarse a ver un encuentro de la Serie Mundial el sábado y el domingo. Comenzar a las 6:30 pm uno de esos días no le haría ningún daño al evento.

El Super Bowl del 2019, entre New England Patriots y Los Angeles Rams, arrancó a las 6:30 pm en el Mercedes Benz de Atlanta. Los aficionados de los Rams y todo el que vive en la costa oeste tenían las 3:30 pm en sus relojes cuando dieron la patada inicial. Y nadie se quejó por temprano.

Lotería del draft y sorteo internacional: Basta ya de premiar la mediocridad. Con el actual sistema para repartir los turnos en el draft colegial doméstico, que podría ser el mismo para decidir el orden del inminente y necesario sorteo internacional que está en la mesa de negociaciones, los peores equipos garantizan tener los primeros turnos y, por ende, el talento mejor valorado.

Eso claramente desincentiva la competencia en la segunda mitad de la temporada. Es evidente que los equipos con peores récords hacen poco para mejorar y comienzan a pensar en el draft del próximo año y no en la temporada que están jugando.

La lotería del draft, como la tiene la liga de baloncesto NBA, no es un sistema perfecto, pero al menos no le garantiza al que quede en último lugar el primer pick del próximo sorteo. La MLB debería pensar en algún formato de lotería que acabe con la carrera de jugar a perder.

Sobre el sorteo internacional, está claro que aplicarlo no será tan fácil, pero dado el estado de corrupción que tiene el actual sistema de reclutamiento de agencia libre, especialmente en República Dominicana y Venezuela, las principales fuentes externas de talento, se hace urgente y obligatorio algún proceso para controlar la forma en que son firmados los niños latinoamericanos.

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Liderados por el inicialista de los New York Mets, Pete Alonso, una extraordinaria cosecha de novatos brilla con intensidad en la primera mitad de la temporada del 2019 y no sería extraño si una buena porción de ellos termina integrando los rosters para el Juego de Estrellas de Grandes Ligas, a celebrarse dentro de dos semanas en Cleveland, y, más adelante, peleando por los principales premios del béisbol.

Mientras Alonso trata de borrar de los libros de récords a Aaron Judge y colectar varias estatuillas, el lanzador Mike Soroka, de los Atlanta Braves, pelea el Cy Young de la Liga Nacional, y el torpedero dominicano Fernando Tatis Jr., de los San Diego Padres, básicamente luce como un fijo en la nómina del conjunto que mandará la Liga Nacional al clásico de mitad de temporada.

Y ellos apenas son un puñado de una promoción que además de rica en cantidad lo es en calidad.

Jim Young-USA TODAY Sports
Tres novatos ((Will Smith, de Los Angeles Dodgers; Kevin Newman, de Pittsburgh Pirates, y Tim Locastro, de Arizona Diamondbacks ) tuvieron carreras impulsadas para dejar en el campo al equipo rival , apenas la cuarta vez que ocurre eso desde 1961, de acuerdo a Elias Sports Bureau. Más asombroso aún, los Dodgers tuvieron un novato bateando jonrón ganador en el último turno al bate viernes, sábado y domingo, la primera vez que sucede eso en Grandes Ligas.

Alonso bateó el domingo su cuadrangular número 27 de la temporada, quebrando el récord de los Mets para un jugador de primer año (Darryl Strawberry pegó 26 en 1983) y empatando la marca de la franquicia (Dave Kingman, 27 en 1976) para más vuelacercas antes del 1 de julio. Las proyecciones del inicialista apuntan a convertirse en el segundo novato de las ligas mayores con 50 o más jonrones, y hasta de romper la marca de jonrones para un jugador de primer año, los 52 de Aaron Judge en 2017.

Alonso, quien batea .276 (279-77), encabeza a todos los novatos del béisbol en hits, jonrones, extrabases (46), boletos (32), carreras impulsadas (61), anotadas (50), Slugging (.642), OBP (.366), OPS (1,008), bases totales (179) y WAR (3.5), lo que además de tenerlo al frente de la carrera por el Novato del Año, también le otorga un boleto para aparecer entre los primeros candidatos al Jugador Más Valioso.

Ningún pelotero del viejo circuito ha sido Novato del Año y Jugador Más Valioso simultáneamente.

En la Liga Americana, los dominicanos Vladimir Guerrero Jr., de los Toronto Blue Jays, y Eloy Jiménez, de los Chicago White Sox, fueron los que más atrajeron la atención, incluso desde antes que agotaran su primer turno, sin embargo fue el inicialista y jardinero Brandon Lowe (.282, 15 H4, 17 H2, 46 CE y 38 CA), de los Tampa Bay Rays, el que puso los batazos y parecía encaminarse sin oposición a ganar el premio.

Claro, hasta que los Houston Astros decidieron no postergar más el ascenso del jardinero cubano Yordan Alvarez, quien cumplirá 22 años de edad en el fin de semana.

Alvarez, quien debutó en Grandes Ligas el 9 de junio, ha tenido un inicio histórico, bateando .333 (48-16) con siete jonrones, dos dobles, ocho boletos y 16 carreras impulsadas en 12 partidos. El bateador zurdo pegó jonrones en sus primeros dos juegos y en cuatro de los primeros cinco y es el primer pelotero de Grandes Ligas con su total de jonrones y remolques en la primera docena de juegos de una carrera.

Para que tengan una idea del año que está teniendo Alvarez: Entre ligas menores (23 jonrones y 71 CE) y MLB, Alvarez tiene 30 cuadrangulares y 89 impulsadas en 68 encuentros. Christian Yelich, de Milwaukee Brewers, tiene 29 jonrones y 66 CE en 71 partidos; Josh Bell, de Pittsburgh Pirates, 20 jonrones y 66 CE en 75 juegos, y Cody Bellinger, de Los Angeles Dodgers, 25 cuadrangulares y 61 vueltas producidas en 76 cotejos. Incluyendo a Alonso, solamente seis jugadores de Grandes Ligas superan los 20 jonrones y 60 empujadas entrando a la última semana de junio.

De acuerdo a Elias Sports Bureau, la mayor cantidad de novatos seleccionados para el Juego de Estrellas es de cinco, en 2012. En 1944, 1960 (dos partidos), 2001, 2003 y 2011 fueron convocados cuatro en cada ocasión.

Mucho antes de que fuera creado el Premio Novato del Año (que oficial desde 1947 y fue renombrado en 1987 en homenaje a Jackie Robinson, quien lo ganó en la Liga Nacional en su primera edición), el jardinero 'Shoeless' Joe Jackson, de los Cleveland Indians, bateó .408 con 45 dobles, 19 triples y 126 anotadas en 1911, para muchos, la mejor actuación de la historia para un jugador que califica como novato.

Los jardineros Fred Lynn (1975) e Ichiro Suzuki (2001), además del Novato del Año, también ganaron el Jugador Más Valioso, mientras que el zurdo mexicano Fernando Valenzuela, en 1981, ha sido el único lanzador que se anotó el Novato del Año y el Cy Young en la misma temporada. Más recientemente, Mike Trout, en 2012, y Judge, en 2017, ganaron el Novato del Año de la Liga Americana y quedaron segundos en la batalla por el MVP.

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Los últimos días han sido muy difíciles para las familias dominicanas Ortiz y Arias. Para mí, han sido un poco confusos.

El pasado domingo 8 de junio fue herido de bala el ex pelotero David Ortiz en un centro de diversión en la parte oriental de Santo Domingo, la capital de República Dominicana. La noticia corrió como pólvora esa noche, pero no fue hasta que hablé por teléfono con su padre, Leo Ortiz, quien me confirmó el atentado, que pude reportar la noticia en ESPN.

Mientras el legendario "Big Papi" se debatía entre la vida y la muerte en una cama de operación en la clínica Abel González de Santo Domingo-- la bala que entró por la espalda y salió por el abdomen afectó sus intestinos, colon e hígado--, en Orlando yo hacía llamadas a familiares y amigos del ex jugador, a algunos colegas míos y a la policía nacional, recabando detalles para mejorar y aclarar el reporte inicial.

Al mismo tiempo, armaba un vuelo de urgencia a República Dominicana para seguir cubriendo la noticia en el lugar de los hechos, lo que hice entre lunes y jueves sin ninguna novedad mayor y sin permitir que el corazón afectara la razón. Después de todo, es algo que he hecho por la mayor parte de las últimas cuatro décadas. Gajes del oficio. Pan comido. Parte de la rutina de este sacerdocio llamado periodismo. Excepto porque no era una noticia rutinaria y la víctima del atentado vicioso no era un simple conocido ocasional o "una fuente" como llamamos los periodistas a las personas e instituciones que cubrimos con regularidad.

¡Cielo santo! Conozco a David Ortiz desde que él era un niño de 17 años y yo, apenas un poco mayor, comenzaba a establecerme como reportero y comentarista de béisbol en República Dominicana y, por razones de nuestros trabajos, hemos seguido rutas paralelas y cercanas. Quisiera decir que Ortiz es una fuente como cualquier otra y que lo que le ocurrió es algo normal, pero no lo es. Lo siento.

Se supone, que como los médicos, abogados, policías, bomberos y otros profesionales, los periodistas estamos forrados de una coraza que nos convierte en seres apáticos, fríos, insensibles y desalmados para no dejarnos involucrar emocionalmente en las historias que cubrimos. La realidad es que eso es una verdad a media.

Enrique RojasEl autor de esta nota entrevista a David Ortiz durante el Clásico Mundial de Béisbol en 2006.
En el caso de Ortiz, conozco su familia, sus hijos, sus amigos y colaboradores, cubrí su carrera completa desde que trituraba pelotas en la improvisada instalación de entrenamientos que usaban los Seattle Mariners en el estadio 'Los Trinitarios' de la zona oriental de Santo Domingo a mediados de la década de 1990 hasta que salió a dar un adiós definitivo a los fanáticos que estaban en Fenway Park la noche del 10 de octubre del 2016, minutos después de que los Boston Red Sox fueran barridos por los Cleveland Indians en las Series Divisionales de la Liga Americana.

"Tengo un zurdo que va a dar muchos palos dentro de poco tiempo en las Grandes Ligas", me dijo en 1993 el ex lanzador convertido en buscatalento de los Mariners, Ramón "Pintacora" de los Santos (fallecido). "Pintacora" se refería a David Arias, un primera base y bateador zurdo de 17 años que había firmado en noviembre de 1992.

Los otros muchachitos le apodaban 'Pecozá', un sinónimo urbano de bofetada/cachetada/pescozón, por el sonido seco que producía el bate cuando Ortiz salvajemente golpeaba la pelota, tanto en prácticas como en partidos.

Mucho antes de que aclarara al mundo que su nombre correcto era David Ortiz Arias (los norteamericanos confundieron el primer apellido con un segundo nombre como sucedía antes con casi todos nosotros los latinos en Estados Unidos antes de que por motivo se seguridad se obligara a todo el mundo a usar todos los nombres y todos los apellidos en los documentos de identidad) o le apodaran "Big Papi", Ortiz era simplemente "Pecozá", el hijo de Leo Ortiz y Angela "La Niña" Arias.

Cubrí a David Ortiz cuando se reportó por primera vez a los Leones del Escogido de la liga dominicana en el invierno de 1994-95, una temporada en la que tuvo de compañero en el equipo rojo a otro novato de los Mariners llamado Alex Rodríguez y comenzó una gran amistad con el torpedero y capitán del equipo, Neifi Pérez.

Yo era reportero de Associated Press (AP) en la Serie del Caribe de 1999 en San Juan, Puerto Rico, que Ortiz decidió con un batazo de dos carreras por la raya del jardín izquierdo en la entrada #12 de un partido extra entre los Tigres del Licey de República Dominicana y los Indios de Mayagüez puertorriqueños. Ortiz, quien también bateó un cuadrangular, fue el héroe de la noche, pero Pérez resultó electo el Jugador Más Valioso del torneo por segundo año seguido.

Fue Pérez quien me levantó la mañana del 2 de enero del 2002 para informarme que "La Niña", la madre de Ortiz, había fallecido la tarde anterior, en el día de año nuevo, en un accidente automovilístico, cuando el taxista que la regresaba a casa chocó con un vehículo pesado que estaba mal estacionado.

Pérez no solamente me dio la dirección de la funeraria donde estaban velando a la madre de Ortiz, sino que también quien me facilitó una foto de la fallecida para que ilustrara la noticia que publiqué en el periódico Ultima Hora, el desaparecido vespertino del grupo Listín Diario donde laboré entre 1994-98 y luego del 2001 al 2004.

Mientras Ortiz lloraba la partida de su mamá, Pérez, quien ya era un jugador establecido en MLB, se encargó de todos los detalles, incluyendo el pago de la funeraria.

Enrique RojasDavid Ortiz y los periodistas Leo López y Enrique Rojas comparten durante un homenaje en Brooklyn hace algunos años.
Al año siguiente, los Minnesota Twins, que adquirieron a Ortiz como el jugador a ser nombrado más tarde en un cambio con Seattle, decidieron no extender contra la primera base y bateador designado, dejando que se convirtiera en agente libre. Ahí fue que entró en acción Pedro Martínez, quien casi tuvo que rogar a Boston para que le diera el contrato sin garantías que extendió la gerencia a Ortiz y que marcó el inicio de la leyenda del Big Papi con los Red Sox.

Cubrí algunos de los grandes y malos momentos de Boston por los siguientes 16 años, ya sea para los periódicos Hoy y Ultima Hora y algunos programas de radio y televisión de República Dominicana, la agencia AP y, desde el 2005, para ESPN. Podría parecer una exageración, pero no recuerdo un solo momento en que Ortiz no estuviera disponible.

Durante nuestras carreras paralelas he cubierto a Ortiz en cientos de partidos de Grandes Ligas y la liga dominicana, cinco Series del Caribe (1999, 2000, 2001, 2003 y 2004), tres Series Mundiales (2004, 2007 y 2012), las primeras dos ediciones del Clásico Mundial de Béisbol (2006 y 2009) y varias versiones del Clásico de Golf de celebridades que organiza Ortiz cada diciembre para recaudar fondos para operar a niños pobres con enfermedades del corazón.

Durante los 12 años de celebración del golf de Big Papi se han recaudado cerca de siete millones de dólares y han sido operados más de 800 niños de bajo recursos.

Estuve en la conferencia de prensa del sábado 8 de agosto del 2009 en el Yankee Stadium cuando el periódico New York Times reportó que supuestamente Ortiz era parte de una lista de 103 jugadores que arrojaron positivo en las pruebas anónimas que condujo Grandes Ligas entre los peloteros en el 2003 para determinar si era necesario un programa antidopaje.

Mientras el mismo New York Times y otros medios especularon sobre otros supuestos miembros de una lista que, por acuerdo entre la Asociación de Peloteros y la oficina del comisionado, debería ser secreta de por vida, Ortiz fue el único pelotero enlodado ante la opinión pública que fue defendido por el comisionado, el sindicato y su equipo.

En las últimas tres décadas, Ortiz nos abrió a mí y a todos los medios en los que laborado durante ese tiempo, la puerta de su casa y su intimidad y siempre ha estado disponible para discutir las noticias, incluso cuando han sido negativas. Para nosotros los periodistas, eso tiene un gran valor. Lo llamamos responsabilidad.

Por todas esas razones y muchas otras que no vienen al caso, es que se hace muy difícil entender que alguien pudiera intentar quitarle la vida a Ortiz en su propio país. Por otro lado, para mí, ese atentado no es una noticia común y corriente y la víctima no es una fuente cualquiera.

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Noah K. Murray/USA TODAY Sports
El segundo choque de la temporada entre los estelares lanzadores Max Sxcherzer y Jacob deGrom no está cargado de la magia y las expectativas que tuvo el primero, pero eso no significa que no sea uno de los eventos más atractivos de la cartelera deportiva del miércoles en Estados Unidos.

"Nunca segundas partes fueron buenas" escribió el genial Miguel De Cervantes en su "Segunda parte del ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha". La frase, acuñada como axioma, primero en la literatura y luego en el cine, básicamente ha sido enterrada por la tendencia moderna de escribir y filmar historias en series, y en realidad nunca ha tenido mucha credibilidad en el deporte, especialmente en el béisbol.

Boston Red Sox y New York Yankees han jugado más de 2,200 encuentros y siempre hay magia en el ambiente cuando se reencuentran, y algo parecido se podría argumentar de los choques entre Los Angeles Dodgers y San Francisco Giants, Chicago Cubs ante St. Louis Cardinals, entre otros. Es poco probable que un clásico entre Barcelona y Real Madrid pase sin pena ni gloria para los aficionados del balompié.

La barrida 4-0 de los los Warriors de Golden State sobre los Trail Blazers de Portland en la final de la Conferencia Oeste dentro de los playoffs de la NBA, borró del calendario un hipotético gran juego 5 en Oakland para esta noche; la Final de la Copa Stanley del hockey sobre hielo (NHL), entre St. Louis Blues y Boston Bruins, no arrancará hasta el lunes, y el fútbol americano (NFL) está en su etapa de descanso.

Max Scherzer
Mike Stobe/Getty Images
Esto deja la pista abierta para las Grandes Ligas, cuyo calendario de 16 partidos del miércoles incluye el segundo de la serie de cuatro juegos entre los Washington Nationals y los New York Mets en el Citi Field de Queens, con Scherzer y deGrom programados para medirse por primera vez desde el día inaugural de la temporada.

El primer encuentro fue grandioso y hasta tuvo ribetes históricos. Nueva York venció 2-0 a Washington ante 42.263 aficionados en la apertura de la temporada el 28 de marzo en el Nationals Park. Mientras deGrom ponchó 10 en seis innings para quedarse con el triunfo, Scherzer abanicó 12 en 7.2 entradas y permitió jonrón en el primer turno de Robinson Canó con los Mets.

Fue la cuarta vez en la historia que el ganador del premio Cy Young (deGrom) enfrentaba al segundo lugar (Scherzer) en el día inaugural del año siguiente. Pero además, con deGrom, el ganador del 2018, y Scherzer, quien obtuvo el galardón en 2016 y 2017, fue la segunda vez que los últimos dos ganadores del Cy Young se enfrentaban en un choque de apertura.

También sucedió en 1974, cuando el derecho Tom Seaver, de los Mets, se midió al zurdo Steve Carlton, de Philadelphia Phillies.

Irónicamente, Scherzer, un triple ganador del Cy Young y futuro miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, y deGrom, uno de los lanzadores más dominantes del béisbol desde que debutó hace seis años, no pasan por un gran momento e, incluso, corren el riesgo de tener los peores desempeños desde que se establcieron como estelares. Scherzer tiene foja de 2-5 y su efectividad de 3.72 es la más alta que ha tenido desde el 2012, aunque es el líder de ponches (87) y su promedio de 1.9 boletos por ponche, es su mejor de los últimos cuatro años, en sus primeras 10 aperturas.

El flaco de los Mets tiene marca de 3-5 y 3.98 en nueve salidas. Aunque sigue ponchando (67K en 52.0 IL) ha permitido 8.1 hits por cada nueve entradas (6.3 el año pasado) y siete jonrones (le baetaron 10 en 217 innings en 2018). Su efectividad del 2019 dobla el asombroso promedio de .170 del año pasado.

Scherzer tiene 1-1, 3.86 , 19 ponches y apenas tres boletos en 14.0 entradas en dos aperturas contra los Mets, en tanto que deGrom no ha vuelto a enfrentar a Washington desde el día inaugural. El segundo choque del año de dos de los mejores lanzadores derechos de las Grandes Ligas tendrá su "cachet" y, podríamos decir, que en este caso, una segunda parte sí tiene perspectiva de ser buena.

En el caso de los equipos de Scherzer y deGrom, que fueron señalados para pelear por el primer lugar en la División Este de la Liga Nacional, van exactamente por la misma ruta qus pitchers estelares. Nueva York (22-25) y Washington (19-26) van en tercer y cuarto puesto, respectivamente, solo por encima de los Miami Marlins (14-31), el peor equipo de las ligas mayores.

Fue una barrida de los Marlins a los Mets en el fin de semana que impulsó las especulaciones de que el manager niuyorkino Mickey Callaway podría ser despedido. Algo parecido ocurre desde hace varias semanas con el puertorriqueño Dave Martínez, de los Nacionales.

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ORLANDO, Florida -- Salvo algunas excepciones, los ganadores de los principales premios de Grandes Ligas del año pasado no la están pasando bien en este 2019, cuando ya casi se cumple el primer tercio del calendario de la temporada regular. El jardinero Christian Yelich y el cerrador Josh Hader, de los Milwaukee Brewers, están en ruta a superar sus maravillosos desempeños del 2018, cuando fueron declarados por aclamación como Jugador Más Valioso (MVP) y Relevista del Año de la Liga Nacional, mientras que el jardinero venezolano Ronald Acuña Jr., de los Atlanta Braves, lleva un ritmo de producción casi idéntico al que tuvo para ganar el Novato del Año del viejo circuito.

Para los otros ganadores de galardones, la historia no ha sido igual varios meses después. Veamos:

Christian Yelich
Dylan Buell/Getty Images
JUGADOR MÁS VALIOSO: Yelich, quien bateó .326 con 36 jonrones, 22 robos y 110 carreras impulsadas, obtuvo 29 de 30 votos de primer lugar y superó 415-250 en puntos al puertorriqueño Javier Báez, de los Chicago Cubs, para ganar el MVP de la Liga Nacional.

Este año, la estrella de los Brewers se ha superado asimisma en los primeros 44 partidos de la temporada. Yelich tiene una proyección de batear .325 con 63 jonrones, 30 robos y 136 carreras impulsadas.

El jardinero derecho Mookie Betts, de los campeones Boston Red Sox, ganó el MVP en la Liga Americana y fue el jugador más completo de ambas ligas, bateando .346 con 32 jonrones, 47 dobles, 30 bases robadas y 129 anotadas como primer bate de su equipo. Con sus estadísticas de los primeros 45 juegos, Betts proyecta batear .298 con 25 jonrones, 42 dobles y 14 robos, lo que sería muy bueno, pero nada parecido a lo del 2018.

CY YOUNG: El derecho Jacob deGrom, de los New York Mets, fue el amo monticular del béisbol en el 2018, cuando conquistó el Cy Young de la Liga Nacional con una votación contundente (29 de 30 votos de primer lugar y 207-123 en puntos) sobre Max Scherzer, de los Washington Nationals.

El caballo de los Mets tuvo una modesta foja de ganados y perdidos (10-9), pero terminó el año con efectividad de 1.70 y 269 ponches en 217 entradas. Scherzer también fue súper dominante, con 18-7, 2.53 y 300 ponches en 220.2 innings.

En el 2019, ambos están lejos de esos desempeños. Mientras deGrom tiene 3-5, 3.98 en nueve aperturas (y proyecta terminar con 25 jonrones permitidos, 15 más que en 2018), Scherzer tiene 2-5 y 3.72 en 10 aperturas.

El zurdo Blake Snell, de los Tampa Bay Rays, terminó el 2018 con 21-5, 1.89 y 221 ponches en 180.2 entradas para derrotar al derecho Justin Verlander, de los Houston Astros, en una cerrada batalla por el Cy Young de la Liga Americana. Snell superó a Verlander 17-13 en votos de primer lugar y 169-154 en puntos, en su tercera temporada en las Grandes Ligas.

En el 2019, Snell tiene 3-4, 3.31 y una visita a la lista de lesionados, mientras que Verlander, un futuro miembro del Salón de la Fama, tiene 7-1, 2.38 y 77 ponchers en 10 salidas, en ruta a intentar atrapar el segundo Cy Young de su carrera.

Rich Schultz/Getty ImagesEl venezolano Ronald Acuña Jr perseguirá en 2020 la cifra de 50-50 (50 jonrones y 50 bases robadas), hasta ahora inalcanzable para cualquier pelotero en la historia de las Mayores.
NOVATOS DE AÑO: Acuña fue una sensación inmediata desde que fue reclamado por los Bravos de sus ligas menores. Bateó .293 con 26 jonrones y 16 robos en 111 partidos para ganar el Novato del Año con 27 de 30 votos de primer lugar, superando al dominicano Juan Soto, de Washington.

Esta temporada, Acuña batea .281, pero sus estadísticas proyectadas indican que terminaría con 31 jonrones, 14 robos, 100 anotadas y 100 impulsadas.

El japonés Shohei Ohtani, el primer jugador que se desempeña como lanzador abridor de rotación y bateador regular en más de 100 años, consiguió el galardón en el joven circuito, superando cómodamente al dominicano Miguel Andújar, de los New York Yankees. Othani superó a Andújar 25-5 en votos de primer lugar y 137-89 en puntos.

Una lesión del codo al final de la temporada afectó los números finales de Ohtani en su primera temporada (4-2, 3.31 y 63 ponches en 51.2 innings como lanzador y .285 con 22 jonrones como bateador) y lo sacó de acción por las primeras cinco semanas del torneo siguiente.

En sus primeros 11 juegos, regresando de una operación "Tommy John", Ohtani bateó .267 con dos jonrones y ocho carreras impulsadas. El nipón no tiene programado actuar como lanzador este año.

Andújar, quien bateó .297 con 27 jonrones, 47 dobles y 92 remolques en su año de debut, apenas pudo jugar 12 juegos (.128, sin extrabases) antes de ser sometido a una operación del hombro que lo sacó del campo hasta el 2020.

RELEVISTAS DEL AÑO: En el 2018, cuando no era el cerrador titular de su equipo, Hader (6-1, 2.43, 12 SV, 143 ponches, 15.8 ponches por 9IP y 4.77 ponches por base por bolas en 81.1 entradas) fue el mejor relevista de la Liga Nacional. Este año, Hader ha sido aún más dominante, con 11 rescates, 47 ponches, 18.1 K/9IP y 6.71 K/BB en sus primeras 18 apariciones.

El ganador del premio en la Liga Americana fue el puertorriqueño Edwin Díaz, de los Seattle Mariners, quien lideró su circuito con 57 salvamentos, abanicó a 124 en 73.1 entradas y tuvo efectividad de 1.96. En su primera temporada con los New York Mets, Díaz tiene efectividad de 2.16 con 10 rescates y 26 ponches en 16.2 entradas. De mantener la tendencia, los números totales y de promedios de Díaz serán buenos al final de la temporada, pero igual bastante lejos del temporadón de ensueño del 2018.

MANAGERS: Bob Melvin, quien ganó su tercer premio de Manager del Año, tras guiar a los sorpresivos Oakland Athletics a 97 triunfos y un puesto Wild Card en los playoffs de la Liga Americana, ocupa el sótano de la División Oeste con marca de 22-25 comenzando la semana.

En la Liga Nacional, Brian Snitker ganó, gracias al primer título divisional de Atlanta (90-72) desde el 2013. Los Bravos (25-22) no lo han hecho mal hasta ahora, pero van 2.5 juegos detrás de los Philadelphia Phillies en la División Este de la Liga Nacional.

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Dos candidatos al Novato del Año tienen a los San Diego Padres aspirando a terminar con marca ganadora por primera vez en una década, mientras que otro principiante actuó como la chispa que despertó a los Boston Red Sox cuando parecía que aún estaban dormidos, tras las celebraciones del campeonato que ganaron el año pasado.

Al mismo tiempo, veteranos como el dominicano Hanley Ramírez (despedido por Cleveland Indians), el cubano Kendrys Morales (cambiado de Toronto Blue Jays a Oakland Athletics, cortado por Oakland y cambiado a New York Yankees) y el norteamericano Matt Kemp siguen perdiendo espacios y siendo despedidos sin mucho miramiento. Es la nueva tendencia de Grandes Ligas. Los proyectos ahora son más cortos.

Tom Szczerbowski/Getty ImagesVladimir Guerrero Jr. ha comentado a calentar
Una abrumadora cantidad de importantes prospectos del béisbol recibió su bautizo en las Grandes Ligas en la primera cuarta parte de la temporada del 2019, incluyendo al lanzador Chris Paddack y al torpedero dominicano Fernando Tatis Jr., de San Diego; al antesalista dominicano Vladimir Guerrero Jr., de los Toronto Blue Jays; el jardinero quisqueyano Eloy Jiménez, de los Chicago White Sox, y al infielder Michael Chavis, de Boston, entre otros.

De la lista de los 100 mejores prospectos que arma Keith Law de ESPN antes de cada temporada, al menos 12 fueron convocados por primera vez en sus carreras entre marzo y las primeras dos semanas de mayo.

El ránking de Law incluye muchos chicos que ya habían participado en encuentros de las ligas mayores anteriormente, como el catcher dominicano Francisco Mejía y el 2B mexicano Luis Urías, de San Diego; el lanzador quisqueyano Alex Reyes, de los St. Louis Cardinals; el pitcher haitiano Touki Toussaint, de los Atlanta Braves, y el lanzador Justus Sheffield, de los Seattle Mariners, entre otros. Tatis, de 20 años, comenzó el año como el proyecto #1 en la lista de Law, mientras que Guerrero, de 20, era el #2; Jiménez, de 22, el #5 y Paddack, de 23, #44.

Los otros del top 100 que han debutado son #6 Nick Senzel, OF-INF de Cincinnati Reds; #21 Keston Hiura, 2B de Milwaukee Brewers; #28 Brendan Rodgers, SS de Colorado Rockies; #40 Jon Duplantier, pitcher derecho de Arizona; #48 Corbin Martin, pitcher derecho de Houston Astros; #86 Griffin Canning, pitcher derecho de Los Angeles Angels; #87 Austin Riley, 3B de Atlanta Braves, y #90 Pete Alonso, 1B de los New York Mets.

Paddack (3-2, 1.99 en ocho salidas) y Tatis (.300, 6 jonrones, 6 robos y 13 impulsadas antes de lesionarse) son dos de las principales razones para que San Diego (22-21) se haya pasado la mayor parte de los primeros 50 días de la temporada merodeando el primer lugar en la División Oeste de la Liga Nacional.

Alonso encabeza a los Mets con 12 jonrones y 30 carreras impulsadas y es segundo del club en WAR (1.5) y OPS (.923) y tercero en hits (40) para reclamar un asiento delantero en la carrera por el Novato del Año y, probablemente, un puesto en el equipo Todos Estrellas de la Liga Nacional que irá a Cleveland a mediado de temporada.

Guerrero, para la mayoría de analistas el mejor jugador fuera de la MLB cuando arrancó la temporada, tuvo una primera semana en Grandes Ligas bastante lenta, pero batea .353 en sus últimos siete partidos y el martes conectó sus primeros dos jonrones y remolcó cuatro carreras en un partido en San Francisco.

Pete Alonso
Rich von Biberstein/Icon SportswireA fuerza de jonrones, Pete Alonso despejó el camino para probablemente convertirse en Novato del Año de la Liga Nacional.
Guerrero no solamente es el jugador más joven de Toronto (20 años y 59 días) que pega al menos un jonrón, sino que además sus dos batazos están entre los tres más largos de su equipo en el año y ambos salieron a más de 110 millas por hora, primera vez que un Azulejo logra eso desde que Statcast lleva esos registros, del 2015 en adelante.

Chavis, de 23 años, no integró el grupo de 100 mejores prospectos de ESPN, pero comenzó el 2019 como el #5 en la organización de los Medias Rojas. Cuando fue llamado de las ligas menores, Boston tenía marca de 7-13 y ocupaba el sótano de la División Este de la Liga Americana.

Desde que debutó el 20 de abril en el Tropicana Field de los Tampa Bay Rays, Chavis batea .296 y lidera a los campeones con siete jonrones y 21 carreras impulsadas ya todos los novatos del joven circuito en casi todos los departamentos ofensivos. Más importante aún: Boston ha mejorado su marca a 23-20, subiendo al tercer lugar, y ha sobreanotado a sus oponentes 153-84, un diferencial de +69, el mejor del béisbol.

Después de debutar pegando un doble como emergente contra el dfícil relevista José Alvarado, de los Rays, ha sido imposible remover a Chavis de la alineación titular.

"Este muchachito es un gran bateador, puedes verlo en la calidad de sus turnos al bate", dijo el manager puertorriqueño Alex Cora sobre Chavis. "Como ocurre a todos los jugadores jóvenes que están aprendiendo, en ocasiones lo engañarán, pero Chavis aprende muy rápido y golpea la pelota realmente fuerte", agregó.

El lanzador derecho Shaun Anderson, de los San Francisco Giants, tampoco hizo el Top 100, pero era el pitcher #1 y el jugador #3 en su organización cuando fue convocado esta semana para debutar contra Toronto.

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Es 15 de mayo y los equipos de Grandes Ligas apenas han jugado una cuarta parte de su calendario de la temporada del 2019, pero como nos ha enseñado la historia, reciente y menos actual, nunca es muy temprano para que un manager pierda su trabajo.

Sí, ahora mismo hay varios dirigentes cuyos empleos están en peligro. Mientras algunos podrían se sustituidos en cuestión de días, semanas o meses, otros simplemente están siendo borrados del futuro de sus organizaciones.

Una cosa es segura, nunca es temprano para cambiar al capataz. Después de todo, Cal Ripken padre (en 1988) y Phil Garner (en 2006), fueron despedidos del puesto por los Baltimore Orioles y los Detroit Tigers, respectivamente, cuando apenas se habían jugado seis de los 162 partidos que tenían programados sus clubes.

Por supuesto, el récord de Ripken padre y Garner es de temporada y no incluye la tragedia de Wally Backman, quien fue despedido como manager de los Arizona Diamondbacks cuatro días después de ser nombrado durante la pausa otoño-invernal 2004-2005.

Arizona contrató y presentó en conferencia de prensa a Backman como su dirigente para la temporada del 2005 el 1 de noviembre del 2004, pero después de que el periódico The New York Times reportara que el antiguo intemedista ocultó a sus empleadores dos arrestos y otros problemas, fue sustituido por Bob Melvin. Backman fue el manager de Arizona por cuatro días y cero juego.

No hay un método uniforme para contratar, evaluar el desempeño o despedir un dirigente. Básicamente, al igual que ocurre con cualquier trabajador de cualquier rama del proceso de producción: "Cualquiera que sea contratado, puede ser despedido".

¿Recuerdan cuando en medio de una crisis de los New York Mets, en junio del 2008, el gerente general Omar Minaya dejó que Willie Randolph tomara un avión de la gran manzana a la costa oeste para entonces apretar el gatillo del despido en Anaheim?

Los Mets anunciaron la cancelación de Randolph a las 3:14 de la madrugada de Nueva York. Randolph reveló posteriormente que, ante los insistente rumores sobre la posibilidad de un cambio de dirección, le había dicho a Minaya que si planeaba despedirlo lo hiciera después del juego del domingo 16 que cerraba una estadía en Queens y de esa manera le evitaba el largo viaje a Los Angeles. Minaya dejó que Randolph viajara con el club y lo canceló 24 horas después de haberse registrado en el hotel y una hora después de ganar un partido.

El año pasado, los Cincinnati Reds cancelaron a Bryan Price debido a un pobre arranque (3-15) en los primeros 18 juegos, mientras que los St. Louis Cardinals cesaron la gestión de Mike Matheny el día previo al inicio de la pausa del Juego de Estrellas.

Pero dejemos hablar del pasado y mejor ocupémonos del presente. El actual manager de los Mets, Mickey Callaway, se encuentra en la nefasta lista de managers, que por una razón u otra, corren peligro de quedar desempleados, salvo un giro salvaje a lo positivo en los proximos días y semanas. Veamos los casos más evidentes.

Washington Nationals manager Dave Martinez takes starting pitcher Max Scherzer out of the game in the sixth inning.
Steve Mitchell-USA TODAY Sports
Dave Martínez, Nationals:

El puertorriqueño tiene foja de 98-105 en sus primeros 203 partidos al frente de uno de los buenos y caros equipos que tiene Grandes Ligas. Martínez logró sobrevivir pese a que no alcanzó los playoffs del año pasado, pero el récord de 16-25 con una nómina de $164 millones este año hacen que se convierta en un "chivo expiatorio" cómodo para la directiva.

El séptimo dirigente en la historia de la franquicia tiene un contrato de tres años con una opción para una cuarta temporada. Si Washington no asciende pronto en el standing de la División Este de la Liga Nacional, es poco probable que Martínez conserve el cargo hasta el Juego de Estrellas.

Mickey Callaway, Mets: Los Mets han ganado tres encuentros consecutivos para regresar a .500 (20-20) y acercarse a 3.5 juegos del primer lugar que ocupan los Philadelphia Phillies, pero Callaway está casi obligado a mantener ese tipo de desempeño para salvarde.

Primero, los Mets armaron un atractivo roster para pelear. Segundo, y más importante, Callaway fue nombrado por el anterior gerente general y no por el actual, Brodie Van Wagenen, quien tiene urgencia de dejar una buena impresión en su debut en la oficina central, después de ser agente de peloteros por la mayor parte de su vida laboral.

Callaway, quien se encuentra la segunda temporada de un contrato por tres años y una opción, tiene una gran oportunidad de apilar algunas victorias contra los Nationals, Miami Marlins y Detroit Tigers, antes de embarcarse a una gira por la costa oeste, que comenzará el lunes 27 en Los Angeles. ¿Déjà vu?

Rob Foldy/Getty Images
Don Mattingly, Marlins: Primero, vamos a ponernos de acuerdo. Los Marlins son tan malos que Don Mattinlgy debería sentirse aliviado si lo despiden antes que termine su contrato en octubre. Pero Mattingly aspira a pasar la tormenta y estar en Miami para cuando el sol vuelva brillar en La Pequeña Habana, como ha prometido Derek Jeter, el sheriff de la comarca.

Miami (10-30) no solamente posee la peor marca de ambas ligas mayores esta temporada, sino que además lleva un "excelente" ritmo para perder por lo menos 115 partidos, algo que solamente ocurrió cinco veces desde 1900.

Todos sabemos que Mattingly no es el principal responsable de las derrotas de los Marlins, pero tampoco lo era el presidente de negocios del club, Chip Bowers, quien fue despedido en mayo, así como tampoco el coach de bateo, Mike Pagliarulo, quien fue cancelado en abril.

En resumen, incluso si todos estamos de acuerdo en que sería injusto castigarlo, no descarten un despido de Mattingly como manager de los Marlins en medio de la temporada.

Bruce Bochy, Giants; Bob Melvin, Athletics: Por desempeño de sus equipos, ambos deberían estar en la silla caliente, pero esta pareja acumuló un saldo para aguantar crisis, al menos por el momento.

Bochy es un triple ganador de la Serie Mundial que ya anunció que se retira al final de la temporada. Es poco probable, aunque no imposible, que los San Francisco Giants (17-24, en el sótano de la División Oeste de la Liga Nacional) le amarguen el retiro con un despido adelantado. ¿Y una renuncia del propio Bochy? Tampoco luce muy factible, pero ojo, recuerden que es un empleado, no el dueño del equipo.

Melvin ha ganado tres premios de Manager del Año, el más reciente en 2018, cuando condujo al modesto cuadro de los Oakland Athletics a ganar 97 partidos y a un puesto comodín de los playoffs de la Liga Americana. Oakland (19-25, en el sótano del Oeste del joven circuito) no tiene exactamente la nómina como para reclamar grandes resultados.

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