
Hasta aquel momento había presenciado casi toda la Copa del Mundo estrictamente como periodista. La vida era un poco como ir a la oficina. Te levantabas cansado, escribías un artículo, te subías al "transporte de prensa" para ir al estadio, pasabas varias horas en el "centro de prensa", mirabas algunos fragmentos del primer partido en la TV, comías en una cantina algo parecido a la comida que servían en los internados británicos cerca de 1957, y después te congelabas en la "tribuna de prensa" durante un partido como Paraguay-Japón (0-0 aburrido, definido para el equipo sudamericano en los penales).
Digamos que sobrevivías, te subías otra vez al bus de prensa y volvías a tu hotel (que no era precisamente un cinco estrellas, digámoslo así). Yo sentía que había fanáticos alrededor podía escuchar sus vuvuzelas- pero sólo estaba presente en cuanto a mi capacidad profesional. Sólo habí visto a Holanda una vez en vivo antes del martes, en su duelo ante Dinamarca, y su victoria había resultado rutinaria y aburrida.
Cuando Inglaterra quedó eliminada, pasé algún tiempo escuchando a mis angustiados amigos ingleses Pero solo ahora recuerdo cómo se siente. No soy holandés, pero he vivido en Holanda por diez años durante mi niñez y he sido hincha de la Oranje para siempre desde entonces.
Mirar a tu equipo jugar un Mundial es como mirar a tu hijo rendir un examen que estás seguro que va a fallar. Uno conoce a sus jugadores demasiado bien como para tener fe en ellos. Por ejemplo, Khalid Boularouz, para cualquier fanático holandés, es el muchacho que se sentó en el banco del Chelsea, después se sentó en el banco del Sevilla y ahora se sienta en el banco del Stuttgart. Gio van Bronckhorst, para algunos extranjeros, puede ser simplemente el capitán de Holanda. Para los holandeses, es el envejecido lateral izquierdo sin marca de los perennes fracasos en Feyenoord. Hasta Arjen Robben, si está representando a tu país, es el hombre que nunca saca la cara en los grandes partidos. Mientras tanto, el uruguayo Diego Forlán, cada vez que tenía la pelota me parecía ser una miesteriosa e infalible fuerza de otro universo.
La otra razón por la cual la vida se vuelve pura ansiedad para los fanáticos de equipos como Holanda y para fanáticos de cada todos los equipos, de hecho- es una insistente historia de fracasos. Al final, algo sale mal. Me senté a mirar Uruguay-Holanda con toda la historia futbolística de Holanda en mi cabeza. Tuve visiones del partido ante Alemania Occidental en 1974, del duelo ante Argentina en 1978, del partido ante Brasil en 1998 e incluso del match frente a Rusia de 2008. Y no fueron los únicos traspiés que recordé.
Así y todo, de alguna manera llegamos a la final. Sí, llegamos dije: espero estar allí. Probablemente sea la única vez en mi vida que pueda ver a mi equipo desde la tribuna jugar una final del mundo. Será una experiencia horrible.

MONTEVIDEO -- ¿Magia? ¿Intervención divina? ¿Suerte?
De ninguna manera. Una cosa es ligar y otra muy distinta cumplir un designio.
Uruguay está en semifinales de Sudáfrica. Sí señoras y señores. Pasen y vean.
Uruguay es uno de los 4 mejores del mundo.
La maquinaria histórica está aceitada y rodando. Cada actor en este equipo desempeña su papel para que nuestra rueda celeste no se detenga. Porque lo que está sucediendo, al mismo tiempo que nos inluye, nos trasciende. Es el peso de la historia empujando obstinada.
Tanto que igual sacamos esa pelota con lo que sea y que se haga justicia. Porque en el minuto 120, habiendo sorteado todo tipo de situaciones adversas, con una garra y valentía admirables, después de haber rearmado el equipo y superado el alargue y con Muslera listo para transformarse en héroe nacional, esa pelota final NO podia entrar.
Y no entró.
Luisito puso sus manos y sostuvo el corazón en ascuas de todo el pueblo uruguayo.
Inimaginable el final, salvador el travesaño, increíbles las atajadas de Muslera y como frutillita la locura del Loco más loco de todos.
La celeste está entre los 4 mejores del mundo y los muchachos una vez más supieron cumplir.
Estoy totalmente sin voz, con la garganta en llamas de gritar por todo 18 de Julio junto con un mar de gente que no puede contener la euforia.
Pantallas en casi todas las capitales del interior y en Montevideo, nada menos que en el centro de la Plaza Independencia con nuestro General José Artigas custodiando la esperanza.
El Pepe con la patrona, la Senadora Lucía Topolansky, y gran parte de su gabinete se fue a ver el partido a una fábrica de vidrio recuperada por los trabajadores en el Parque Tecnológico del Cerro.
¿Qué está pasando?
Contra Holanda lo verán en el auditorio del SODRE, el mayor complejo cultural estatal, la casa de nuestro Ballet, donde invitarán a los liceales aprovechando las vacaciones de invierno, que se junten en un precioso entorno a ver un partidito. Que lindo. Sí, en este país vivimos.
Otra cosa bien importante, el avión Celeste, cuando sea que los traiga de vuelta, aterrizará en el aeropuertito nacional del departamento de Durazno, en el centro mismo del país, para que le sea más accessible al postergado interior uruguayo acercarse a nuestros muchachos, tirarles un beso, agradecerles y acompañarlos hasta Montevideo.
Le pongo nafta al Chevrolet Impala del abuelo, prendo el tordillo del carro, agarro la bici, me calzo los championes, lo que sea, pero vamos a festejar.
"Cuando juega la gloriosa celeste, la camiseta la transpira el corazón"

Con este sol, Paraguay no puede perder nunca. Paraguay es el país del sol. Somos los primeros hinchas paraguayos en llegar, nos sentamos en el pasto, ante la pantalla gigante que instaló el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Frente a nosotros, también sentados, hay extraños, desconocidos de saco y corbata, comiendo su vianda en bandejitas transparentes de plástico o bebiendo su café. ¡Son tan bellas las señoritas que trabajan en las agencias de seguro, en los bancos privados; o en esas fantasmales empresas de servicios! Ahí están ellas, ignorantes de que juega Paraguay y que dentro de un rato nomás, toda la Plaza San Martín tendrá un solo color albirrojo. Por primera vez, la Plaza no será celeste y blanca&
Desde las lomas podemos verlos, son miles de obreros que salieron de las obras de la zona y se vinieron a ver el partido, a alentar por la única representante espiritual de los trabajadores: la selección paraguaya. Se sientan en el pasto, en las gradas, en las pérgolas de la Plaza; en los bancos, en las escalinatas, copan todo. Están alegres, llegan niños, llegan muchas morochas solas, silenciosas, mordiéndose las uñas. Están todos juntos por este momento. La mayoría viven en solitario, no se conocen pero se miran a los ojos, se saludan, se abrazan. "¡Pero! ¡A este muchacho lo tengo visto de Mamboreté Bronco!
La vida continúa, los minutos pasan y ni Paraguay ni Japón pueden sacarse ventaja. ¡Qué lindo mediodía para que Paraguay le de una alegría a su pueblo!
Globos blancos y rojos, banderas con el escudo en el medio, camisetas, sombreros, pronto medio Paraguay se instala en la Plaza y comienza a alentar a su selección. Se desaniman por cada pelota mal jugada. Por cada centro que no alcanzan a conectar. Los japoneses atacan sin dañar.
El momento de los penales es culminante. Nadie quiere ver. Las chicas se tapan los ojos y los hombres se fuman su último cigarrillo antes de volver a las obras en construcción que han quedado suspendidas con la cal y el fratacho también alentado por el heroico pueblo paraguayo.
"Si es día de sol, es día paraguayo", dice una anciana que vende chipas y habla en un guaraní perfecto. Dice cosas que hace reír a los demás.
Y llegan los trágicos e injustos penales.
Pateó Edgar Barreto y ¡gooolll! Se escuchó fuerte el primer gol en toda la Plaza, se agitaron las banderas, los hinchas paraguayos se abrazaban.
Pateó Lucas Barrios y ¡goolll!
Pateó Cristián Riveros y ¡gooolll! Cada pateador se convertía automáticamente en prócer.
Pateó, Nelson Haedo Valdez y ¡goolll!
Pero el clímax llegó cuando Cardozo, el delantero del Bénfica, pateó su penal con mucha tranquilidad, con elegancia y profesionalismo, como si estuviera pateando un penal a su hijo en la Plaza Almagro. Y la pelota que vivorea en el aire, que es el terror de los arqueros, fue a besar con los sonidos de un arpa la red del arco japonés, allá bien lejos, en Sudáfrica. Y todos corrimos como locos, la Plaza San Martín se enloqueció, el Kavanagh quedó torcido como la Torre de Pisa. Yo miré hacia el cielo y descubrí al sol que estaba acurrucado, llorando&

Esta se está convirtiendo en una Copa del Mundo de América Latina. Y también ayuda, verán, que Sudáfrica es prácticamente un país latinoamericano.
Lo sentí incluso en mi vuelo desde París a Johannesburgo, hace tres semanas. No parecía haber ningún hincha francés en el viaje (quizá sabían lo que se venía), solamente hordas de mexicanos, y un oficial de Air France que bromeaba con ellos con un canto solitario de "Allez les Bleus!" (Esos eran días felices&).
Aquí he encontrado pocos hinchas, aunque vi una multitud de periodistas extranjeros y oficiales con su propia visión nacional de Sudáfrica. Para los japoneses, gente que proviene del país más seguro del planeta, este lugar resulta imposiblemente atemorizante. (No esperaban que los locales fueran tan amigables). Algunos reporteros estadounidenses caminan alrededor del lujoso distrito comercian de Sandton cuya razón para existir es que es supuestamente más segura que Johannesburgo- con guardaespaldas. Los simpatizantes ingleses aprendieron lo que saben sobre Sudáfrica sobre todo desde los diarios que les enseñaron a verla como una especie de Australia venida a menos: antaño un patio de recreo soleado y colonial para los hombres blancos que ahora se ha arruinado. Para los holandeses, fascinados por sus primos distantes, los Afrikaners, que hablan una suerte de versión campesina de su propio lenguaje, es una extraña casa lejos de casa.
Pero los ingleses y los estadounidenses ya han regresado a casa, en su mayoría. Cada vez más, este Mundial se está volviendo una convención latina. Y para los latinoamericanos, Sudáfrica es instantáneamente reconocible. Justo como en Brasil o en México, los hombres de piel clara ostentan grandes casa y los de piel oscura generalmente no lo hacen. Exactamente como sucede en muchas partes de Latinoamérica, hay cierto sentido de inseguridad. Igual que en casa, la vida social ocurre en los shoppings. Un amigo estadounidense me describió un viaje en auto junto con un fanático hondureño hacia un partido en Nelspruit. Cuando pasaban por el costado de unas viviendas precarias al costado de la autopista, el hondureño advirtió: "Este lugar no es seguro, no vamos a deternos aquí". Y el estadounidense dijo: "¿De qué estás hablando? La mayor parte de Honduras se ve como este lugar".

Los sudafricanos esperaban que este Mundial cambiara la imagen de los extranjeros acerca de su país. Puede que lo haya logrado, pero el campeonato está consiguiendo algo más: está cambiando su propia visión sobre su país. Los sudafricanos habían estado inclinados a mirar a su país como un ejemplo único. Para ellos, nunca fue un país normal. Fue la Nacion Arco Iris, bendecida por Dios, pero también vivieron preocupados por convertirse en el próximo Zimbabwe.
La contemplación de brasileños y mexicanos puede haberles enseñado alguna que otra cosa distinta. Sudáfrica es apenas otro país en desarrollo con problemas. Nunca va a ser Zimbabwe y nunca va a ser un paraíso, pero ya se parece bastante a Brasil y si las cosas van bien algún día será como México. Quizá ése es el mayor beneficio que una nación sede obtiene del campeonato del mundo: el torneo es un viaje de autodescubrimiento.

BUENOS AIRES -- Religiosos con las cábalas como en el primer partido, hicimos la juntada en casa de mi hermana. Ya se está poniendo seria esta etapa mundialera y se necesitan todas las fuerzas complotadas para que lleguen nuestras buenas vibras a los chicos y las malas a los contrarios, aunque suene fuerte legalizo que es así. Soy una muchacha pacifísta pero cuando juega nuestro país en la Copa del Mundo, el otro es el enemigo.
Dominguera, otra vez cociné: guiso de lentejas con amor pero sin chorizo colorado. ¿Light? No, porque el pan casero y un rico budín de banana que preparé aumentaban los hidratos sin culpa alguna. Dejé la feijoada en el frezzer, por las dudas (hasta que termine Sudáfrica ) pero mi amuleto brasuca, estaba con la presencia de mi amado que es oriundo del país vecino. Pedí a todos los Orishas que no perdiéramos justo ese día y menos con su presencia, ya que mi familia podría mirarme con rayos láser invisibles, por romper la cábala en compañía de, nada más ni nada menos, un brasilero de invitado... Pero como el amor es más fuerte, nada malo puede ocurrir.
Mi hijo Marco se acomodó en su colchón favorito y mientras se relajaba para su siesta los adultos preparábamos el mate y las camisetas.
El inicio del partido fue duro hasta la llegada del primer gol, convertido por Carlitos con un pase sutil de la Pulga (ya con flamantes 23 añitos) pero no me gustó porque no fue un gol honesto, las repeticiones no me dejan mentir. Confieso que me solidaricé con los mexicanotes al pensar, con razón, en la injusticia de dar por válido ese gol cuando fue lo que todos muy bien vimos. Si fuese el caso contrario hoy estaríamos hablando del referí maldito que nos dejó afuera por validar un gol en evidente posición adelantada.
La tecnología nos inunda en todos los campos menos en del fútbol (al menos por ahora) no importa la repetición por tape de lo acontecido, los ojos del buen juez, en vivo, lo vieron (o no) pero es su palabra la que vale y hay que respetarla.
Como siempre la alegría llama a la confianza y la unidad se afianza para que siete minutos después el Pipita Higuain, y toda su guapeza, hicieran un nuevo gol, casi íntimo, en la soledad del área con un arquero que no la podía creer.
México se preocupa y Argentina sonríe, ¿puede ser tan extremamente opuesto? En esta instancia mundialera todo se vuelve despiadado...
Iniciadito el segundo tiempo, al unísono saltamos todos del sillón viendo la elegancia y contundencia con que el Apache metió la bola en el arco. ¡Qué gol! La felicidad de Carlitos y Diego, fundidos en un abrazo de amistad me emocionó. Un país al sur de América saltando y otro, casi en el extremo, triste y apagado pidiendo un tequila más para curar la pena de quedar fuera de este Mundial.
Al final mi amuleto brasileño, trajo buena suerte. Fue respetuoso durante el partido y al final me guiño un ojo y dijo bajito: ¡Vamos Argentina!

BUENOS AIRES -- Si hay algo que detesto es que Brasil gane con tanta facilidad. Y lo digo sin ánimo de ofender a los seguidores del dicho excelente equipo. Quiere decir, a grandes rasgos, que no hemos aprendido nada. Pues, Brasil hace 50 años que juega de la misma manera.
Para los agoreros del éxito, este comentario sería inoportuno, después de un rotundo triunfo sobre Chile. Sin embargo, ustedes verán; los espíritus que tienen verdadera vocación crítica rascan, buscan o liman un poquito más de lo que la superficie es capaz de mostrarnos. De eso se trata, el comentario deportivo; algo más que una mera interpretación de los hechos.
Muchos, a través de la tecnología sólo son capaces de oponerle a una idea no otra idea, sino insultos escritos con mayúsculas. Seré de capaz de explicarles en un par de renglones por qué no me gusta Brasil y por qué creo que su juego es el más mezquino de todos los equipos que participan en este mundial.
Y para ser claro de una vez por todas, son las mismas razones por las cuales pienso que Argentina tampoco juega bien. Es que Argentina, salvando el idioma, es igual que Brasil.
Tanto Argentina como Brasil, son un compendio de individualidades que ignoran cualquier sistema táctico. Y todos sabemos, jamás las individualidades podrán imponerse a un sistema determinado. Todos somos individualistas y no está mal serlo. El problema es cuando nuestra individualidad se impone por encima de un grupo, de una idea política o de un simple proyecto del cual nadie habla.
Por supuesto que el fútbol es un deporte individualista. Sino no existirían los Messi, los Riquelmes y los Kakás. Y esto es el misterio de todo, verán ustedes.
Cuando el señor Niembro, relata y dice y repite hasta la exasperación que Brasil juega bien. Ni siquiera dice juega bien, sino algo más difuso aún "sabe jugar". Para mí, Brasil no sabe jugar.
Yo creo que ese señor Niembro, tiene una mala interpretación del fútbol y de los deportes en general. Jugar bien, no es apreciar la precisión que tiene Kaká para dar un pase, o las subidas tractoreras e imparables de Maicon. No, señores, no se trata de eso.
El fútbol es otra cosa. En el fútbol bien jugado rara vez las individualidades superan al sistema de juego. Y sólo, cuando el sistema táctico lo permite, aparecerán las estrellas.
El equipo del '86 dirigido por Carlos Bilardo, ganó el Mundial, no sólo porque Maradona fue una super estrella, sino porque todo el sistema solar orbitaba alrededor del gran Dios.
Concretamente quiero decir que ni Brasil, ni Argentina cuentan con ese sistema de juego. Tienen formidables individualidades, pero no tienen un sistema de juego. Y eso puede ser mortal, tal defecto en algún momento del mundial se hará notar. El domingo le pasó a Argentina ante México. Ganó un partido no merecido, pues México jugó mejor los dos tiempos. Pero Argentina tiene a Messi y a Tevez, e hizo ahí la diferencia. Lo mismo ocurre con Brasil, este lunes le ganó a Chile por Kaká y los otros dos goleadores que juegan de manera impecable. El resultado es exagerado. Y Chile, que no tiene peso ofensivo, pudo habérselo empatado en distintos pasajes del segundo tiempo.
Ya no importa eso. La pregunta es la siguiente. ¿Cómo piensan jugar Argentina y Brasil cuando se enfrenten con equipos que les anulen a sus estrellas? ¿Saldrá a flote el grupo, con un modo de jugar que los respalde?
Pienso esto porque es una duda que tengo para un futuro inmediato. Tanto Maradona como Dunga, deberían ir pensando serias alternativas.
Alemania y Holanda, son equipos que tienen un sistema perfecto, no necesitan de ninguna individualidad y son rápidos y fuertes. En apariencia, son más que Brasil y Argentina. (Creo que de los dos encuentros, Argentina tiene más las de perder ante una Alemania que sorprendió en su partido ante Inglaterra).
Argentinos y brasileños tienen que entender que con Kaká o con Messi, no alcanza. Hace falta algo más. No se puede sostener un fútbol en base pura y exclusivamente en cracks.
Hasta este momento ninguno de los dos equipos mostraron algo diferente. Son históricos, son emocionantes, son poéticos, son lindos, todo el mundo los quiere, pero juegan mal.
Chile fue un trámite para el equipo de Dunga. Ni Suazo, ni Alexis Sanchez, retado constantemente por Bielsa desde el banco, mostraron demasiado. Chile, fue un conjunto de errores uno atrás de otro, desde los más infantiles hasta los imperdonables.
Brasil debe entender que, a partir de ahora, no habrá otro Chile, todos los demás tendrán un sistema para oponerle a sus estrellas. De eso se trata precisamente el fútbol.

MONTEVIDEO -- "...el mundo no podía ignorar,
la mística que tiene tu color,
tus triunfos son leyendas
que quiera dios aprenda nueva generación,
celeste, cual cielo en calma
llena de esperanza el alma del charrúa corazón"
En la voz del Canario Luna, esta canción de C. Lorenzo, inevitablemente nos saca a todos una lagrimón, una sonrisa y nos hace sentir orgullosos de ser de acá, nos sentimos parte de esta tierra como hace muchísimo tiempo no nos sentíamos.
Están pasando cosas buenas, estamos todos sin distinción de credo, pelo político, clase social o señal de cualquier tipo, festejando juntos. En 18 de Julio, en la rambla, en los pueblos de todos los rincones se festeja con banderas, con una bandera, la uruguaya, ni una de Peñarol o Nacional, o de cualquier otra cosa, una, la blanca y azul con "un sol sonriente y un sol fogoso, que guiña desde Cerro y entibia la llanura" dijera el gran compositor Fernando Cabrera.
Este triunfo, nos deja bien parados frente al mundo. ¿Y por qué? Porque se vienen haciendo las cosas bien, este equipo es querido, se ganó el respeto de la gente, ellos están unidos y nos unen a nosotros.
Así nomás con este resultado y quedando entre los 8 mejores del mundo, en un mundial donde ya se fueron el campeón y el vicecampeón, a esta altura, gane quien gane, cuando vuelvan, este equipo pisará suelo uruguayo con la frente alta, con la celeste bien puesta. Este equipo le viene haciendo honor a esos triunfos que han sido leyenda y que de generación en generación nuestros mayores se han encargado de trasmitir, mil veces debemos haber oído detalladamente la hazaña de Maracaná. Ya no queremos ni saber de eso, que pesados siempre mirando para atrás, característica tan nuestra, tanta nostalgia.
Pero el fútbol nos da sorpresas, justo cuando casi se estaba extinguiendo la llamita de la mística celeste, este soplidito de esperanza nos reaviva el fuego, nos prende la estufita en este Junio frío y lluvioso.
En un partido que tuvo de todo, cuando empezó el segundo tiempo y los coreanos nos vapuleaban, con ese ritmo casi robótico, parecen un dibujito animado avanzando, a mi amigo Pablo se le escapó sin darse mucho cuenta un "ahora sí parece Uruguay", apesadumbrado. Mmmmmmmmmmmm, qué momento, qué mate taaaan amargo, vimos todo gris hasta que se descolgó la tormenta con el empate de ellos, allá se fue mi amor..., se nos escapaba de las manos, "entre los dedos con la arena vas vos", vos ilusión, no puede ser, porque a esta altura todos tenemos ganas de salir campeones, ¿o me vas a decir que no?, ¿ya cumplimos? ¡minga! sí ya está, también es verdad, pero mucho mejor si seguimos.
Todo mal hasta que el relator por fin grita "¡GOL!", el hermoso, él, el amado, "GOL" un grito eterno, emocionado, todos abrazados llorando y explotando de felicidad, formando una especie de maza humana donde todo se funde y somos uno y nos miramos las caras desencajadas y los ojitos llorosos.
Luis Suárez, el salteño, el que le prende al arco con el egoísmo de los goleadores, el que no se la pasó a nadie hasta que los metió (menos mal, si no le estaríamos echándole todas las culpas), un gran jugador, ahora del Ajax, pero nuestro, del litoral, criado a orillas del río, del paterno. Y además, cómo metió el "ruso" Pérez, que impresionante, como está marcando Uruguay, que jugador Diego Forlán y Cavanni y ¡que alegría que tenemos!
"La clave de la mejoría de Uruguay fue el gol de Corea, perder la valla invicta y en una demostración de talento, madurez y de clase... somos tres millones y hace mucho tiempo que estábamos atrás de esto, de llevarle la alegría a la gente..." dijo el Maestro Oscar Washington Tabares. Mucha, mucha alegría nos ha regalado y confianza.
Nos tenemos fe para enfrentar a Ghana, pero tenemos un miedo que se nos corte la racha, que se rompa el encanto. Eso es otra cosa que se nos había perdido y la encontramos de nuevo, hace añares que no ligábamos nadita la verdad y ahora hasta los palos juegan para nosotros.
Ellos, estos jugadores, están escribiendo una página nueva, sin duda.
"Sabemos lo que queremos", dijo Suárez después del partido en la conferencia de prensa y nosotros queremos lo mismo que vos, todos, los que estamos acá y los que andan desparramados por el mundo, pero no digas nada.
Gracias muchachos, disfruten.
¡Salú!

BUENOS AIRES -- ¿Vieron esos días completa y absolutamente nefastos? Esos días en que todo te sale mal... bueno, este domingo parecía que iba a tener uno de esos días.
8 de la matina. Me levanté para ir al baño. Como todavía me quedaba una horita de sueño, decidí no prender la luz para no despabilarme. Siempre hago eso. Pero se ve que estaba medio pelotuda este domingo y me dí el pie de lleno contra el marco de la puerta. ¡Ay cómo me dolió! Terrible.
Ahí se me presentaron dos opciones: ir hasta la cocina a buscar hielo o volver a la cama calentita. Mmmm, qué dilema. Imagínense que no tuve mucho que pensar: regresé a la cama. Pero no pude conciliar el sueño y ahí empecé a preocuparme. Me levanté y traté de imprimirle optimismo al asunto. Fui finalmente a la cocina con la firme intención de tomar un cafecito. No había más café.
Genial.
Me hice un te y agarré el gel frío. Como ya mi dedito iba tomando proporciones de salchicha, me tomé un anti-inflamatorio.
El resto de la mañana estuve laburando con el partido de Alemania v Inglaterra (partidazo). En el medio, llamé para suspender el turno del paddle, pero todavía me quedaba la esperanza de ir a Parque Centenario con mis amigas a ver el partido de Argentina. No me importaba la lluvia, no me amedrentaba el frío, quería ir.
Mi mamá había comprado para hacer una picadita y ravioles, pero tenía un dolor insoportable en el hombro que no la había dejado dormir en toda la noche y se fue a la guardia. ¡Qué día movidito por dios! Que alguien llame a un brujo y si es traumatólogo, mejorrrrr.
Al mediodía llegó mi prima Lili como un soplo de aire fresco, mi prima preferida. Es azafata y vive en Boston, pero viene seguido a Buenos Aires. No pude charlar con ella porque me quedé sin conexión y me atrasé con el trabajo. Perdón Lili.
Mi mamá llegó a las 14.30 y se puso a hacer los ravioles. No los pude comer porque no tuve tiempo. A todo esto, mi hermano me pedía que le mostrara el dedo. Apenas lo vio, me dijo: "Li, ese dedo está quebrado, seguro". Parecía una morcilla, todo negro, "realmente desagradable" fue el calificativo que usó mi cuñada.
Hablé con mis amigas y desistí de ir a Parque Centenario. Todo mal.

Mi hermano me rescató de la tristeza y me invitó a la casa de uno de sus amigos a ver el partido: "Nos juntamos todos, vamos a ser una banda, va a estar bueno, vení".
Lizzy: "¿Va a haber mujeres?"
Dami: "Sí, calculo que sí, las novias de algunos..."
Vale aclarar que mi cuñada Loli, mujer a la cual le tengo un inmenso aprecio, es la viva encarnación del antifútbol, así que ella no iba a ver el partido, ni este ni ninguno. Nunca.
Llegamos a la casa de "Cachorro" (no pregunten) a las 15.20. Subimos por un ascensor, esos de las casas viejas, que van a 2 km por hora. Mi hermano ya estaba nervioso. "Ahora se queda el ascensor", pensé. Lo único que me faltaba este domingo... Por suerte, no, subimos exitosamente al tercer piso y pudimos sentarnos frente al televisor.
Hombres. Sólo hombres eran. Muchos. 16, para ser precisa. Lizzy vio el partido con 16 hombres. ¿Sueño o pesadilla? Dejen que les cuente. Primero voy a nombrarlos uno por uno: empezando por mi hermanito Damián, Cachorro (el dueño de la casa), Ale, Rafa, Gaby, Marianito, Fisu, Pato, "Belleza" (no entendí el apodo, no es un feo chico, pero Belleza me parece un tanto exagerado, sin ánimos de ofender), Gonza, Juani, Falo, Fito, Herni, Migue y Marcelo.
El tema del himno fue muy chistoso. Se abrazaron todos, como si fueran los jugadores. En realidad, vivieron todo el partido como si fueran los jugadores.
"Pero corré queridoooo", "Dos pases bien, dos pases bien te pido" y "Los pelotazos no sirven" eran los hits de los primeros minutos.
Con los dos remates al arco de México llegó el infaltable "uuuuuuuuuuuuuuuuuh".
Los chicos se impacientaban. Y yo también. Pero no había nada para descargar la angustia. O sea, no había comida. Sólo bebidas. Variadas, eso sí, pero nada sólido, contundente. Y yo que lo único que había logrado ingerir en todo el día era un té, ¡me estaba muriendooo de hambre! Pero la verdad que me encontraba en una casa desconocida, rodeada de hombres al borde de un ataque de nervios así que reclamar alimento no era una opción. Me tuve que aguantar.
Por suerte a los 26 minutos del primer tiempo, llegó el regalito del árbtiro italiano (¡Tante grazzie caro!) y Argentina se puso en ventaja. El grito de gol fue estruendoso, sobre todo por la mini vuvuzela que tenía Cachorro y no paraba de sonar. Pero tampoco fue graaan cosa. Esperaba más. Y ya iba a venir más.
Al poco tiempo, llegó el golazo de Higuaín, que tuvo muchos problemas para definir, je. Ahí sí explotó la tribuna. Se armó una montaña de 16 muchachos totalmente descontrolados en el piso de parquet. ¡Tremendo! Yo me mantuve al margen para no salir lastimada.

El primer tiempo terminó con el 2 a 0 para Argentina. Los chicos estaban más calmados. Ahí me animé y propuse ir a comprar unas medialunas. Cri Cri. Nadie se hizo eco de mis palabras. Básicamente me ignoraron en la cara.
Resignada, me tomé un vaso de gaseosa y me senté a esperar. Los insensibles fumaban y miraban la repetición y discutían y se reían con chistes internos incomprensibles para mí.
Todo seguía calmado hasta el segundo gol de Tévez, zapatazo al ángulo. La hecatombe, la debacle total. Se repitió la montaña humana, pero esta vez ¡encima mío! Se ve que los chicos se quisieron hacer los simpáticos y trataron de integrarme al festejo, pero así no muchachos. ¡Casi me desnucan!
Después de eso, no me pregunten por qué, un halo de tensión recubrió la sala. Estábamos ganando 3 a 0 y parecía que perdíamos. Todos reclamaban cambios y estaban disconformes con el rendimiento del equipo. ¡No hay nada que les venga bien loco! Cuando pierden porque pierden, cuando ganan porque ganan. ¡Sean felices y disfruten! La cuestión es que me contagiaron los nervios. Yo estaba sentada en la silla, apretando mi bandera de "Lizzy" (la que viajó por Alemania, la saqué para que nos diera suerte). Creo que nuestros nervios hicieron que venga el descuento de México.
Los últimos 20 minutos fueron insufribles. Estos chicos no pueden ver un partido del Mundial en la cancha porque se me mueren de un infarto. Lo viven tan intensamente. Sienten cada patada como si se las estuvieran pegando a ellos.
Menos mal que al final ganó Argentina porque si no mi hermano se quedaba sin amigos y mi día hubiera sido rotundamente pésimo.
Recuerden que pueden seguirme en mi grupo en Facebook »
MÉXICO -- Los jugadores que nos representan hicieron creer a todos los que les dudaban desde el silbatazo inicial que son capaces de hacer maravillas. Salieron mejor de lo que se hubiera pensando. Faltó el remate en los primeros veinte minutos, pero nadie puede negar que lucharon con corazón, entregando todo. Simplemente no fue suficiente. Eso es motivo de preocupación porque si das el 100% y no es lo suficiente, ¿cómo y en qué área mejorarás para el futuro?
Para los que quieren echar la culpa al arbitraje, ¡basta! En vez de bajar de concentración, la Selección hubiera salido aún con más ánimo para recuperar el gol. Sin embargo, este Mundial ha estado lleno de goles que no fueron y goles que hubieran sido. FIFA ya tiene que considerar la integración de la repetición instantánea. No le costaría nada poner un monitor y otro elemento con el cuarto oficial que está al lado de la cancha. Los árbitros ya traen audífonos y la repetición nada más se utilizaría cuando un gol o un fuera de lugar que afecten el resultado estén bajo cuestión. La integridad del deporte está siendo comprometida. El mundo entero supo que el disparo de Lampard fue gol, menos las dos personas responsables por la llamada.
Según mi blog pasado, mencioné puntos clave para México. Aquí los calificaré.

CERRAR A MESSI --Detener al mejor jugador en el mundo no es fácil pero México sólo permitió que Messi disparara tres veces en todo el partido. A pesar de que tuvo una asistencia, El Tri hizo un trabajo excepcional defendiendo a Messi. Estuvieron encima de él y su frustración se notó.

DISMINUIR LA CANCHA -- Dije en mi blog pasado que la defensa de México tenía que jugar muy agresiva con su línea, tratando siempre de empujar lo más posible para achicar el espacio y complicar el avance de Argentina conduciendo y combinando. Aunque viendo por la televisión es difícil detectar cómo y hasta dónde sale la línea defensiva, fue el hecho de que hubo mucha presión en media cancha la prueba de que la defensa también estaba encima y bien parada.

ALTA PRESIÓN -- Aguirre escogió la alineación para enfrentar Argentina basado en velocidad, con jugadores con la capacidad física de presionar fuerte durante 90 minutos. Mis respetos a Juárez y Guardado por haber hecho exactamente eso, y sí, estoy igual de confundida porque sacaron al jugador que más estaba creando oportunidades. Les doy una sonrisa por haber presionado bien, pero la sonrisa de idiota por todos los balones regalados después de haber recuperado la pelota.

JUGADOR CLAVE: RAFA MÁRQUEZ --Yo hubiera preferido ver a Rafa en la línea defensiva desde el principio del partido, creo que hubiéramos evitado los primeros dos goles en contra. Sin embargo, él hizo un trabajo excelente hoy y durante todo el Mundial. Siendo también defensa central, yo me cambié a contención por un periodo previo al Mundial y puedo confirmar por experiencia que no es nada fácil. Todas las funciones cambian y en vez de tener todo enfrente de ti, como contención estás en medio de todo y tienes que estar al pendiente en 360 grados todo el tiempo. Rafa recuperó muchas pelotas, creó problemas para el otro equipo y aún mejor, conectó sus pases. Una sonrisa "cool" para Rafa por jugar como el superstar que es.

CONCENTRACIÓN -- Algo que no puse en mi último blog, pero esto nos costó el Mundial y es causa para llorar. ¿Por qué tiene México tantos errores de concentración? Esto es un tema que exploraré pronto en otra entrega porque hay mucho qué decir y se trata de un problema profundo basado en el sistema que tiene México desde sus fuerzas básicas.
Errores como el de Osorio no tienen pretexto. O seguía pensando en el gol que metió Argentina siete minutos antes o simplemente no estaba pensando ni viendo qué iba a hacer con la pelota antes de recibirla. El dicho favorito de Bora Milutinovic es "La jugada más importante en el fútbol es la siguiente". Esto duele mucho más que si hubiéramos perdido por un golazo como el de Tévez o el de Maxi Rodríguez hace cuatro años. Así, por lo menos dormiríamos tranquilos sabiendo que Argentina ganó el partido y México no lo perdió.
MÉXICO -- La Selección Mexicana de fútbol, una vez más, se enfrentó a su homóloga de Argentina. Yo no sé por qué, ni me alegra, pero se trata de cumplir un libreto previsible que a la letra diría más o menos lo siguiente: "Por lo que toca al balompié, Argentina y México se encontrarán esporádicamente y el triunfo deberá corresponder a Argentina, salvo en aquellas ocasiones que ocurrirán una vez cada dos años, en las que México obtendrá una difícil victoria, o un sufrido empate".
El domingo 27 de junio de 2010, en algún lugar de África se encontraron los equipos de Argentina y México. Para efectos de lo que yo quiero decir, el marcador final es irrelevante. Lo que a mí me interesa, como observador de la difícil y fragorosa vida en México, es poner en evidencia la condición casi surrealista de la toma de decisiones en nuestras folclóricas tierras.
Análisis sobre derrota de México ante Argentina
Para establecer que México saldrá victorioso de este cotejo, muchos razonaron de esta manera: en México hemos sido siempre muy solidarios y muy jaladores con los argentinos; a pesar de que casi nunca entendemos bien sus rollos políticos, ni compartimos su permanente azotón emocional, a pesar de todo esto y de las empanadas de humita, cuya fórmula está resguardada en Washington, los mexicanos tenemos la tendencia general e inexplicable a darle la razón a los argentinos y a apoyarlos en sus ires y venires políticos que, esos sí, no los entiende nadie. Por aquí comienza todo, pero dista mucho de agotarse.
Aquí, con mucha pena, tengo que hacer unas consideraciones históricas y antropológicas que también coadyuvan a que entendamos la enorme distancia que hay entre argentinos y mexicanos.
En Argentina son muy escasos los grupos indígenas y éstos tienen una influencia más bien nula en la constitución del fenotipo argentino. Estos argentinos, dice Borges, no descienden de los indios, descienden de los barcos y sus raíces son mayoritariamente europeas: italianas, inglesas, judías y españolas. En el siglo XIX se distribuyeron por el inmenso campo argentino, ese vértigo horizontal, e imaginaron la pampa y la pampa engendró al gaucho que, a su vez, generó su propia literatura. Como ocurrió en todo el mundo, a finales del XIX, comenzó la migración a las ciudades. Nació el suburbio y, en el caso de Argentina, ahí nacieron los tangos, los gremios y los equipos de futbol.
El gaucho se volvió Crack y se lanzó a la conquista del mundo. El domingo, a costa de México, se cumplió otra mínima etapa de esta historia. Como ya habrán visto, Martín Fierro derrotó 3-1 al Águila que cae. Ni modo.

ASUNCIÓN -- Octava participación de Paraguay en la copa del mundo, cuarta vez consecutiva y cuarta llegada a octavos de final. Gran logro de la albirroja, para seguir escribiendo la historia de este deporte en nuestro país.
Que Paraguay llegue a ser campeón mundial es una gran meta, pero para eso se deberían quemar varias etapas. Deberían alcanzarse objetivos de corto y de mediano plazo, a través de un esquema claro y bien definido de trabajo, que es lo que particularmente creo que esta ocurriendo en el fútbol de nuestro país.
En Inglaterra nació este hermoso deporte, pero parece ser que la materia prima se encuentra en Sudamérica. Tan claro es el asunto que Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay -los cinco países sudamericanos- pasaron a octavos de final, lo que no es poco decir.
También recordemos que la mayoría de los clubes de las mejores ligas del mundo están formados en un porcentaje muy importante por jugadores de nuestro continente.
Como sudamericana, y con la posibilidad de entrenar y competir alrededor del mundo, puedo decir que las diferencias que existen en cuanto a tecnología, infraestructura y capacitación en la mayoría de los deportes en relación a los países desarrollados, son muy grandes. Y, en consecuencia, también los resultados son muy diferentes.
Sin embargo, y pese a todo, debo admitir que esa distancia, aunque muy lentamente, se va acortando. Los deportista sudamericanos que consiguen sobresalir en grandes competencias aún son pocos, y su participación -en algunos casos- tan sólo es más que meritoria.
Este no es el caso de los jugadores de fútbol. Hoy, los futbolistas sudamericanos nos están brindando un gran espectáculo, y están brillando como estrellas.
Pero refiriéndome a los deportes en general, puedo acotar que la cultura deportiva de los países desarrollados es muy distinta a la nuestra. En esos países el deporte es una prioridad, forma parte del esquema social y de sus vidas. En nuestros países, para poder dedicarse de forma profesional a un deporte, en la mayoría de los casos, hay que ser un gran soñador.
El fútbol es un deporte que mueve masas, genera fanatismo, y sobre todo, transmite algo muy positivo: el trabajo en equipo.
Quizás lo que vimos de Paraguay en su último juego no fue lo mejor, pero dentro de todo, fue ese trabajo en equipo el que los llevó a darnos la alegría de vernos en octavos de final, encabezando el grupo, y con la posibilidad de soñar con una participación por primera vez en cuartos de final.
Estamos muy contentos por la clasificación a la siguiente etapa, pero como todo en la vida, el estar en octavos nos hace pensar en los cuartos de final. Es decir, ¡queremos más!
Espero que Paraguay encuentre su juego frente a Japón y se siga imponiendo en la marca y en la defensa, como ocrurrió hasta ahora. Queremos ver ese juego tan lindo que les hizo ganar durante las eliminatorias a Argentina y a Brasil.
Quiero aprovechar esta oportunidad para expresar mi gran alegría con los hermanos chilenos, la importante actuación que están demostrando al mundo después de haber sufrido una de las catástrofes naturales mas grandes de la historia, es para aplaudirlos de pie. El pueblo chileno se merece esta alegría, y me encantaría poder gritar su clasificación a cuartos tanto como la nuestra. En su próximo encuentro me gustaria ver que el respeto a ellos mismos, sea mas que el respeto a Brasil. Su pueblo es un gran ejemplo de unión y fuerza, su selección puede hacer lo mismo.
Tampoco quiero dejar pasar esta oportunidad para felicitar a todos los uruguayos, en especial a mi padre. Viví con él la clasificación de Uruguay a cuartos de final y fue estresante y emocionante.
No puedo imaginar lo que será el encuentro de Paraguay el martes próximo. Me encantaría poder sentir esa alegría con la albirroja, la misma que los uruguayos están disfrutando y seguramente tratando de inmortalizar.
La competencia sana es una de las cosas mas divertidas y atractivas que tiene la vida. Poder medir nuestras capacidades en función a uno mismo y del rival, con el objetivo de ganar, genera niveles de adrenalina tan fuertes que las emociones y los sentimientos llegan al límite, requiriendo cada vez un mayor esfuerzo.
Esto convierte a cada competencia en un desafío de vida. La albirroja esta dentro del gran desafío de seguir hasta la recta final.
En esta etapa ya no hay favoritos, los resultados que se van dando ya se encargaron de demostrárnoslo.
¡¡¡A poner garra Paraguay, que nosotros estamos soñando pasar a la historia con ustedes!!!!