Mucho antes de firmar para jugar beisbol profesional, mucho antes de convertirse en esta sorpresa feliz que ha sido para los Medias Rojas de Boston, Sandy León fue un bateador de cuidado.

Al menos es lo que dice uno de los cazatalentos que siguió sus pasos en el campo aficionado.

"No era catcher, sino tercera base y jardinero", recordó Jorge Urribarrí. "Y era buen bateador, como también lo era su padre, que fue un buen pelotero aficionado".

León se ha adueñado transitoriamente de la posición en el Fenway Park, gracias a su inesperado despliegue ofensivo.

No es poca cosa, tratándose de alguien que tenía una línea de .187/.238/.202 en 75 encuentros con los Nacionales de Washington y los propios patirrojos, antes de 2016.

"El Johnny Bench de Venezuela", expresó el lunes con alegre ironía el periodista Pete Abraham, del Boston Globe, luego de otro cohete del zuliano.

¿Quién anticipó que esto estaba por venir?

León comenzó la temporada como el cuarto aspirante en la línea de sucesión de los bostonianos detrás del plato. Pero cuando por fin recibió una oportunidad, debido a las lesiones de sus compañeros, se largó a batear. Eso fue hace un mes, y no ha parado.

El martes amaneció con .400/.442/.650 en 86 apariciones, con nueve dobles, un triple y tres jonrones. Por la noche se fue de 3-0 y finalmente cayó por debajo de las cuatro centenas.

Urribarrí, que lo tuvo bajo su mando cuando fue parte de la gerencia deportiva de las Águilas del Zulia, en el beisbol invernal venezolano, no está sorprendido con la demostración del nativo de Maracaibo.

"Ha desarrollado su bateo por el trabajo realizado (en el Caribe) con (el coach cubano) Bárbaro Garbey", señaló. "No va a batear .400, pero es muy organizado, cree en su trabajo y tiene condiciones para estar entre .260 y .275".

Lo que más gusta a Urribarrí es la defensa de su compatriota. Por eso, cuando pudo, se lo llevó a los Tigres de Aragua, la divisa donde ahora forma parte del alto mando.

"No lo dudé", relató el veterano evaluador de talentos, uno de los arquitectos en la reciente conquista de los felinos, la pasada campaña. "Cuando supe que las Águilas estaban dispuestas a cambiarlo, le dije a Carlos (Guillén, presidente de los felinos) que necesitábamos tenerlo. Los fanáticos me criticaron. Pero nadie gana sin un buen catcher, y él es inteligente, tiene brazo, gran puntería y buena defensa".

Esa madurez es, para Urribarrí, la diferencia que le ha permitido al marabino pasar de ser el tercer careta en Washington a disputar la titularidad en Boston.

"Con los Tigres dio batazos importantes", recordó. "Y jugó hasta la Serie del Caribe. Está más motivado y sin presión".

León tiene 27 años de edad. Disputa su quinta zafra en la MLB y es protagonista por primera vez.

"Se está haciendo más pelotero", aseguró Urribarrí.

Un histórico de los aragüeños, Alex Romero, pasó al Zulia en el cambio por el receptor, en octubre. El tiempo, por ahora, le da la razón al autor intelectual de aquella negociación.

Quizás Urribarrí esté disfrutando tanto de este episodio feliz como debe estar disfrutándolo el propio León.

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