BUENOS AIRES -- Respondió bien Antonio Conte a los periodistas, cuando dijo "¿Yo como García? Bueno, yo gané algo".

¿Pero cómo, no ganó García, un título en Francia con el Lille? Bueno, sí, lo hizo, pero Conte sabe muy bien que ganar el Scudetto, dos veces al hilo, no se puede comparar con haber ganado un título en Francia, máxime antes de la explosión "árabe" de PSG y Mónaco.

Pero ésta sería otra estéril polémica si no hubiera pasado la prueba decisiva, la prueba de la cancha. Y ahí, en la cancha, Conte le mostró qué tan lejos está aún García de entender el fútbol italiano y qué tan poco duran en el "torneo más difícil del mundo" las novedades tácticas, si uno no se sabe rápidamente adaptar a la ductilidad que tienen los entrenadores en Italia.

La lección fue doble: primero, Conte preparó la trampa, con una Juventus casi quedada, esperando como temerosa. Les dejó el balón a los giallorossi pero se garantizó, con su defensa granítica, que no pudieran lastimar. En los primeros 15 minutos, Roma dominó, pero nunca llegó.

Antonio Conte
Getty ImagesConte piensa que ya tiene suficientes razones para festejar
Luego, el primer golpe: buscando por el lado más frágil, el de Dodó, se juntaron los dos peces gordos bianconeri, Tévez aguantando una pelota de manera bárbara en el área y sirviendo el pase gol para Vidal, quizás el único al mundo que podía encontrar el resquicio por donde meter la pelota, asombroso.

Roma reaccionó bien a la primera adversidad, hay que reconocerlo, y mantuvo muy vivo el partido hasta el descanso. Pero, al volver a jugar, ya no se encontró con esa Juventus mansa, que entregaba la pelota, casi temerosa: Conte se sacó la careta y mandó a los suyos a atacar con todo, tantos que el gol llegó, de pelota parada, luego de apenas tres minutos que, sin embargo, habían sido de puro asedio bianconero.

El partido acabó ahí y los giallorossi, cuando entendieron lo que había pasado, se sintieron casi burlados, tanto de perder el control de los nervios y terminar el partido en nueve, sufriendo un gol más de penal. García habrá apreciado la lección, porque es un tipo muy inteligente y aprende rápido, pero el daño a esta altura parece irreparable.

Porque más que mirar hacia arriba, quizás Roma debería comenzar a controlar quien arremete desde abajo, por ejemplo Nápoli, que venció bien a una excelente Sampdoria (Sinisa Mihajlovic estaba invicto en seis partidos y hasta puede decir de haber tenido mala suerte en el San Paolo, con un travesaño y un doble poste) y se puso a tan sólo dos puntos de los giallorossi.

Nápoli jugó un buen partido: Higuaín metió la asistencia clave, Mertens fue figura con el doblete (pero el segundo contó con la invalorable colaboración del arquero Da Costa) y con excelente juego de armado, pero el cambio lo produjo en la segunda etapa el ingreso de Armero, a quien la perdida de la titularidad, evidentemente, le tocó el orgullo.

Roma también deberá observar de cerca que hace Fiorentina, vencedora del derby regional ante Livorno, si bien en el caso de los violetas podría pesar mucho la lesión de Pepito Rossi (por lo menos dos meses afuera, pero no debería perderse el Mundial), máxime porque aún no se tienen noticias ciertas respecto a la vuelta de Mario Gomes, quien seguramente ahora tendrá la presión del club para acelerar la recuperación.

Los milaneses, parece increíble, no logran ganar ambos en la misma fecha desde la segunda jornada. Esta vez la culpa fue de Inter, porque volvió a mostrar dudas y cayó en casa de Lazio. Una caída dolorosa, máxime por la actitud especulativa del nuevo entrenador albiceleste, Eddy Reja.

Pero lo que más debería dolerle a Mazzarri es que se repitió un escenario ya visto muchas veces con Stramaccioni: Inter estuvo en partido con el solo Palacio arriba, pero cuando su entrenador quiso ganarlo, con el ingreso de Milito por Guarín (grave error, dicho sea de paso: debió haber salido un central, tres para Klose nada más eran demasiados), la frazada terminó demasiado corta y acabó perdiéndolo, por encima ni siquera en una contra sino por un grave error defensivo.

Lazio le agradece a Klose y volvió a tener técnico, pero una vez más tenemos que lamentar que semejante plantel termine en la manos de un hombre antiguo y miedoso. Con un Mihajlovic, por ejemplo, ese mismo equipo podría pelear mucho más arriba, con Reja no progresará mucho.

Milan, desde 1997 no pierde el primer partido del año, con 11 triunfos y tres empates. Por encima, enero es el mejor mes de Allegri, históricamente: sólo perdió un partido en ese mes desde cuando es técnico profesional, en el primer año, en Serie C2 con Aglianese.

En este caso, la carta del triunfo fue Kaká, quien se puso el equipo al hombro y anotó un doblete, respectivamente los goles 100 y 101 de su historia rossonera. Por el resto, debutó como titular otro joven, Cristante, y también anotó un bonito gol. Honda estaba en la tribuna, Remí jugó unos minutos: Allegri le apuesta a un semestre 2014 similar al primero de 2013, y el plantel parece a la altura de la hazaña.

Con respecto al descenso, Catania ganó un partido fundamental (volvió Bergessio pero sobre todo volvió Francesco Lodi, los autores de los dos goles) ante Bologna, provocando por encima el despido de Pioli. Hay siete equipos en apenas 5 puntos, la lucha será tremenda y muy atractiva.

Es el torneo más difícil del mundo, como aprendió rápidamente también Rudi García, y por eso habrá lucha y emoción hasta el final. Entonces quédense en las señales de ESPN y aquí en nuestro website, porque lo mejor aún está por llegar.

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BUENOS AIRES -- La fecha 13 del Calcio nos dejó las ideas mucho más claras con respecto a lo que será, como puede apreciarse con cada vez mayor evidencia, el "hilo conductor" de este torneo.

Arriba se perfila un mano a mano apasionante, con dos equipos, Juventus y Roma, con argumentos muy diferentes pero igualmente interesantes y potencialmente suficientes para ganar.

Un poco más abajo, la carrera para la tercera plaza está oficialmente abierta, con varios equipos que se candidatean para la última plaza de Champions y que parecen garantizarnos una lucha apasionante y encarnizada, abierta a cualquier desenlace.

Carlos Tevez
Getty ImagesJuventus sigue en lo más alto con los goles de Tévez
Nápoli, a pesar de venir de dos derrotas consecutivas, muy grave la última sufrida a mano de Parma (sería más justo decir a manos de Cassano; y dicho sea de paso, ese partido me hizo acordar el Brescia de Mazzone y Baggio, que le podía ganar a cualquiera en un buen día), sigue pareciéndonos un escaloncito arriba del resto, pero esa pequeña diferencia podría ser anulada por la competición contienental, que roba cantidades enormes de energías físicas y sobre todo mentales y nerviosas.

Pero Inter tuvo la chance de aprovechar el mal momento ajeno y no supo atraparla: muy por el contrario, demostró bastante falta de personalidad y un problema de esterilidad ofensiva notorio.

Mismo síndrome que sufrió Fiorentina, que no logra resolver el "misterio" Mario Gomes pero no puede pretender que Pepito Rossi y Cuadrado (que en Udine acabó jugando de lateral defensivo derecho, un crimen) le resuelvan todos los problemas ahí adelante, máxime si mala tarde se extiende a Borja Valero también.

En suma, Juventus tiene por lejos el plantel más completo, como demostró en Livorno, con el increíble Vidal al centro de la defensa y con un Llorente que ha resuelto el problema que existía en un cierto tipo de partido: hizo pocos goles, pero todos decisivos y sobre todo goles de "nueve", con la marca encima, resolviendo de potencia acertijos que las incursiones de los volantes no lograban descifrar.

Llorente, curiosamente, tiene peor promedio hasta ahora de los que tenían en la pasada temporada Vucinic, Quagliarella o Matri, pero es el arma que hacía falta en un cierto tipo de partido, contra rivales inferiores que se encierran, superando de potencia al marcador aún sin liberarse de él.

Por eso, el arsenal a disposición de Conte es ahora mucho más completo, máxime considerando que Tevez anota con regularidad y parece poder garantizar esos 20 goles por torneo que nadie antes tenía en sus cuerdas (y que tampoco Llorente tiene, claramente). Queda el "disturbio" provocado por la Champions, que sigue pareciendo un objetivo fundamental, probablemente antes que el campeonato mismo, un hecho que sirve para emparejar la lucha con Roma.

Una Roma que sigue invicta y que, lo que más cuenta, sigue sin sufrir goles. Su produción ofensiva bajó bastante, los rivales también la conocen mejor, pero ha superado sin daños un momento de importante esterilidad ofensiva, que se manifestó esencialmente contra esos equipos que sólo pensaron en defenderse y que propusieron tácticas bastante mezquinas.

Roma v Cagliari
Getty ImagesRoma se mantiene sin sufrir goles en contra
Sin embargo, la solidez defensiva está íntegra, apenas 3 goles en 13 partidos, y vale la pena recordar el dato fundamental en Italia, donde "siempre" (y tomenlo literalmente) gana el equipo que sufre menos goles. Más allá de la incidencia que han tenido, en los últimos tres partidos, arbitrajes seguramente no felices para los giallorossi, que deberían tener por lo menos 4 puntos más de los que tienen.

Claro que hace falta Totti, fundamental en cualquier equipo, pero también Destro, que ante Cagliari estuvo en el banco, puede aportar mucho, mientras que está claro que Liajic no tiene recuersos técnicos y caracteriales como para suplir esas importantes ausencias y no es más que un discreto suplente.

Decíamos de Inter: con Milito e Icardi afuera, con Belfodil que no termina de convencer, Mazzarri insiste con la "frazada corta", es decir bien cubierto atrás pero con el pobre Palacio en el incómodo papel de "llanero solitario", solito allá arriba. Por suerte del entrenador, los externos están rindiendo muy bien, pero está claro que en ese sector habrá que buscar refuerzos en enero, mientras que en ataque habrá que verificar la efectiva posibilidad de Milito de recueperarse integralmente y tomar decisiones consecuentes.

Por el resto, el torneo sigue siendo sumamente agradable y competitivo. Parma le ganó muy bien a Nápoli, Livorno perdió pero con la cabeza muy alta ante Juventus, Cagliari debió haber perdido pero hasta pudo haber ganado ante la invicta Roma, cualquiera le puede hacer partido a cualquiera y quizás el mejor símbolo de eso sea el colero Chievo que, con el nuevo "debut" de Eugenio Corini al mando, venció en el "derbi de Julieta y Romeo" a un mucho más cotizado Hellas, que pinta como revelación del torneo.

Se lo advierto: la lucha para salvarse del descenso será quizás más apasionante que la misma pelea por el título, inclusive con la posibilidada de que queden involucrados clubes que habían arrancado con objetivos muy diferentes.

Porque el Calcio castiga inmediatamente debilidades y errores. Por eso, precisamente, nos gusta definirlo como el campeonato de liga "más difícil del mundo". Qué lo disfruten, lo mejor está por llegar.

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