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¡A reverenciar a Gary Linneker!

En lo que aún hoy se considera una de las definiciones más divertidas pero también más poderosas y conmovedoras definiciones del fútbol, el estelar ex jugador del Everton y la selección inglesa de fútbol, Gary Linneker (hoy un distinguido comentarista del deporte para la BBC) ofreció alguna vez esta definición: el fútbol es un juego en el cual 22 hombres corren detrás de una pelota en un terreno grande durante 90 minutos, y en el cual... ¡siempre ganan los alemanes!

Esto ha sido cierto en el pasado, y ha renovado su validez esta tarde en Basilea, donde un decididamente inferior equipo alemán derrotó por 3-2 a un conjunto turco que jugó brillantemente, en lo que seguramente será visto como uno de los tres mejores partidos del torneo. Ambos equipos tuvieron altibajos, pero siempre con ímpetu, con brío, con fineza y poder.

Los turcos fueron sensacionales. Éste fue por lejos el mejor esfuerzo de su fascinante actuación durante este torneo, y cuando anotaron el tanto del empate en el minuto 87 yo estaba seguro de que una vez más harían el milagro tal como lo hicieron ante los suizos, ante los checos y nuevamente ante los croatas. Pero luego me di cuenta de que los turcos estaban jugando ante los alemanes que Linneker tan bien había definido, y volví a mis cabales para entender que los turcos no iban a ganar esta vez. Y así fue. Philip Lahm corrió por izquierda y anotó un gol fenomenal en el minute 91, el primer minuto de tiempo adicional. ¿Qué más podemos decir?
Una vez más, los alemanes no fueron el mejor equipo en el terreno de juego, y una vez más... ¡los alemanes triunfaron!

Imagino que algún momento habrá que darles el reconocimiento debido por todas estas proezas realizadas durante décadas. Tal como lo he dicho repetidamente durante años y aún en uno de estos blogs, estoy seguro de que los Alemanes son el mejor equipo de torneos en la historia del fútbol, lo cual significa que sus éxitos en competencias internacionales han sido consistentemente más numerosas y ampliamente superiores a la calidad individual real de sus jugadores y hasta del equipo en general. Pero al final del día, todo esto es irrelevante.

Los holandeses quizás nos deslumbraron, y lo mismo hicieron los portugueses. Los turcos se ganaron nuestro corazón, pero cuando llegue la tarde del domingo será Michael Ballack quien levante el trofeo hacia el cielo en la fresca noche vienesa, alzándose así también con el cuarto campeonato europeo para los teutones.

Simplemente no creo que ni España ni Rusia (los dos contendientes de mañana) tendrán lo suficiente como para derrotar a los alemanes.

Les traeré más comentarios mañana luego del partido de la noche, al cual concurriré en el Happel Stadium en Viena.