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La pena fue mayor que la alegría

FORTALEZA (Enviado especial) -- -Después de cada triunfo de Brasil en la Copa del Mundo, todo el país se convierte en una fiesta. Hay pirotecnia, baile en las calles, música y litros de cerveza. Eso sucedió frente a Croacia, Camerún y Chile. El partido contra Colombia era la gran oportunidad de hacer aún más grande esa celebración, porque la Canarinha podía clasificar a semifinales por primera vez desde 2002. Sin embargo, no hubo ningún tipo de festejo. El equipo jugó bien y ganó, sí. Pero la pena fue mayor que la alegría.

Iban 41 minutos del segundo tiempo cuando Neymar encaró y fue derribado por Juan Camilo Zúñiga. A primera vista, pareció una falta normal del juego, en la que un defensor logra derribar a un delantero que se escapa hacia el área. La figura brasileña quedó tendida en el piso, gritando por el dolor. A pesar de esto, nadie en el estadio le creyó demasiado al principio. Su equipo ganaba, necesitaba perder tiempo y no es extraño en Ney simular. Hasta los médicos tardaron en ingresar. Luego, cuando lo vieron salir en camilla todo cambió.

El partido terminó sin el delantero de Barcelona en la cancha, pero el público festejó de todas maneras una clasificación que terminó siendo sufrida porque Colombia atacó en los últimos minutos y estuvo cerca de empatar. La felicidad duró hasta que comenzaron a llegar las noticias: Neymar había sido trasladado inmediatamente a una clínica de Fortaleza, donde le realizaron una tomografía que arrojó el diagnóstico más temido: fractura de tercera vértebra lumbar.

El estadio Castelao ya estaba casi desierto cuando se confirmó la lesión, pero en las calles ese golpe se sintió y mucho. Dejaron de escucharse los cantos y las sonrisas desaparecieron. Es que Brasil deberá afrontar el duelo de semifinales contra Alemania sin dos de sus pilares: el suspendido Thiago Silva y el lesionado Neymar. Preocupación es el sentimiento común hoy en todo el país.

"Estamos muy tristes por Neymar. La Canarinha jugó muy bien, pero la lesión de nuestro mejor jugador nos angustia", afirmó un torcedor que todavía estaba en las inmediaciones del campo de juego cuando se dio a conocer la baja del Diez. Sus compañeros intentaban ser más optimistas, pero se notaba el nerviosismo y la incertidumbre por lo que viene: "Vamos a ser campeones igual, aunque esto hará todo más difícil".

Los bocinazos y el ruido de las cornetas estuvieron presentes en la noche de la capital de Ceará, pero sin dudas fueron menos que los que atronaron en Sao Paulo, Recife y las otras sedes donde jugó el Scratch. Es que Neymar es el símbolo de este equipo, el mejor jugador, el hombre capaz de romper cualquier cerrojo del rival, cualquier esquema defensivo. Además, ese el goleador del Seleccionado local y fue la figura en tres de los cinco juegos.

"Claro que será muy complicado superar la ausencia de Ney, para nosotros los hinchas y para los jugadores también. Pero somos locales y seguiremos apoyando a la Canarinha en todos los juegos". Las palabras son de un simpatizante fortalecense que pasea por el centro de la ciudad enfundado en su camiseta verdeamarela y charla sobre las posibilidades de la Selección con un grupo de amigos.

La sensación podría describirse como "agridulce", pero en realidad es más amarga que otra cosa. Porque nadie pensó nunca que el triunfo local estuviera en duda, por eso la clasificación fue celebrada con mesura. Sin embargo, la lesión de Neymar sí es algo que tomó por sorpresa a la torcida. Y muchas veces las malas noticas vencen a las buenas. Por eso, la noche de Fortaleza no fue de fiesta ni mucho menos.

El pesar también estuvo presente entre los jugadores. De hecho, Fred estuvo a punto de romper en llanto tras el partido: "Estoy triste porque trabajó tanto para estar con nosotros. La importancia que tiene para nosotros, claro que ahora vamos a centrarnos en el grupo, que tiene mucha calidad".

El sábado, los periódicos brasileños ilustraron muy bien la situación. La tapa del diario más importante de Fortaleza tenía dos fotos: la de David Luiz y el título "alegría" y la de Neymar con el título "tristeza". Ahora, Brasil, el gran candidato al título, deberá aprender a jugar y a vivir sin su referente.