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El 2012 entre los dos "semidioses" del deporte

El año que agoniza nos deja momentos imborrables en la historia misma del deporte. Una de ellas, las tardes del verano en el Parque Olímpico de Stratford, donde un nadador y un atleta de pista nos brindaban altas demostraciones de poder, de pasión y de entrega. Entre Michael Phelps y Usain Bolt está --en mi opinión-- el deportista del año 2012. No sólo fue que lograron en tiempo y en distancia en la pista o en el piscina, también fue su inspiración para lograrlo.

LOS ANGELES -- Algunas de esas tardes del verano en el este de Londres, con el sol ocultándose en el horizonte del Parque Olímpico de Stratford, quedarán permanentemente inscritas en la historia del deporte de todos los tiempos.

Las brazadas de uno. Las zancadas de otro. Apenas unos 300 metros, una amplia explanada separaban al Estadio Olímpico del Centro Acuático de Stratford. Y por algunas jornadas de ese verano el deporte palpitó en una dimensión casi desconocida: un nadador de 22 medallas olímpicas, imponente, impresionante, desafiante a la naturaleza misma cuando surcaba las aguas del "carril 4" para estirar su largo brazo, hacer contacto con la meta y detener el tiempo mismo de la natación y del deporte. Y cerca de ahí, el ímpetu de un atleta que contagia alegría, fortaleza, que combina pasión, triunfo y limpieza: una saeta jamaiquina capaz de sonreír mientras devoraba los últimos metros de la pista en plano triunfante, avasallador, glorioso.

El 2012 se marchó, se esfumó, se quedó atrás y no habría, en apariencia, que tener ninguna duda sobre quien debió ser la gran figura del deporte: Michael Phelps y Usain Bolt levantan algo más que la mano en un año de hazañas olímpicas. El máximo ganador de medallas en la historia de los Juegos y el "Rey de la Velocidad", el hombre más rápido del mundo, un personaje que además combina una profunda capacidad para acercarse y comunicarse con un aficionado que más que un aficionado pretende un ser testigo mismo de la historia.

Entre Phelps y Bolt, dos auténticos "semidioses" del deporte, los Juegos Olímpicos vivieron momentos espectaculares e inolvidables.

A este fantástico binomio habría quizá que agregar al futbolista Lionel Messi, que sin levantar un trofeo de importancia, aprovechó el año para marcar 91 goles, una cifra bestial que establece las grandes condiciones que rodean a su carrera y también a su futuro. A los 25 años, a Messi le quedan aún jornadas brillantes, momentos y oportunidades para seguir derrochando su talento y su historia.

LA TARDE DE WEMBLEY...
Hurgar en el deporte mexicano del 2012 también podría tener alto significado en la historia.

Yo me quedo con tres momentos que podrían resumirlo todo: el oro de la selección de futbol en Londres 2012; el nocaut de Juan Manuel Marquez sobre el filipino Manny Pacquiao y la actuación de la delegación mexicana en los mismo Juegos Olímpicos, destacando a la veterana clavadista Paola Espinosa, que sumó su segunda presea olímpica. Tres grandes acontecimientos, sin duda, donde resalta la tarde del sol caprichoso de la capital inglesa, con el "más si osare" retumbando en el mítico estadio de Wembley.