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América y La Volpe: un nuevo viejo tango

Veinte años más tarde, en medio de la celebración de su Centenario, con el tramo final del torneo a la vista, con el Mundial de Clubes programado para dentro de un par de meses, y sin un estilo ni una condición de juego apropiada, el América recurre a un 'viejo lobo de mar' buscando una esperanza de salvación. La Volpe está aquí, en lo que supone ser el tramo final de su larga y exitosa carrera y con una sed de revancha por lo que ocurrió hacer un par de décadas cuando tuvo la oportunidad de dirigir a este club. "Vengo al equipo número uno de México", dice el famoso 'Bigotón'. Tendrá que demostrarlo a partir de este sábado sobre la cancha de juego.

LOS ANGELES -- Lo de La Volpe en el América parece 'sencillito', con el típico acento porteño-: Hacer campeón al América.

Un aspecto fundamental les une hoy: la desesperación, la necesidad mutua.

Todavía recuerdo como si fuera ayer aquella tarde del domingo 24 de agosto de 1996 en los pasillos del Estadio Jalisco. Justo después de la larga escalera que daba al vestidor visitante, me encontré con la siempre cálida y sonriente mirada del Padre Chayo, el famoso capellán del estadio. Algunos metros más adelante, los semblantes cambiaban radicalmente: primero el de Pablo Cañedo, el presidente, destrozado y abatido y luego, el de Ricardo La Volpe, el entrenador, pálido, blanquecino, casi cadavérico.

El América había perdido 5-0 contra las Chivas de Ricardo 'Tuca' Ferretti. No había que agregar más.

Esa fue la última vez que Ricardo La Volpe dirigió al América. Hace 20 años. A partir de ahí, los dos tomaron rumbos diferentes. Hoy, cuando parecía imposible de creer, han vuelto a juntarse, apegados más a una insuficiencia, a una urgencia que a un plan debidamente concebido y concertado para triunfar juntos. Me queda claro que 'otro' América no habría aceptado a este La Volpe; y 'otro' La Volpe no habría aceptado a este América. Hoy tienen una coincidencia: la desesperación .

Al América la desesperación le urge porque está en pleno festejo del Centenario y porque se niega a entregar la temporada, porque su tipo sangre, su ADN le reclama que siga persiguiendo la gloria que hoy parece alejada de su juego, de sus futbolistas y de su sistema.

A La Volpe la desesperación le urge porque como todos nosotros se ha vuelto más viejo. No ha tenido éxito en los últimos momentos de su vida dentro y fuera de la cancha. Se fue de Chivas en medio de una vergüenza que sólo es capaz de sepultar y olvidar un desmemoriado futbol mexicano. Se refugió en Chiapas, un equipo pequeño, con el que tampoco tuvo éxito.

El América quiere exprimir la 'última gota' de sabiduría de uno de los grandes maestros del futbol mexicano. Quiere su experiencia, su estilo, su temperamento, quiere jugársela con un entrenador que no necesita de Ricardo Peláez al oído para salvaguardar la vida en el vestidor. Y La Volpe llega al América para tratar de quitarse una duda sobre si puede triunfar en uno de los equipos grandes del futbol mexicano. No lo hizo jamás, ni en dos épocas en Chivas ni en su primera etapa con el América, ni cuando tuvo la ocasión de dirigir al Boca Juniors en Argentina.

El proyecto tiene, obviamente, sus riesgos. Pero también es evidente que era lo mejor disponible en el mercado interno y que el América no tenía tiempo ni espacio --presionado por la celebración del Centenario, el Mundial de Clubes-- para traer a un entrenador del extranjero. Es un golpe duro y contundente al americanismo recalcitrante y puro que pregonan personajes históricos como Caros Reinoso, Alfredo Tena, Antonio Carlos Santos y Daniel Brailovksy. También se trata de apostar por un estilo futbolístico mucho más apegado a la historia del club que lo que finalmente representaba Ignacio Ambriz.

De lo que podemos estar casi seguros es que habrá espectáculo. La Volpe es garantía de ello. Lo habrá dentro y fuera de la cancha. El América tiene un 'viejo lobo de mar' sentado en la banca a partir de este sábado, un tipo de 64 años que, dos décadas más tarde, quiere revancha y que la va a buscar.

América y La Volpe han vuelto a juntarse, como un tango lleno de drama, angustia, reclamos, acusaciones mutuas y cierto amor. Veremos si el nuevo vejo tango termina funcionando.

@Faitelson_ESPN