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El reto, el mismo: jugar bien

La Selección Mexicana se mete a la última fecha FIFA del Hexagonal y aparecen algunos desafíos que implican un paso invicto, un récord de puntos y hasta el hecho de mantener una imagen de supremacía en el área futbolística. Nada de eso sirve demasiado. La realidad es la era de Juan Carlos Osorio se ha identificado por los impecables resultados en Concacaf, peor ha tenido pocos momentos de lucidez futbolística que le permitan afirmar que México competirá en el próximo verano mundialista. Así sea Trinidad y Tobago u Honduras, la misión, el reto parece ser el mismo: jugar mejor, jugar bien al futbol...

CIUDAD DE MÉXICO .- Ni el invicto, ni el récord de puntos, ni el famoso “pasamos caminando”, ni de pronto la vuelta a una imagen de “gigante” del área futbolística. Ni siquiera el hecho o el orgullo de haber eliminado a una nación centroamericana con la que existe cierto “roce” futbolístico. Nada. Lo único que tiene que hacer México es algo que no ha hecho con la regularidad necesaria en toda la era de Juan Carlos Osorio: jugar bien al futbol.

Concacaf no establece nada. ¿Qué puede ofrecer un rival eliminado como Trinidad y Tobago este viernes por la noche en San Luis Potosí? Nada. Van a correr un poco, meter la pierna y es todo. Y el martes habrá que jugar en un campo siempre difícil, San Pedro Sula, con la temperatura ambiental a tope, una gran humedad, y con la temperatura pasional todavía más elevada, se trata de México, para ellos el “gigante” antipático, prepotente y “mamón” de siempre en temas futbolísticos y ante una selección hondureña que parece tener más problemas internos que lo que México, externamente, le puede significar. No hay mucho, no hay casi nada en esta área para sacarle un provecho futbolístico a priori y que le de México más condiciones para el momento de afrontar el examen mundialista del próximo verano.

Pero Osorio sigue atorado en una materia: jugar mejor, jugar bien, tener certeza en cada una de sus líneas: defenderse con propiedad, no depender de las salvadas dramáticas y casi milagrosas de Ochoa, y atacar con solvencia. Se dice fácil, claro, no es tan fácil hacerlo, más cuando tienes un grupo de futbolistas que si bien han logrado pisar con propiedad en las competitivas ligas europeas, muchas veces se pierden en la peor “enfermedad” que tiene el futbol y el futbolista en México: la irregularidad. No hay una constancia, un comportamiento parejo, creciente, a nivel grupal, porque individualmente, México no tiene a un futbolista que pueda marcar una diferencia ostensible en el campo de juego.

Andrés Guardado, Javier Hernández, Carlos Vela y Guillermo Ochoa aparecen como los referentes veteranos de este grupo. Junto a ellos, dos futbolistas que pueden marcar diferencia en el desarrollo de un juego y de un resultado: Jesús “El Tecatito” Corona e Hirving “El Chucky” Lozano. A partir de estos nombres, Osorio intenta construir, una vez apartada la premura de lograr el boleto mundialista, un equipo que tenga un estilo, una condición propia de juego y que demuestre en la cancha que sabe qué quiere y cómo lograrlo. Por ahora, la era de Osorio ha vivido de ciertos esbozos, momentos, parajes donde se asoma el buen futbol y la capacidad grupal de México. Lo demás, ha sido el dominio de un área evidentemente pobre en materia futbolística y tres torneos internacionales con más pena que gloria y hasta cierta vergüenza.

Jugar bien, jugar mejor, tener un estilo, así el rival se llame Trinidad y Tobago o Alemania. Supongo que ese sigue siendo el reto de México y de Osorio.

@Faitelson_ESPN