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El año del Mundial...

Y esa ya es una razón suficiente para ilusionarnos con el 2018…

Porque además de las últimas pinceladas de Brady o de Federer, Messi y Cristiano se enfrentan en un sitio que donde los grandes “semidioses” de la cancha han terminado de inmortalizarse. El Mundial de Futbol, con ambos a plenitud, con selecciones de un altísimo nivel competitivo: Alemania, Francia, España y Brasil. Con México tratando de darle sentido a un verano que cada cuatro años termina siendo inconcluso. El 2018 promete ser un gran año y una maravillosa ocasión para entender que el deporte, a través de sus diferentes sensaciones, no intenta producir pena, vacío e insatisfacción. El deporte es siempre un conducto para disfrutar más de la vida. Hagámoslo. Que sea un maravilloso año.

LOS ANGELES, CA.- Puede y debe ser un gran año. Primero porque estamos justo, por donde se le vea, en medio de una “generación bendita” de grandes deportistas, de equipos que dejarán una huella perenne en la historia del deporte y de la propia humanidad y ante un escenario inmejorable como el que propone el próximo verano en tierras rusas con el Campeonato Mundial de Futbol.

Los días de Messi y de Cristiano, los de LeBron, los de Nadal y aún en los de la inmortalidad de Brady y de Federer. El deporte tendrá tiempo en el año que se asoma para probar la hegemonía del Real Madrid, de los Guerreros de Golden State, de los Patriotas de Nueva Inglaterra e incluso para experimentar nuevas sensaciones con equipos como el Manchester City y el Paris Saint Germain y en futbolistas como Neymar, Mbappé y Coutinho. En los inicios de este 2018, habrá Juegos Olímpicos de Invierno, espectaculares, elitistas y al mismo tiempo, un termómetro ante la interminable lucha del deporte contra las trampas y el dopaje.

Pero el verano promete ser especial. Tendremos la ocasión de verlos nuevamente, frente a frente, con todo su talento y su esplendor. Sera quizá la última ocasión en que tengamos la oportunidad de apreciarles a plenitud máxima en la justa de mayor poderío que tiene el futbol. Messi y Cristiano van a apoderarse del Kremlin por algunos días y serán más importantes que Putin, que el Zar Nicolás II o que “Pedro, el Grande”. Vestidos en los colores de sus selecciones nacionales, el argentino y el portugués probarán otro tipo de nivel competitivo, donde las pruebas serán en diferentes circunstancias a las que tradicionalmente afrontan cuando juegan amparados por la jurisdicción y el poder del Barcelona o del Real Madrid.

Messi y Cristiano estarán otra vez bajo la lupa para aquellos que defienden a ultranza la hipótesis de que para ser el mejor futbolista del mundo -y quizá de la historia- hay que trascender en una Copa del Mundo como lo hicieron Pelé, Maradona, Zidane o Beckenbauer. Para hacerlo, Messi y Cristiano están justo en el límite. Nadie cree que dentro de cuatro años más, en Qatar 2022, llegarán con la fuerza y el nivel que mantienen hoy en día. Ni Argentina, dos veces campeón del mundo, ni Portugal, el actual monarca europeo, aparecen entre los favoritos para levantar la Copa en el estadio olímpico de Luzhniki el 15 de julio. Por encima de ellos, esta Alemania, y luego Brasil, y enseguida Francia y España, que hoy tienen más bonos y más futbol para mostrar enriquecer y trascender en la cancha. Ninguno de ellos, sin embargo, tiene a Messi y a CR7.

Y el verano ruso también promete ser un reto por demás interesante para el futbol mexicano. La inmejorable ocasión de volver a probarse en lo máximo, de generar sueños y expectativas, ilusiones, emociones y hasta sufrimiento y lágrimas. La selección mexicana sabe de eso y más con sus veranos inconclusos de cada cuatro años. ¿Será este el distinto? ¿Estará lista para dar el salto de calidad que tanto añoran los aficionados al futbol? ¿Llegará el famoso “quinto partido”, que parece haberse transformado en un suplicio o en una clase de maldición para muchos? Hasta ahora, las pruebas no arrojan una conclusión definitiva. México no ha alcanzado el nivel competitivo que se esperaba, pero algunos creen -y creemos- que tiene el potencial para dar mucho más. La pregunta es: ¿Lo logrará en el Mundial?

Tiene ante sí una prueba maravillosa. La ocasión de jugar ante el campeón mundial vigente, Alemania, y luego ante dos niveles futbolísticos que prometen ser competitivos como el de Corea del Sur y Suecia. México no ha tenido en los últimos 25 años de historia mundialista un tropiezo en la ronda de grupos. ¿Tendrá la misma eficiencia esta vez? Sea como sea, el desafío es espectacular. Habrá que disfrutarlo, aprovecharlo y tratar de superarlo. En los días donde se asoma un cambio generacional en la selección mexicana -los nuevos tiempos del “Chucky”, del “Tecatito” o de Jiménez- México debe presentar una faceta competitiva en Rusia y a partir de sus actuaciones -no tanto de sus resultados- podremos medir su éxito o su fracaso en la justa mundialista.

Nadie dijo nunca y en ningún lado -que yo sepa- ni está escrito que el deporte sea un medio para sufrir. Todo lo contrario, el deporte, a través de sus diferentes expresiones, es un facilitador de sensaciones para gozar.

El 2018 está en marcha…Y, en deportes, como en la vida misma, será una buena oportunidad para disfrutarlo. Disfrutemos, aunque sea a través de la angustia, la emoción y hasta del llanto, pero tratemos, en la medida de lo posible, de disfrutarlo al máximo.

El 2018 está aquí, un nuevo año, con nuevos horizontes, metas, sueños, ambiciones, intenciones, olores, sabores, un año que el deporte sabrá atesorar y llevarlo al nivel máximo de capacidades, expresiones y emociones. Solo nos queda sentirlo y gozarlo al máximo. Que tengan un muy feliz y deportivo año. Disfrutémoslo juntos. Les deseo lo mejor…

@Faitelson_ESPN