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La suma de todos "los miedos" americanistas...

Visitar CU siempre es incómodo para el América. Hay una sensación extraña en la semana previa, en el trayecto al estadio, en la salida a la cancha y en esas tribunas que prácticamente no permiten ningún “intruso” que no porte los colores de Pumas. Pero esta vez, el América se encontrará, además, con un equipo que ha comenzado a tambor batiente el torneo, con cuadro que presume a una dupla endemoniada en el chileno Castillo y el argentino Alustiza y a un club que, al tratarse de un juego de emociones, tiene una mayor cercanía con sus raíces y con la idea clara y rotunda de que el rival a vencer viste de amarillo.

El América peligra en el Pedregal. Ellos lo saben, no lo admiten, pero lo saben...

LOS ANGELES, CA. - No lo admiten, ni lo admitirán jamás, pero el América y los americanistas siempre visitan con cierto temor la Ciudad Universitaria.

Hay una sensación extraña en las horas previas. En el camino hacía el campus que hacen sobre vehículos blindados y camuflajeados (esta vez, dicen que será en autobús. Ya veremos). En el largo túnel rumbo a los vestidores y en las escalerillas finales que conducen al campo mientras el sol impacta con fuerza al mediodía de domingo en la capital, el “Goya” retumba desde la tribuna del pebetero y el himno universitario se entona orgullosamente con el puño cerrado en todo lo alto. El América sabe cuándo está ahí.

El problema es que los números del América en sus más cercanas comparecencias al Estadio Olímpico son muy productivos, pero tienen que ver, sin duda, con la época que vive el futbol mexicano y Pumas como organización. El equipo universitario ha pasado por algunas dificultades administrativas y le ha costado trabajo adaptarse, a su manera, a los nuevos tiempos de un futbol mexicano que parece exigir una holgada economía a sus clubes para poder ofrecer una seria competencia en la Liga. Pumas ha caído en situaciones difíciles que tienen que ver con los últimos puestos de la clasificación y la tabla porcentual. El de hoy, el portentoso inicio del campeonato, parece ser un nuevo y formal intento por recuperar el sitio que realmente le corresponde en el futbol mexicano.

“Cuando jugábamos en CU, yo le decía a mi mama que no fuera al estadio”, contaba Cuauhtémoc Blanco, durante la semana, en un programa de la cadena FOX. La frase del último ídolo americanista establece clara y concisamente lo que sienten los jugadores americanistas en su visita a Pumas. Que luego sucedía a algo diferente en la cancha, es otra historia, pero me queda claro que se trata de un juego que involucra sentimientos profundos antes, durante y después de la “batalla”.

El América entrará como favorito al duelo del domingo. Su plantel y los últimos antecedentes lo establecen así, pero Pumas podría tener una ventaja contundente: su mayor proximidad hacia los sentimientos del partido. Pumas tiene más jugadores procedentes de las fuerzas básicas que entienden las condiciones históricas del juego y que desde pequeños, en su desarrollo y crecimiento, saben muy bien que el rival más importante, con el que tienen “prohibido perder” es aquel que viste de amarillo.

Hay otros motivos para suponer que veremos un partido interesante. El América está por debutar sus dos refuerzos del invierno, el francés Ménéz (aunque esté fue descartado por el entrenador Herrera) y el colombiano Ibargüen y Pumas ha consolidado su ofensiva con la recuperación del chileno Castillo y la incorporación del argentino Alustiza.

“Un juego espectacular”, promete el entrenador del América, Miguel Herrera.

“Un partido que será un buen termómetro para nosotros”, dice David Patiño, el estratega de los Pumas.

Sigo creyendo que el América sufre más que en ninguna otra cancha del futbol mexicano cuando está de visita en el Pedregal, pero es un club que tiene razones suficientes para sentirse “dueño” de la situación, controlar sus emociones y hacer un buen partido. Nos espera una linda jornada en el Olímpico.

@Faitelson_ESPN