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Chivas... ¡Sólo Chivas!

El Guadalajara genera emociones diferentes, pero, sobre todo, genera "envidias" y también una tendencia nacionalista, a veces extrema, a veces buena y en otra mala, cuando los buenos resultados aparecen en su panorama. Sea como sea, Chivas fue a Toronto e hizo lo que ni Tigres ni América pudieron hacer en esa cancha: jugar con personalidad y gran certeza en su juego. Ofreció un buen partido, se llevó una justa ventaja que parece darle la ocasión de asomarse a un trofeo que jamás ha estado en sus vitrinas: el de Campeón de la Concacaf con derecho al Mundial de Clubes.

LOS ANGELES, CA.- Chivas no tiene la culpa de generar "envidias" ni tampoco un ambiente, a veces, extremadamente nacionalista cuando obtiene un buen resultado en la cancha.

Anoche lo hizo en Toronto, contra todos los pronósticos, bajo los copos de nieve, en un ambiente gélido y mostrando la personalidad y el futbol necesario en el campo de juego. Chivas mereció el resultado y si me apuran un poco más, diré que ha jugado su mejor partido en meses, su mejor exhibición en lo que del año, en un resultado que puede "salvarle" de todos los males que le han quejado en la última época.

Muy temprano, el gol de Rodolfo Pizarro -un futbolista que noche a noche muestra condiciones que lo pueden llevar a un nivel superior del juego- no solo condicionó el partido, también dejó una muestra fehaciente de lo que Chivas venía a buscar en el campo del Campeón de la MLS. Chivas hizo lo que ni Tigres ni América -dos de los equipos con las nóminas más completas del futbol mexicano- pudieron lograr. Jugarle al tú por tú en su casa al Toronto de Giovinco, de Altidore y de Bradley. Lo hizo mostrando, además, las condiciones propias de su juego: velocidad, anticipación, insinuación, jugadas por las bandas. Desde Pizarro, siguiendo con Pulido -autor del segundo gol- y continuando con Orbelín, Brizuela y el veterano Carlos Salcido. La noche de Chivas fue tan completa que el portero suplente Miguel Jiménez tuvo una sobresaliente actuación cuando tenía la difícil tarea de suplir al suspendido Rodolfo Cota. Los cambios en la recta final que envió Matías Almeyda (López y Zaldívar) también resultaron fundamentales: Chivas enviaba mensajes determinantes una y otra vez, de que buscaba la portería contraria y que venían por el triunfo y por una ventaja importante parta acercarse a un título que jamás antes había logrado.

Chivas genera envidias, sobre todo en su polarización de los sentidos pasionales con el América y el americanismo. Y de ahí que se desprendan ideas de que ganó con mucha suerte, por las fallas de los delanteros del Toronto y porque alguna decisión arbitral le favoreció. Chivas es un generado natural de envidias.

Y Chivas provoca también una sensación de nacionalismo, a veces extremo, a través de sus resultados, sobre todo en un futbol que ha optado por llenar las nóminas de los clubes de futbolistas extranjeros. Chivas que juega únicamente con mexicanos -por una tradición histórica- responde a casi una necesidad del aficionado de gritar a los mil vientos que el futbolista mexicano, con confianza y apoyo, puede ofrecer grandes resultados.

Chivas, sólo Chivas es capaz de generar un despertar diferente al día siguiente: ganó y ganó bien, más allá de las envidias y sí, lo hizo, efectivamente, sólo con jugadores mexicanos.

@Faitelson_ESPN