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En vías de extinción...

Alarmante, pero sólo dos entrenadores nacidos en México tienen puestos fijos en la Liga MX. Los demás, todos sudamericanos. ¿Qué le sucede al entrenador mexicano? ¿Es un tema de capacidad o puede ser que sea un asunto de intereses y hasta de una “mafia” de promotores quienes defienden sus intereses particulares coludidos con los presidentes de algunos clubes? Sea cómo sea, los entrenadores mexicanos han desaparecido del horizonte, algunos de ellos, ha tenido que exiliarse en ligas centroamericanas como Honduras, Costa Rica, Guatemala o El Salvador. ¿Capacidad o “mafia?

SAN DIEGO, California.- Cuando suponíamos que el mayor peligro de los “nuevos tiempos” que propone el futbol mexicano estaba enfocado básicamente en el surgimiento y desarrollo de futbolistas nativos, ha aparecido otro fenómeno inquietante: la desaparición de los entrenadores mexicanos.

En la Liga MX, sólo tres, quizá 4, si consideramos que Ricardo Ferretti fue desarrollado como director en el país, son de origen mexicano y uno de ellos, Marcelo Michel Leaño, es interino en Chivas. Argentinos, uruguayos y hasta un español. Algunos de ellos jóvenes, con cierta experiencia, acompañados de logros en Sudamérica, otros más sin esos blasones ni con tanto recorrido, pero ahí están, recibiendo la confianza de los clubes mexicanos.

Este comentario o punto no pretende, de ninguna forma, alcanzar una esencia xenofóbica. El futbol, al menos para mí, no es un tema de pasaportes sino de capacidad. Y, sin embargo, la estadística muestra una notable disminución en el número de entrenadores mexicanos. ¿Por qué? ¿Es un asunto de talento, de capacidades y resultados o es un tema de economía e intereses? Y otra cuestión aún. Mas intrigante: ¿Dónde están los entrenadores jóvenes mexicanos?

Dos de ellos, uno veterano, el otro joven, perdieron su trabajo en esta temporada. Tanto Guillermo Vázquez, con Necaxa, como Héctor Altamirano, en Gallos Blancos, dejaron sus puestos y fueron sustituido por entrenadores sudamericanos, el argentino Pablo Guede y el uruguayo Leonardo Ramos. “Es algo que no entiendo, pero los dirigentes les gustan más los entrenadores extranjeros”, dice desde Honduras Raúl “El Potro” Gutiérrez, entrenador campeón mundial sub-17 con México en el 2011 y que ahora dirige al Real España de San Pedro Sula. Lo mismo cree el legendario ex futbolista y entrenador, Hugo Sánchez: “Es un asunto de ‘malinchismo’ que siempre ha existido en nuestro futbol...”

Si se le cuestiona a algún directivo, responderá que es un asunto meramente de resultados. Otros, creen que se trata de un tema de personalidad y hasta de la forma de exponerse y de venderse. Y yo, lo que creo, es que es un tema de “intereses” y hasta de una “mafia”. Es evidente que en el futbol mexicano existen algunos promotores sudamericanos que suelen “hablarle al oído” a los dirigentes de clubes mexicanos. Son ellos lo que convencen a tal o a equis entrenador y, muchas veces, el “negocio” viene mezclado y condicionado a ciertos futbolistas. Pongo a los que juegan y a quien lo pone a jugar...

Sea cómo sea, es alarmante que el círculo de entrenadores mexicanos con trabajo en la Liga MX se reduzca a Javier Aguirre y a Miguel Herrera y si usted quiere a Ricardo Ferretti. Algo anda mal, cuando debían proyectarse otros entrenadores desde las nuevas generaciones. Y sería tan preocupante que la causa fuese una baja en la capacidad y preparación de esos entrenadores mexicanos como también que fuesen víctimas de una “mafia organizada”, donde los promotores colocan a los directores de acuerdo a sus conveniencias e intereses particulares.

@Faitelson_ESPN