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Yoenis Céspedes no se va a ningún lado

Ni a los Gigantes de San Francisco, ni a los Yankees de Nueva York, ni a los Filis de Filadelfia.

Yoenis Céspedes se queda con los Mets de Nueva York por las próximos cuatro años, en los que ganará 110 millones de dólares.

El toletero cubano, de 31 años de edad, ganará un promedio de 27.5 millones por temporada, entre el 2017 y el 2020, en un acuerdo que es ganancia para ambas partes.

Céspedes quería quedarse en el equipo y los Mets lo necesitan como su principal motor ofensivo, aunque sin llegar a pagar los 130 millones por cinco campañas que buscaba el pelotero.

De todos modos, sus 27.5 millones por temporada lo convertirán en el segundo jugador de posición mejor pagado por año en todo el béisbol, solamente superado por el venezolano Miguel Cabrera, con un salario de 31 millones por campaña.

Asimismo, es el primer pelotero cubano con un contrato superior a los 100 millones de dólares, superando por más de 30 el fallido pacto que los Medias Rojas de Boston le dieron a Rusney Castillo por 72.5 millones.

Desde que llegó a Nueva York procedente de Tigres de Detroit para los dos meses finales de la campaña del 2015, el cubano no ha hecho más que aplastar a los lanzadores rivales.

Entre agosto y septiembre del pasado año bateó 17 jonrones y tuvo un OPS (la suma del promedio de embasamiento y el slugging) de .942. Este año, su OPS fue de .884, con 31 vuelacercas.

En 189 juegos con el uniforme ''del otro equipo de Nueva York'', ha disparado 48 bambinazos e impulsado 130 carreras, con average de .282.

En otras palabras: Céspedes ha hecho para los Mets la diferencia entre el éxito y el fracaso, incluso cuando en la postemporada del 2015, aquejado por lesiones, su producción ofensiva decayó.

La esperanza de que este arreglo continúe a un ritmo razonable durante cuatro años más hace que sea más fácil para los Mets tragar los inconvenientes que son parte de vivir con Céspedes.

Estos incluyen sus lapsos defensivos ocasionales y las molestias y dolores que lo han limitado a menos de 140 juegos en tres de sus cinco temporadas de las Grandes Ligas.

Por supuesto, su estatus como una superestrella fácilmente comercializable es otro bono que hace que valgan la pena las molestias ocasionales.

Sus largos cuadrangulares y disparos certeros desde las profundidades de los jardines le dan un viso de espectacularidad a su imagen, lo cual es perfecto para Nueva York, el mayor mercado de medios de comunicación del béisbol.

Céspedes, a pesar de su personalidad a veces complicada, enamora por igual a los amantes de las estadísticas tradicionales, como de los modernos sabermétricos.

Su promedio de batazos potentes ha ido subiendo con el paso del tiempo: en el 2012, su año de debut, fue de 33.0%. Luego cayó a 31.6% y 31.1% en el 2013 y 2014, respectivamente, para subir a 35.8% en el 2015 y elevarse aún más en el 2016 hasta 39.3%.

Este año, por primera vez en su carrera, recibió más bases por bolas que el bateador promedio y redujo a 2.11 su proporción de entre ponches y pasaportes, al abanicar 108 veces y ligar 51 boletos.

Antes del 2016, esa proporción era de 3.43 abanicados por cada base por bolas.

La única preocupación ahora es que la salud lo acompañe y le permita participar en un rango de 140-150 juegos por año.

Mientras tanto, ya comenzamos a esperar el inicio de los entrenamientos primaverales, para ver en qué se aparece montado Céspedes, ahora que tiene mucho más dinero.