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¿Cambiarán los Marlins a Giancarlo Stanton? Razones a favor y en contra

Con su cuadrangular número 43 del año, Giancarlo Stanton ya es dueño del récord de más jonrones para una temporada en la franquicia de los Marlins de Miami y va en camino hacia la marca de 60.

Pero es probable que sus próximos bambinazos los dispare para otro equipo diferente al de Miami, tras superar el proceso de waivers y despertar el interés de al menos cuatro novenas.

La decisión de cambiar a Stanton a otro equipo es complicada, complicadísima, con muchas aristas que van desde lo económico y lo pragmático, hasta lo humano y lo sentimental.

Dueño del mayor contrato en la historia del deporte ($325 millones por 13 campañas), al poderoso bateador le quedan por cobrar 295 millones por los próximos diez años.

Eso es más que los megacontratos que en su momento recibieron Alex Rodríguez, Miguel Cabrera, Albert Pujols, Robinson Canó, Joey Votto, David Price, Clayton Kershaw, Prince Fielder, Max Scherzer y Zack Greinke, los diez jugadores con pactos superiores a los 200 millones en la historia de Grandes Ligas.

Aunque el dueño Jeffrey Loria le concedió la rara gracia de una cláusula de no cambio, ese parece ser un tema negociado y superado desde hace rato por las partes y el toletero habría aceptado la posible partida a otros lugares.

El jardinero derecho de los Marlins no está totalmente a gusto en la Capital del Sol, donde a pesar de su gran campaña, no se le reconoce como es debido y es blanco de críticas y burlas, según contó su compañero de equipo Dee Gordon, momentos después de que Stanton botara su pelota número 43 del 2017.

Su convenio está estructurado de una manera que puede ser ganancia para todo el mundo, desde el jugador, hasta el equipo, pues el dinero no está repartido equitativamente por año, a razón de 25 millones por temporada, sino que la parte gorda del billete quedó para los siete tramos finales, con la posibilidad de que Stanton se salga después de seis campañas y vaya a buscar un nuevo megapacto en la agencia libre.

Lo que esperaba Loria es que tuviera desde el principio ese rendimiento extraordinario del 2017. De haber sido desde el inicio del contrato un habitual productor de 40 jonrones y 100 carreras, eso le habría permitido cobrar unos 100 millones del actual pacto y luego salirse para buscar otro posiblemente tan grande como el de los 325 millones que le dieron los Marlins.

Fue una estrategia en la que Loria, quien se ha distinguido por lo tacaño, mostraba su voluntad de abrir la billetera y luego le dejaba al jugador el papel del malo de la película, si optaba por abandonar Miami.

Pero el dueño no contó con el rosario de lesiones que limitó a su jugador, quien solamente este año ha disfrutado a plenitud de su mejor salud.

¿Por qué deberían los Marlins salir de él ahora?

No hay en la actualidad en todo el béisbol un bateador más caliente que Stanton y aparte de lo que representaría quitarse ese pesado fardo financiero de encima, al superar el proceso de waivers, los Marlins están en condiciones de negociar con cualquier equipo sin restricciones, como si se tratara del período previo al 31 de julio.

Eso le permitiría al equipo pedir "la Meca y la seca" a cambio por un bateador que ahora mismo podría ser decisivo en las aspiraciones de aquellos con posibilidades de ganar la Serie Mundial y reconstruir la pobre finca con que cuentan los Marlins en las Menores, tal como hicieron los Yankees el año pasado al salir de Aroldis Chapman y Andrew Miller.

Si por Chapman y Miller Nueva York pasó a tener una de las mejores granjas de todo el béisbol, ni hablar lo que podría Miami conseguir por un bateador que se proyecta para una carrera de más de 600 bambinazos que lo llevarían hasta el Salón de la Fama de Cooperstown.

Además, los nuevos dueños se encontrarían a su llegada una holgura financiera para empezar a reformar la plantilla con mejor balance, enfocado sobre todo en la mejora del cuerpo de pitcheo, hasta tanto se renegocie en el 2020 el mal contrato de televisión actual.

La cosa sería negociar con el equipo más indicado, el que tenga mucho para dar a cambio y la disposición de hacerlo, para no cometer el mismo error que en canjes anteriores, como el del campocorto Adeiny Hechavarría -- por poner un ejemplo y salvando las distancias -- prácticamente regalado a los Rays de Tampa Bay a cambio de poco o nada.

Sí, reconozco que suena duro a corto plazo, sobre todo para una fanaticada que por años ha recibido golpes demoledores de una gerencia cruel, por usar un término suave.

Pero a mediano y largo plazo la movida podría traer muy buenos dividendos para un futuro que por ahora luce hipotecado.

¿Por qué deberían los Marlins mantenerlo en sus filas por ahora?

Aquí entramos en la parte sentimental y humana. Aunque el equipo no va a ningún lado en el 2017, la gente, los seguidores fieles que van cada noche al Marlins Park, aunque no sean muchos, merecen disfrutar hasta el final del espectáculo que Stanton está dando ahora mismo.

Colocar al jugador en la lista de waivers es muchas veces una estrategia de los equipos para ver el interés que generan en el mercado y en consecuencia, actuar ahora o más adelante.

Ya se sabe que Stanton será codiciado cada vez que sea puesto en la vitrina y las posibilidades de reconstrucción a partir de su canje siempre estarán latentes.

Entonces, no hay por qué apurarse. Todavía quedan tres años antes de que Stanton llegue a la mitad de su contrato y pueda optar por salirse en busca de la agencia libre.

El tiempo ahora está a favor de los Marlins, a menos de que Loria quiera despedirse de Miami con una estocada final al corazón de los fanáticos.