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A. J. Hinch dirigió con pánico y casi le cuesta caro

A.J. Hinch se dejó dominar por el pánico en el cuarto juego y por poco le cuesta caro.

Con ventaja en la serie divisional y en el partido, Hinch puso en labor de relevo por primera vez en su carrera al derecho Justin Verlander, convertido en el principal abridor de los Astros de Houston desde que llegó de los Tigres de Detroit vía cambio el 31 de agosto.

En el quinto, luego de que el abridor Charlie Morton caminara a Xander Bogaerts después de un out, Verlander vino a lanzarle al novato Andrew Benintendi, quien le desapareció la pelota por el jardín derecho para poner delante a los Medias Rojas de Boston 3-2 y convertir el Fenway Park en un manicomio.

Fue el único hit tolerado por Verlander, quien luego enderezó y terminó trabajando 2.2 entradas con 40 pitcheos.

Para su suerte, se llevó la victoria 5-4, cuando sus compañeros lograron remontar ante Chris Sale, llamado de relevo también por el alto mando de Boston y que a la postre cargó con la derrota.

Verlander y Sale fueron los abridores del primer juego de la serie y en el caso del zurdo de los Medias Rojas, se entendía su llamado como apagafuegos, pues para su equipo no había mañana.

Es cierto que la postemporada es un animal diferente, pero Houston tenía margen de error y usar prematuramente a su mejor lanzador, con poco descanso encima de ello, habría obligado a Hinch a apostar al zurdo Dallas Keuchel para un eventual decisivo quinto encuentro.

Y Keuchel tampoco tendría el descanso necesario, aparte de haber acusado inconsistencia en la segunda mitad de la campaña por lesiones.

Para rematar, si ya decidió morirse con su mejor hombre, entonces ¿por qué quitarlo después de 40 envíos, cuando se trata de un serpentinero acostumbrado a lanzar más de 100 pelotas hacia el plato?

Houston no tiene a un cerrador del calibre de Kenley Jansen, Aroldis Chapman o el propio Craig Kimbrel, quien tuvo este lunes su peor salida del 2017, más allá de que Ken Giles haya tenido 34 rescates en el año.

Pero no se trata de ese tipo de monstruo que mete miedo con tan solo pararse en el montículo y en los playoffs hay que jugar mucho con el aspecto psicológico.

Darle a Giles la responsabilidad de un rescate de dos entradas fue un riesgo, pues el cerrador solamente tuvo cuatro salidas de más de un inning en todo el calendario.

El dominicano Rafael Devers le bateó jonrón dentro del terreno y la pizarra se puso chiquita, aunque los Medias Rojas se quedaron cortos y se fueron de vacaciones hasta el 2018.

Devers, a sus 20 años, demostró estar llamado para cosas grandes en el mejor béisbol del mundo, donde, por cierto, su compañero Chris Sale, con todo y su condición de superestrella, no pudo hacerlo peor en su primera participación en postemporadas.