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Tim Tebow es más que un truco publicitario

Tras firmar con los Mets en 2016, Tim Tebow jugó en la Arizona Fall League ese año y pasó el 2017 entre Clase A y Clase A Avanzada. AP Photo/John Bazemore, File

Tim Tebow retrocedió un paso en su anhelo de jugar en Grandes Ligas al sufrir el domingo una lesión en un tobillo y muchos de sus detractores saltaron de alegría con la noticia.

El ex quarterback de la NFL está enfocado en sus planes de jugar béisbol al más alto nivel y el debutante manager de los Mets de Nueva York, Mickey Callaway, no ha descartado verlo algún día en el principal equipo de la organización.

Sin embargo, a pesar de todo el empeño que pone en cada práctica, Tebow no ha conseguido acallar a los críticos, que ven su presencia en el campo de entrenamientos primaverales en Port St. Lucie como una estrategia publicitaria en detrimento de otros prospectos con mejores aptitudes para el deporte de las bolas y los strikes.

''Si Tebow llega a Grandes Ligas será una señal de que el sistema está roto'', me dijo un colega que se rehúsa a creer en las habilidades beisboleras del antiguo jugador de futbol americano.

No, el sistema no está roto. No dudo que en un principio, la firma de Tebow con los Mets haya obedecido a una movida de publicidad.

¿Y por qué no? A fin de cuentas, esto es un negocio también como cualquier otro.

En su momento, los Medias Blancas de Chicago lo hicieron cuando Michael Jordan se cansó del baloncesto y quiso probar suerte en el beisbol.

Jordan jugó la temporada de 1994 en Doble A y consiguió atraer concurrencias jamás vistas anteriormente a los partidos de los Birmingham Barons.

Pero su calidad como pelotero dejó tanto que desear que un año después colgó los spikes y regresó a la NBA con los Chicago Bulls, para ganar otros tres títulos en el deporte que dominó como nadie.

El caso de Tebow es diferente.

Él no es el típico chico que le cae bien a todo el mundo y muchos lo rechazan por su fundamentalismo evangélico que raya con el fanatismo. Y quizás por ello tanta gente quiere verlo fracasar.

Tras firmar con los Mets en el 2016, jugó en la Arizona Fall League ese año y pasó el 2017 entre Clase A y Clase A Avanzada.

El que en el 2018 todavía esté invitado al campo de entrenamientos primaverales significa que algo tiene y va más allá de un simple truco propagandístico para captar asistentes a los parques.

De no tener la más mínima oportunidad de ascender en el entramado de las ligas menores hasta lograr su sueño de jugar en las Mayores, ya lo hubieran cortado después de tanto tiempo, cuando bajó el boom publicitario que en su momento trajo aparejada su contratación.

Si consigue el llamado de las Grandes Ligas será, sobre todo, por su esfuerzo incansable en cada sesión de entrenamiento, alimentado por su fe, aunque no todos la compartan.

¿Qué aprovechó la fama que le dejaron sus triunfos en el futbol americano colegial con los Gators de la Universidad de la Florida y su paso por la NFL para conseguir un contrato como beisbolista profesional?

Sin dudas. Pero como dice el refrán, ''al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga''.