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Sigue trancado el mercado a 80 días del inicio de la temporada

Faltan 80 días para el inicio de la temporada del 2019 y menos de un mes para que abran sus puertas los campos de entrenamientos primaverales.

Y todavía Bryce Harper y Manny Machado, los dos agentes libres más cotizados de este invierno, no saben a dónde reportarse.

Lo que cada vez es más evidente es que los equipos interesados en Harper y Machado no están dispuestos a pagar las exorbitantes cifras que sus agentes están pidiendo.

Los 400 millones pretendidos por Scott Boras, agente del jardinero estadounidense, o los 300 que pide Dan Lozano, representante del jugador de cuadro dominicano, no aparecen por ningún lado y estos siguen deshojando las margaritas para ver qué ofertas deciden aceptar finalmente.

Mientras tanto, el mercado laboral sigue trancado y aunque el Departamento del Trabajo se vanagloria de un índice de desempleo nacional por debajo del cuatro por ciento, en el béisbol, más de 150 agentes libres siguen en la calle.

Para que se tenga una idea de lo que hay disponible en la agencia libre, hagamos el ejercicio de armar un equipo con los peloteros desempleados ahora mismo.

El cubano Yasmani Grandal sería el receptor titular, mientras el puertorriqueño Martin Maldonado sería un excelente reemplazo.

Grandal rechazó una oferta de 60 millones por cuatro campañas que le hicieron los New York Mets, mientras que de Maldonado no hay muchas noticias halagüeñas.

En el infield, además de Machado como campocorto, están disponibles Mike Moustakas y D.J. LeMahieu, antesalista y segunda base, respectivamente, de la élite en sus respectivas posiciones, mientras que en la inicial no hay mucho de dónde escoger y lo mejorcito disponible sería Lucas Duda, que tuvo un bajón impresionante en el 2018 que le ha dificultado encontrar empleo.

Jardineros buenos se sobran, empezando por A.J. Pollock en la pradera central y el versátil venezolano Marwin Gonzalez, capaz de defender prácticamente cualquier posición.

Con Harper en el jardín derecho, se completaría un excelente trío de patrulleros, mientras que el venezolano Gerardo Parra sería ese cuarto hombre necesario.

Marwin además puede ayudar en el cuadro interior, junto con Matt Davidson, bateador designado y primera base ocasional, sin descontar a Freddy Galvis, el venezolano que ha jugado los 162 partidos en cada una de las últimas dos temporadas.

El zurdo Dallas Keuchel sería el número uno en una eventual rotación que podría incluir también a Gio Gonzalez, Wade Miley, Jeremy Hellickson y al renacido Clay Buccholz.

Para el bullpen también sobran brazos, con Craig Kimbrel como cerrador, Adam Ottavino, el dominicano Kelvin Herrera, Greg Holland y Brad Boxberger.

Con un equipo así se puede soñar y en grande.

Algo anda mal en el béisbol, cuando la llegada a la agencia libre, para acceder a los grandes contratos, está dejando de ser el sueño de los buenos peloteros y convirtiéndose en una verdadera pesadilla.

Sobre todo para aquellos que entraron al sistema por el draft amateur y tuvieron que transitar durante años por el entramado de Ligas Menores, bajos sueldos iniciales y arbitrajes salariales.

No se trata de que los equipos regalen contratos exagerados, tanto en dinero, como en años de duración, pues la vida ha demostrado que esos pactos a larguísimo plazo y más de 200 millones terminan siendo un lastre.

Pero no puede ser que tantos jugadores, muchos de ellos en el pico de su carrera, se vean ninguneados y obligados, en el mejor de los casos, a aceptar acuerdos por debajo de su valía, mientras la industria en sí sigue generando ganancias mayores que el Producto Interno Bruto de muchos países.