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Mike Fiers: ¿futuro incierto más allá del 2020?

A menos que tenga un año digno del premio Cy Young, difícilmente otros equipos se animarán a ofrecerle trabajo a Mike Fiers, alguien que luego va por el mundo contando las interioridades de las franquicias para las cuales jugó anteriormente. AP Photo/Chris O'Meara

Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. Y lo que pasa en un clubhouse... debería quedarse en un clubhouse.

Pero en estos tiempos en los que los jugadores cambian de equipo como si fuera ropa interior, es una utopía pretender que los secretos no salgan a la luz.

Mike Fiers fue el hombre que abrió la Caja de Pandora, al revelar la trampa de los Houston Astros con el robo de señas con el uso de tecnología durante la postemporada del 2017.

Fiers, quien lanza ahora para los Oakland Athletics, era parte de los Astros cuando ese año ganaron la Serie Mundial.

El derecho de 34 años entra en el 2020 en la última temporada de su actual contrato con los Atléticos y su futuro, más allá de la campaña que se avecina, luce incierto.

A menos que tenga un año digno del premio Cy Young, difícilmente otros equipos se animarán a ofrecerle trabajo a alguien que luego va por el mundo contando las interioridades de las franquicias para las cuales jugó anteriormente.

Quizás Los Angeles Dodgers, en acto de agradecimiento, si acaso, ya que su delación los reivindicó de alguna manera.

¿Por qué contó lo sucedido en Houston una vez que salió de allá?

Si le remordió la conciencia, fue de manera extemporánea, porque bien que se benefició y recibió su anillo de campeón de la Serie Mundial, aunque no lanzó ni una sola pelota en toda la postemporada.

Él no era un líder dentro del clubhouse, pero si le pareció que robar las señas de la manera en que se hacía estaba mal, debió convocar una reunión interna en el camerino y llamar la atención de las violaciones éticas que ello implicaba.

Si bien habría empezado a ser mirado con recelo por el resto de los jugadores, posiblemente eso hubiera sido suficiente para parar las intenciones tramposas.

¿A que no se llena de valor ahora y devuelve el anillo? Eso es tan improbable que suceda como que le quiten a los Astros el título.

Pago por ver el recibimiento que le darán en el Minute Maid Park cuando Oakland vaya a jugar a Houston el fin de semana del 24 al 26 de abril. Los abucheos harán temblar los cimientos del estadio.

Y ¡ay! si se le escapa un lanzamiento e involuntariamente le pega a un bateador de los Astros. Arderá Troya en el fuego del morbo.

El de Mike Fiers es un caso con muchas aristas, todas complicadas, que depende del ángulo en que se mire.

Más que denunciar lo ocurrido, lo más criticable es el momento que esperó para hacerlo.

Por otro lado, desterrarlo del béisbol sería de cierta manera condonar la trampa de los Astros, que él, con su delación, ayudó a desenmascarar.

Si no, pregúntenle a José Canseco, condenado al ostracismo por destapar todo el entramado del uso de esteroides en las Grandes Ligas, lo cual obligó a regular un fenómeno que crecía como una indetenible avalancha de nieve y que no se sabe a dónde hubiera llegado.

Canseco usó a medio mundo de chivo expiatorio y ello le valió el repudio de la gente, aunque algún día el béisbol tendrá que agradecerle.