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Una mañana con Jessica Ennis, la Golden Girl británica de Londres 2012

Ennis es la princesa de Gran Bretaña Getty

LONDRES -- No alcanzan los ojos en esta mañana de sàbado olímpico: heats de 100 metros con Usaín Bolt haciendo su presentación en Londres 2012; Yelena Isinbayeva buscando ir màs arriba que nadie en la clasificación de salto con garrocha; preliminares en varias competencias; y ella, Jessica Ennis, en el heptatlón.

Quizás por eso, a las 10 de la mañana, lejos del centro turìstico de Londres, 80 mil personas llenan el estadio para una jornada diurna de atletismo que reparte cero medallas. Pero que ofrece a Jess, la cara más visible, marketinera y poderosa del deporte femenino britànico.

A los 26 años, Ennis ya ha sido campeona en los Mundiales Outdoor 2009 e indoor 2010. Hija de padre jamaicano y madre inglesa, viene de perder sus títulos en 2011 y 2012. Pero parte como favorita en el heptatlon olímpico.

Y hoy capta toda la atención.

Son las 10:35am y en la corredera de salto en largo Hanna Melnychenko acelera rumbo a la tabla de pique. La ucraniana no termina de salir de la arena cuando el estadio explota. Ennis ha sido anunciada. "Go Jess!!", gritan desde cada rincón. El aplauso acompasado crece como tsunami. Ahora es una gran campana de 160 mil palmas. Y luego, un estruendo.

La número 1856 vuela poco. 5,95 metros, lejos de sus mejores registros. Inmediatamente se pega a la tribuna, y recibe indicaciones de su coach Toni Minichiello. Es la rutina de cada decatleta en esta 5ta prueba de 7 previstas. Todas parecen hacer lo mismo. Y lucen similar: cuerpos perfectos, el balance ideal entre extremidades poderosas y troncos ligeros. Abdominales de màrmol. Glúteos que derrotan a la gravedad. Hombros redondeados. Y caras de Texas Hold'Em.

En esta Olimpia del Siglo XXI, Ennis es Nike, la diosa griega de la victoria. Su imagen (siempre en indumentaria Adidas, qué contradicción) empapela todo Londres. Un afiche gigantesco, casi como media cancha de futbol, decora la entrada al centro comercial Westfield y al Parque Olímpico. En él, Jessica camina al frente de los Alfa britànicos de estos Juegos. En cuanto a repercusión, Ennis está por encima de la nadadora Becky Adlington y la ciclista Vicky Pendleton, las otras estrellas femeninas de la delegación local. Es la reina del Buckingham del Este Londinense, el gigantesco ovni llamado Estadio Olìmpico.

¿Pero merece Ennis toda esta atención?

"Ella es la mejor atleta del mundo. Y está en mejor estado que nadie", dice Jackie Joyner Kersee, la máxima leyenda del decatlón. "Jessica lo tiene todo. Es la cara de su país, y me pone contenta que ocurra eso con una atleta de multi-evento. Ella es la deportista a vencer en su competencia. Ennis superó lesiones, una cirugía la dejó afuera de los últimos Juegos, y éste es su momento".

Su palmarés es menos destacado que el de el Bolt, Powell o Isinbayeva, con quienes hoy comparte escenario. Su historia es menos emocionante que la del sudafricano Oscar Pistorius, quien en estos momentos deja huella por la pista de Stratford con sus prótesis de fibra de carbono, para terminar segundo en su heat de 400 metros.

Pero Ennis es portada de los periódicos britànicos. La llaman la Golden Girl. Es la heredera de Daley Thompson, el màs grande decatleta que el mundo haya conocido. Es la síntesis de la perfección.

"Comentarios sobre una medalla dorada han sido inevitables. Desde los cajeros del supermercado hasta señoras mayores por la calle, todos quieren colgar la presea alrededor de su cuello", publicó The Guardian sobre Ennis. Hay presión sobre la Chica del Póster. Pero de eso se trata ser olímpico en casa. De evitar la maldicion Liu Xiang, el máximo ídolo chino que no pudo brillar en Beijing 2008. Y convertir el aliento en la mejor bebida energizante.

Viene su segundo intento en el salto en largo. 25 fotógrafos y sus lentes gigantes la esperan al final de la fosa de arena. Jessica camina impaciente por la corredera. Espera al final del quinto heat de 400 metros. La anuncian y el estadio explota. Brinca a la arena, y este elefante de estadio hace sonar su trompa. El juez en la tabla de pique levanta la bandera blanca, avisando que el salto fue válido, y hay otra marea de aullidos. Y cuando el tablero Omega señala la marca de 6,40 metros, ella salta con sus brazos al aire, el público se despega como resorte de sus asientos, y las banderas del Imperio comienzan a agitarse. No es futbol. No es Wembley. Es atletismo. Decatlón. Es Jessica Ennis, my god.

"En las competencias previas a los Juegos tuve buen nivel, pero todo será diferentes en Londres" reconociò la britànica de Sheffield antes de llegar a la capital inglesa. "Tener ese aliento masivo me darà mucho, y me ayudará en mi performance", anticipó. Y aquí, en el segundo día del heptatlòn olímpico, lo està confirmando.

Ya es casi mediodía, y Jessica viene para su último intento en salto en largo. Está segunda en este quinto evento, detràs de la rusa Tatyana Chernova, quien le quitó el título mundial en Daegu y la relegó al segundo escalòn del podio. La rutina de atleta y público se repite. Y el triple expresso de aliento la lleva a volar. Su nueva marca es 6 metros y 48 centímetros, que le permitirán sumar 1001 puntos y fortalecerse en el liderato global.

Camino a vestidores, Ennis es perseguida por dos cámaras de TV. La graban, aunque ella solo camine. No la abandonarán hasta la boca del tùnel. Testimonian cómo el publico se pone de pie a su paso. Y la esperarán hasta que vuelva a aparecer, ahora para el lanzamiento de jabalina.

El título de mejor atleta del mundo está en juego. Se definirá esta noche, con los 800 metros. Ennis lo quiere. Pero los britànicos parecen quererla aún más a ella. Ya es la Princesa de los Juegos. Es la escultura humana que por ahora no se quiebra. Se lustra. Y brilla más. Estos son sus olímpicos. Tienen que serlo. Entonces, mientras esperamos el final de la historia, nada mejor que ponerse en ànimo british.

Keep Calm. And #GoJess.