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El arreglo de partidos de fútbol

En el ámbito del periodismo se suele decir que "lo que se publica es apenas el 10% de lo que se conoce". Y esta norma aplica a lo que ha vivido el equipo de producción de E:60 Deportes (@E60Deportes) durante los siete meses de investigación que culminaron con esta historia sobre arreglo de partidos de fútbol para favorecer a apostadores (Ver).

Los 18 minutos de reportaje --reproducidos en las últimas horas por varios shows de ESPN tras conocerse la suspensión de por vida de 3 seleccionados guatemaltecos, acusados de amaño de juegos-- explican cómo funcionan las mafias que arreglan resultados de encuentros, y cuán difundido está este accionar ilícito dentro del fútbol. Pero no pueden dar cuenta de todo aquello que algunos confiesan en secreto, por miedo a pagarlo caro. Hasta con la vida.

Y lo que se escucha con micrófonos apagados, es aún más grave de lo que se ha dado a conocer.

En América, nada más, hay 12 expedientes de investigación abiertos por sospecha de partidos arreglados. El número de casos reales, sin embargo, es mayor. Hay futbolistas que han visto cómo sus compañeros amañaron partidos, o siguen haciéndolo. Pero tienen terror de abrir la boca. Hay técnicos que saben de este tipo de situaciones. Pero prefieren callar. Hay directivos que están al tanto de todo. Pero deciden dejar que el ilícito se siga cometiendo. O aceptan participar en él.

Por eso, lo ocurrido ayer en Guatemala es apenas una excepción (Ver). No hay otros jugadores como Carlos "Pescadito" Ruiz, dispuestos a levantar la bandera de la denuncia (como se lo contó a E:60 hace más de un mes, en Veracruz). No hay otros entrenadores como Ever Almeida, decididos a encarar el problema. No hay dirigentes como los de la Federación Guatemalteca, valientes para ir en contra de sus propios futbolistas.

La realidad es absolutamente opuesta. Hay ocultamiento. Hay determinación para que el tema no se resuelva. Hay complicidad. Hay omisión constante. Y eso fue lo que quienes hacemos E:60, descubrimos durante la realización del reportaje.

Algunos diálogos entre productores de ESPN y protagonistas ayudan a entender el marco dentro del cual el ámbito del fútbol encara el problema del arreglo de partidos:

+"¿Hay investigaciones sobre amaño de encuentros jugados en nuestro país? No nos consta", respondieron voceros de una federación importante del área Centro y Norteamérica, cuando nos comunicamos para plantear las inquietudes iniciales. Esa misma federación había recibido avisos de expedientes abiertos por casos de "match fixing", y volvería a recibir información al respecto durante el desarrollo de nuestra investigación, supimos luego. Esconder el problema, un síntoma repetido.

+"Por favor, vayamos a otro lugar para hablar", pidió un protagonista, quien luego contó cómo futbolistas de su equipo se comunicaban, arreglaban y cobraban dinero de la mafia de las apuestas. Había línea directa entre los criminales y el banco de suplentes de ese equipo, durante los partidos. Había momentos del juego donde los futbolistas debían actuar en favor de quienes pagaban para amañar el encuentro. Y había recompensa. En efectivo. Ese protagonista jamás hizo la denuncia, porque sabía que el DT del equipo y la federación del país estaban al tanto, y no habían movido un dedo.

+"Hay zonas liberadas, donde no se investiga", contó un oficial que trabaja en combatir este accionar ilícito dentro del fútbol, pero cuyos reportes van a morir frecuentemente dentro de cajones de dirigentes. Se dice en cámara que se ataca el problema, pero con la puerta cerrada se actúa de forma contraria. Si el mayor espectáculo del mundo fuera en realidad un engaño, si la pelota estuviera permanentemente manchada, si los jugadores no fueran "lo más puro de este juego", ¿a dónde iría a parar el negocio del fútbol? Muchos no quieren siquiera pensarlo. Y hacen todo lo posible por ocultar el problema.

Un hecho curioso ocurrió en mayo de este año. La investigación de E:60 cobraba vida. Las revelaciones comenzaban a sorprender. Y entonces llegó un mail de FIFA a una cuenta abierta de correo electrónico de ESPN.com. Desde Zurich, decían que habían "leído y escuchado en varias fuentes de Internet" que E:60 estaba llevando a cabo un reportaje sobre match fixing. Y querían saber qué se estaba investigando. Qué saldría al aire.

Las fuentes de Internet no existían, pero el pedido elegante de entrega de información se repitió por teléfono. ¿Intercambio de datos? No. Ese recurso de consultar por "documentos que fundamenten vuestras investigaciones" se repitió con representantes de otros organismos del fútbol, que a su vez afirmaban no tener conocimiento de casos de arreglo de partidos en sus áreas.

Y mentían.

La realidad es que los protagonistas del mundo del fútbol conocen el problema. El arreglo de partidos está tan extendido que tarde o temprano roza a quienes viven de la pelota. Pero casi nadie denuncia. Muy pocos preguntan qué está pasando. La conducta escogida es ocultar el problema. Negarse a investigar. Mirar para otro lado. Seguir con la política del Todo Pasa.

Si no, ¿cómo se explica que en apenas unos meses un reducido equipo de producción de TV haya conocido de primera mano casos de amaño de encuentros no investigados, no resueltos, aún impunes, supuestamente desconocidos para las autoridades del fútbol?

¿En serio no saben?

¿Tan ingenuos son?

¿Tan ingenuos creen que somos?