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Aaron Judge es un toletero exitoso, humilde y supersticioso

El jardinero derecho de los Yankees de Nueva York Aaron Judge mide 6 pies 7 pulgadas, pesa 282 libras, y es posiblemente el jugador más fascinante en el béisbol. Pero si no lo miran de cerca lo suficiente, hay cosas sobre el gran novato que podrían no verse a simple vista.

Todo comienza pocos momentos antes del primer lanzamiento - con una superstición. Judge se echa dos pedazos de goma de mascar Dubble Bubble a la boca. Hasta que logra un out, los sigue mascando. Si logra un hit en su primer turno, los deja en su boca. Otro hit, y sigue mascando. Otro...

"Ojalá que para el final de la noche, yo tenga un viejo pedazo de goma de mascar sin sabor en mi boca", dice Judge.

Judge comenzó esa tradición en la Universidad y no tiene planes de cambiarla. Sus outs tienen un final dulce, porque si logra uno, tira a la basura la goma vieja y se echa dos nuevas piezas a la boca.

Si se va de 3-3 y el juego dura unas cuatro horas, Judge seguirá mascando la goma vieja, sin intención de cambiarla o de añadir una pieza nueva.

"No, la dejo ahí", dice Judge. "Es por suerte".

Ocasionalmente, Judge cambiará de alimento si se mete en una rutina. Se pondrá a comer semillas de girasol, que están disponibles al lado de la goma de mascar en el medio del dugout de los Bombarderos.

Judge, de 25 años, ya ha sido comparado con Derek Jeter -- en especial por su manager en los Yankees Joe Girardi, quien no exuda una gran personalidad cuando se trata de alabar a alguien. Las colaboraciones tangibles de Judge - su promedio de .315, sus 15 jonrones (líder en MLB) y sus 30 impulsadas - están a la vista de todos, pero hay cosas intangibles que no aparecen en ninguna fórmula sabermétrica.

Judge también hace algo muy al estilo de Jeter, aunque sus compañeros dicen que nunca han visto a alguien hacerlo antes.

Luego del out final de cada entrada, Judge corre desde el jardín derecho y espera a las afueras del dugout por sus compañeros jardineros. Ahí, en un acto de caballería, le permite a ellos entrar primero al dugout, ofreciéndoles palabras de aliento, y en ocasiones un choque de manos o palmadas en la espalda.

"Siempre lo he hecho - también en las menores", dice Judge. "Si alguien hace una buena jugada o alguien hace algo en la defensa, yo quiero estar ahí para decirle, 'Oye, buena jugada' o 'Buen trabajo'. Si hay alguna falla de comunicación, eso me da la oportunidad de llegar donde ellos y decirles algo".

En los días de Jeter, cuando los Yankees anotaban o conseguían un gran hit, Jeter era siempre el primero que salía del dugout a felicitar a sus compañeros. Era una movida clásica del No. 2.

"Así era él", dice Girardi. "Derek era todo sobre ganar. Yo me siento igual con este chico. Es muy genuíno. Todo es sobre el equipo. Su aliento a los jugadores, ayudar a los chicos, ser optimista todo el tiempo - es algo realmente genial de ver".

"Ojalá que para el final de la noche, yo tenga un viejo pedazo de goma de mascar sin sabor en mi boca."
Aaron Judge

Girardi piensa que Judge es un líder en su propia manera a pesar de ser un novato - algo que podría irritar a los veteranos si Judge no fuese tan respetuoso y serio. Sus compañeros notan que Judge no está tratando de sobresalir, sino de ayudar.

"Él ha sido una influencia positiva en sus compañeros", dijo el jardinero izquierdo Brett Gardner. "Siempre ha tenido una actitud positive. Te dice cosas diferentes cada vez [cuando espera para entrar al dugout] y cosas diferentes a cada persona, al igual, 'Vamos por ellos'. 'Vamos a hacer más carreras'. 'Buena jugada'. Solo pequeñas cosas durante el transcurso del juego. Él siempre está encima de eso".

Hay una emoción por el juego que se puede perder demasiado rápidamente entre los jugadores de Grandes Ligas. A veces, la repetitividad de los ejercicios hace que el béisbol se convierta en una rutina. El jardinero Aaron Hicks, quien está bateando casi tan bien como Judge esta temporada, está fascinado con la forma en la que Judge se mantiene tan entusiasta.

"Él disfruta el juego", dijo Hicks, de 27 años. "Él tiene 25. Juega el juego como un chico".

Judge le da crédito a sus padres, quienes lo adoptaron cuando era bebé, por darle sus primeras lecciones de poner al equipo por encima de sí mismo. Él dice que se siente bendecido con haber tenido entrenadores que han hecho lo mismo. Judge es complaciente hablando con los medios, pero casi se sonroja cuando habla sobre sí mismo. La movida de esperar en las afueras del dugout podría ser visto como una grandilocuencia, sí Judge no hubiese actuado de la forma correcta.

"Es genuíno", dijo el antesalista Chase Headley. "No lo está haciendo para que alguien escriba sobre ello o para que lo vea".

Pero una vez los chicos de Pequeñas Ligas lo ven, se pueden imaginar que alguna goma será mascada - por horas - y los chicos estarán esperando por otros a que entren primero al dugout.

"Yo pienso que él hace cosas, como las que hacía Derek, cuando Derek era joven, solo por su ejemplo", dice Girardi. "La gente va a decir, 'Eso está bien bueno, voy a hacer eso'".