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Cuatro candidatos valiosos que están a punto de ser obviados para el Salón de la Fama

Andruw Jones es el líder de todos los tiempos en carreras salvadas en el jardín central. AP Photo/Mark Lennihan

En su libro "The Politics of Glory" (La política de la gloria), Bill James escribió con respecto a los peligros de un Salón de la Fama cuando se define más por sus errores que sus éxitos; cuando estamos discutiendo más sobre quiénes no ingresan, en vez de hablar sobre los peloteros que reciben el honor. El proceso de inducción al Salón de la Fama ha quedado marcado por fallas evidentes, con una boleta de votación llena de nombres, complicada por el límite existente de 10 hombres y la desconcertante decisión del propio Salón de la Fama de reducir el periodo de elegibilidad a 10 años, profundizando aún más el problema.

Si bien una de las consecuencias más evidentes es el terminar viendo a obvios miembros del Salón de la Fama, de la talla de Mike Piazza y Jeff Bagwell esperando mucho más de lo debido en un mundo regido por lo correcto (esperando que Edgar Martínez, Mike Mussina y Curt Schilling puedan ser elegidos antes de quedar fuera de la boleta de votación), el problema es algo mucho mayor. No estoy hablando de los hombres marcados por la era de los esteroides (Barry Bonds, Roger Clemens) o del hombre "marcado por la era de los esteroides debido a una información anónima" (Sammy Sosa). Aún peor es el caso de los candidatos al Salón de la Fama menos obvios, quienes ahora nunca tienen la oportunidad de demostrar ser merecedores de la inmortalidad.

Siempre ha habido casos así de peloteros durante toda la historia del béisbol, como por ejemplo Bobby Grich y Lou Whitaker, dos hombres olvidados por los distintos comités en las Grandes Ligas, quienes terminan siendo quimeras marcadas por el fracaso. Las filtraciones desafortunadas ocasionales han terminado convirtiéndose en cascada en años recientes. Jim Edmonds, jardinero central con 393 jonrones de por vida y ocho Guantes de Oro (con una defensiva igual de excelsa de acuerdo con los parámetros sabermétricos) terminó saliendo de la boleta casi sin ser notado. Kenny Lofton, noveno de todos los tiempos en WAR para un center fielder, siquiera fue objeto de consideración. Y, ¿qué pasó con Kevin Brown, con 211 victorias en la era de las rotaciones de cinco hombres y efectividad de 3.33 (y con el puesto 31 en WAR)? Si tuviera que depender solo de los debates con respecto a quien se merece estar en el Salón de la Fama, ni me hubiese enterado de que Bernie Williams o Jorge Posada estaban en la lista de las boletas de votación. No creo siquiera que estos dos últimos quedaran en mi lista personal de candidatos; sin embargo, son el tipo de peloteros que deberíamos discutir y debatir, para revivir el protagonismo de sus carreras por última vez y no estar peleando durante siete años con respecto al hecho si uno de los cinco mejores primeras base de la historia debería ser exaltado.

Hay varios peloteros de este tipo en la boleta de votación, en su mayoría presentes por primera ocasión; incluso hay algunos repitentes que deberían ser fuertes candidatos. Hay algunos que denominaría opciones obvias, basándome en los peloteros que ya se encuentran dentro del Salón de la Fama. No hablo de hombres al nivel de Larry Walker, candidatos que son obvios y aun así, se mantienen fuera de consideración debido a análisis incompletos y límites de tiempo de permanencia en la boleta de votación; por el contrario, me refiero a jugadores que ni siquiera ingresan al territorio del debate vigoroso y en algunos casos, están a punto de quedar fuera de la boleta creada por la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA, por sus siglas en inglés) para siempre.

Scott Rolen

Las buenas noticias en el caso de Rolen es que parece haber conseguido la consideración suficiente para, al menos, luchar por su ingreso en otra ocasión. Sin embargo, lo hará con un total de votos que no le da mucha esperanza para conseguir el 75 por ciento necesario. Tanto la BBWAA y el Comité de Veteranos han hecho un trabajo particularmente pobre con peloteros en medio del espectro defensivo (2B, 3B, CF). Mi hipótesis es que tienden a comparar sus números ofensivos con los de outfielders de esquinas e inicialistas, y sus cifras defensivas son comparadas con campocortos, entonces terminan metidos en el medio.

Es cierto, Rolen no hizo grandes números ni alcanzó las grandes cifras en redondo. No obstante, ese no ha sido el caso de los grandes antesalistas de la historia. Sólo siete antesalistas en la historia (que alcanzaron por lo menos 60 por ciento de apariciones al plato como terceras bases) llegaron a los 2.500 imparables. Apenas cuatro de ellos han bateado 400 jonrones o impulsado 1500 carreras. El club de OPS sobre .900 consiste solamente de Chipper Jones y Mike Schmidt. Los 316 jonrones, 2077 hits, 1287 carreras empujadas y .855 OPS de Rolen no son emocionantes a primera vista; pero ese total de hits se encuentra entre los 20 primeros en su posición y el resto de los números aparecen dentro del top 15.

Rolen está en el noveno lugar en la historia del béisbol entre los antesalistas (con más del 60 por ciento de sus partidos como tercera base). Cada uno de los peloteros con mejor posición se encuentra dentro del Salón de la Fama o lo estará pronto (Chipper Jones y Adrian Beltré).

Digamos que a usted no le gusta el componente defensivo del WAR, el cual puede ser controversial, principalmente al tomar en cuenta temporadas individuales y no carreras completas. Solamente en cuanto a WAR ofensivo, Rolen se encuentra en el puesto 13 en la historia del béisbol. Si se tratara de un tercera base defensivamente dentro del promedio, sería un candidato al borde de quedar dentro de la consideración. Pero, si no estamos utilizando nuestras mejores estadísticas defensivas, revisemos los Guantes de Oro. Los ocho premios obtenidos por Rolen lo colocan en el tercer puesto en la historia del béisbol relativamente la misma situación que ayudó en gran medida a otros candidatos a entrar al Salón de la Fama: Ken Griffey Jr., Luis Aparicio, Bill Mazeroski y quizás, en algún momento, Yadier Molina. Esto coloca a Rolen en el tope de los candidatos fácilmente, si los votantes muestran interés alguno en la defensiva.

Andruw Jones

Considerando que Andruw Jones está probablemente a un lance de los dados para mantenerse dentro de la boleta de votación, quizás es un hecho que los periodistas que participan en el proceso no les importa mucho la defensiva. Todo lo que Jones hizo fue ganar el Guante de Oro durante 10 de sus 11 temporadas como jardinero central titular a tiempo completo, con noticia tras noticia sobre su defensiva, como si hubiesen presenciado una revelación divina. Las viejas y confiables estadísticas también muestran amor por el curazoleño, siendo líder de todos los tiempos en carreras defensivas en el jardín central. Tampoco se trata del Omar Vizquel de la pradera central: de hecho, tiene mucho mejores cifras de bateo que los peloteros promedio de su posición, con 434 jonrones y sumando un OPS+ de 111. La métrica JAWS de Jay Jaffe tiene a Jones en el undécimo puesto histórico entre center fielders y Kenny Lofton es el único jardinero central elegible con números superiores y sin estar presente en el Salón de la Fama. Los tres siguientes, a saber, Richie Asburn, Andre Dawson y Billy Hamilton, se encuentran todos en Cooperstown.

Johan Santana

Podría tomar el camino fácil y comparar la actuación de Santana con el que probablemente será el otro pitcher abridor por exaltar el próximo verano, Jack Morris y entonces, terminar esta sección con sólo tres frases y seguir adelante con el próximo pelotero. Sin embargo, considero que, si voy a argumentar que Johan Santana se merece por lo menos ser considerado para entrar al Salón de la Fama, voy a compararlo con alguien que realmente tiene méritos para su exaltación.

Santana es, obviamente, un candidato con "picos" extremos, con cifras altas deslumbrantes pero muy poco con respecto a haber alcanzado topes a largo plazo. El mejor caso de un pitcher con "picos" y que entró al Salón de la Fama es Sandy Koufax, quien llegó a Cooperstown tras haber conseguido cuatro temporadas KOUFAX, lo que quiere decir: dos años muy buenos y poco más. Me costaría mucho decir que Santana es tan bueno como Koufax (Koufax lanzó más entradas en sus años "picos" y tuvo un estelar récord en la postemporada); sin embargo, si alguien puede ser comparado con Koufax sin causar la risa de sus oyentes, se convierte en un punto sólido para ser considerado para ingresar al Salón de la Fama.

Al acordonar los periodos de sus carreras (según Baseball-Reference) cuando se encontraban verdaderamente en la mejor etapa de sus condiciones, esto es lo que consigo con Santana y Koufax. No voy a decir cuál pitcher es cual.

Ahora bien, Koufax consigue estos números en menos temporadas que Santana, así que el "pico" del primero es un poco más meritorio. Sin embargo, es casi cierto que las actuaciones de Koufax en Series Mundiales y sus temporadas promedio antes de 1961 no deberían crear una situación en la cual un lanzador es considerado como ingreso seguro y el otro ni siquiera reciba el 5 por ciento de los votos para así merecer una segunda oportunidad.

Billy Wagner

Los relevistas representan dificultades a la hora de ser evaluados. Esta posición ha sido valorada durante la menor parte de la historia del béisbol y el cerrador moderno no existió en realidad sino hasta la llegada de Bruce Sutter. Los juegos salvados eran una estadística fuera de moda dentro de la comunidad de análisis estadístico dentro de los 10 años siguientes del desarrollo del cerrador moderno, y las gerencias cada vez les importa menos ese número con el pasar de los años. Me sorprendería mucho si queda alguien con poder de toma de decisiones en un equipo de Grandes Ligas en 2018 que piense que Alex Colomé, líder de la liga con 47 salvados, fue mejor relevista en 2017 que Andrew Miller, quien alcanzo solamente dos rescates.

Pienso que Trevor Hoffman debería estar en el Salón de la Fama, no veo base alguna para considerar que Hoffman esté realmente en una mejor categoría que Wagner. Sí, Hoffman es el segundo mejor de todos los tiempos en cuanto a juegos salvados, pero ¿acaso es el segundo mejor de todos los tiempos en una estadística pobremente construida en el cual los dueños del tercero (Lee Smith), cuarto (Francisco Rodríguez), quinto (John Franco) y sexto puestos (Wagner) no son considerados lo suficientemente buenos para ser inducidos de forma automática?

El argumento más honesto en el caso de Hoffman, al igual que el resto de los relevistas, radica en el excelente trabajo que éste hizo al evitar que sus rivales anotasen carreras en situaciones de alta presión. Wagner también lo hizo. Hoffman lanzó 186.1 innings más que Wagner; sin embargo, Wagner tuvo la mejor efectividad ERA+ de lejos: 187 contra 141. Esa cifra de 187 es la segunda mejor de la historia entre los lanzadores que acumularon por lo menos 800 entradas (Mariano Rivera es el primero) y la diferencia entre Wagner y Hoffman puede ser calculada mediante simples matemáticas. Para igualar la cifra de innings lanzados y ERA+ de Hofman, Wagner necesitaría 186.1 innings con una efectividad de 5.55. Si esas cifras no mejorarían los totales de por vida de Wagner, entonces, ¿cómo puede ser Hoffman mejor candidato?

Si creen que Hoffman merece estar en el Salón de la Fama, pues Wagner lo merecería también. Si ese no es el caso, tampoco lo es para Wagner, entonces, exaltemos a Rivera y cerremos el capítulo de cerradores en Cooperstown.