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No es un fan casual: Cómo J.D. Martínez celebró su 19º cumpleaños en Fenway

J.D. Martínez en su cumpleaños 19. Cortesía de Mayra Bazavilvazo

FORT MYERS, Fla. -- Mayra Bazavilvazo quería hacer algo inolvidable para su hermano en su 19º cumpleaños. Así que, en el verano del 2006, le dio el regalo que tantos de sus amigos en la escuela dental en Boston University le habrían dado para una ocasión especial.

Le regaló boletos para un juego en el Fenway Park.

Tampoco era cualquier partido. Era el choque entre los Medias Rojas de Boston y los Yankees de Nueva York a finales de agosto en medio de la dura contienda por el banderín. Y los asientos no eran baratos. Le pertenecían al antesalista de los Medias Rojas Mike Lowell, cuyo hermano estaba haciendo su residencia en el mismo programa de dentistas que Bazavilvazo.

"Si vas a ir a Fenway y experimentarlo por primera vez, ¿qué mejor manera de hacerlo con un partido entre Yankees y Medias Rojas?", dijo Bazavilvazo vía telefónica. "Mi hermano es un estudioso del juego en todas sus formas y facetas posibles. Yo siempre le digo, 'Tú comes, duermes y sueñas con todo en el béisbol'. Siempre ha sido de esa forma. La oportunidad era demasiado buena para dejarla pasar. A él le encantó".

Doce años más tarde, J.D. Martínez pasará muchos más días en el Fenway. Y como el nuevo toletero de Boston a un costo de $110 millones, se espera que cree nuevas memorias en el estadio de 106 años de edad.

Martínez, de 30 años, era exactamente el tipo de jugador que los Medias Rojas tenían que añadir a su alineación. Ellos terminaron últimos en la Liga Americana en cuadrangulares la temporada pasada, y él viene de su mejor campaña en la que conectó 45 bambinazos en 432 turnos y lideró las mayores con .690 de slugging. Y Martínez también necesitaba a los Medias Rojas gastadores de dinero, especialmente con la poca disposición de los equipos en ofrecer contratos de nueve cifras en una temporada baja históricamente frugal.

Pero al escuchar a Martínez y Bazavilvazo contar la historia, se podría pensar que esta historia estaba predestinada a ocurrir, por razones que van más allá de los prodigiosos cuadrangulares y una nómina en aumento. La misma se remonta al 21 de agosto de 2006, el día en el que Martínez cumplió 19 años. Y en honor a la verdad, la misma se extiende mucho antes de eso, cuando sus amigos lo molestaban por utilizar una camiseta de los Medias Rojas en la escuela secundaria en Pembroke Pines, Florida.

"Oh sí, yo era fanático de los Medias Rojas en ese momento. Ellos eran demasiado buenos", dijo Martínez, quien también se identifica como "fanático de Tom Brady" y, aunque no es demasiado aficionado al football, cataloga al mariscal de campo de los New England Patriots como el mejor que jamás haya disputado ese deporte. "Eso era cuando ellos tenían a Pedro [Martínez] y Manny [Ramírez] y Papi (David Ortiz).

"Yo le dije a Pedro esta historia: Yo solía utilizar una camiseta de Pedro Martínez porque tenía el apellido 'Martínez' en la espalda. La usaba cada fin de semana cuando estaba en escuela intermedia o en mi primer año de secundaria. Ibamos a jugar a los bolos o a cualquier otro lado y ahí iba yo con mi camiseta de Pedro. Mis amigos se pasaban burlándose de mí. Me llamaban un fanático casual o 'bandwagon'".

Bazavilvazo, ocho años mayor que Martínez, conocía del fanatismo de su hermano. Él también era un buen jugador. Los Mellizos de Minnesota lo seleccionaron en la 36ª ronda del sorteo de 2006, y si hubiese firmado, probablemente habría celebrado su cumpleaños en la carretera con un equipo de la liga de novatos en Florida. En cambio, decidió utilizar su beca para Nova Southeastern, un programa de Division II en Fort Lauderdale.

En ese entonces, los boletos de los Medias Rojas eran difíciles de conseguir -- y boletos para los partidos Medias Rojas-Yankees eran casi imposibles de obtener. Los Medias Rojas habían cortado su sequía de 86 años sin ganar una Serie Mundial dos años antes y estaban en el medio de una racha de 820 partidos con llenos totales.

Bazavilvazo ya había comprado boletos para un juego del fin de semana entre Medias Rojas y Yankees en un portal de internet cuando Víctor Lowell le mencionó que su hermano no estaba planificando utilizar sus asientos para el partido final de la serie el lunes durante el día. Lowell no tuvo que decir nada más. Bazavilvazo compró boletos de avión y llevó a su hermano amante del béisbol a Boston para ver no uno sino dos partidos.

"Yo ni siquiera conocía a Mike Lowell", dijo Martínez riéndose. "Quiero decir, sabía quién era, pero no Io conocía personalmente. Estoy esperando verlo para poder decirle".

Los asientos para el juego del lunes el 21 de agosto - el día del cumpleaños de Martínez - eran muy buenos: sección 21 en las gradas principales, justo a la izquierda del plato. Pero antes que Martínez siquiera pasara por los tornos, él pudo sentir que había algo único sobre el Fenway Park.

"Recuerdo que pensé, '¿Hay eventos ocurriendo en las afueras del estadio antes de entrar? ¿Qué rayos es esto?'", dijo, al referirse a los puestos de venta de salchichas y tiendas de mercancía que llenan las calles del vecindario alrededor del estadio. "Era algo totalmente diferente. Yo pensé, 'Esta gente está loca. Me encanta'".

Los Yankees ganaron 2-1 para completar una barrida de cinco juegos. Para el record, Lowell se fue de 3-0, Ortiz de 3-1 con un boleto, y Wily Mo Peña conectó cuadrangular. Ramírez salió de juego por calambres en la corva derecha. Y el noveno bate y campocorto de los Medias Rojas: Alex Cora, quien es ahora el manager de Martínez.

Pero hubo algo más completamente diferente que se quedó con Martínez todos estos años.

"El maíz hervido con azúcar (conocido en inglés como Kettle corn). Eso es lo más que recuerdo", dijo. "El kettle corn detrás del jardín derecho, ellos lo movían con un bate. Recuerdo haber pensado, '¿Qué rayos pasa aquí?'"

Bazavilvazo dijo: "Apuesto que él está esperando por probar eso de nuevo".

Martínez ha estado de vuelta al Fenway Park varias veces a través de los años. Se fue de 4-2 con un doble en su debut como jugador en Fenway el 18 de mayo de 2014, con los Tigres de Detroit. En siete juegos en su carrera ahí, se ha ido de 39-12 (.444) con dos dobles y dos boletos.

Como uno de los mejores toleteros en el béisbol en los pasados cuatro años - y ahora, también uno de los jardineros mejores pagados -- Martínez puede compartir una carcajada con Pedro Martínez sobre la camiseta que alguna vez estuvo en su armario. Y está ansioso por ver a Lowell, un amigo cercano de Cora que vino a los entrenamientos como instructor invitado pocos días antes que Martínez firmara su contrato de cinco años, y agradecerle personalmente por esos boletos.

Pero más que todo, Martínez dice que está listo para igualar la pasión de los fanáticos que conoció fuera del Fenway Park en ese día de verano de 2006.

El béisbol es diferente en Boston. No es para todo el mundo, como pueden atestiguar los grandes fallos en la agencia libre como Carl Crawford y Pablo Sandoval. Bazavilvazo también puede dar fe de eso. Como estudiante, ella vivió en el Lado Sur de la ciudad y recuerda a Victor Lowell siendo molestado ocasionalmente por fanáticos que criticaban y "hablaban basura" sobre su hermano.

"Esa es la parte desafortunada de esto, pero lo mejor de todo es que no hay seguidores como ellos en todo el béisbol", dijo Bazavilvazo, quien tiene un consultorio de dentista en Newport Beach, California. "Cuando él firmó, básicamente le dije, 'Ya no estás más en Kansas', porque esto es un juego de pelota completamente nuevo".

Y luego de verlo desde la perspectiva de un fanático en los asientos, Martínez insiste que está listo para ello.

"Yo crecí en Miami viendo mucho béisbol, así que lo puedo ver desde un extremo hasta el otro", dijo Martínez. "Es algo así como, 'Bueno, de eso es que se trata el béisbol'".