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Xolos: Cenicienta y reina de injusto desdén

Antonio Mohamed cree que su equipo no recibe el tratamiento que merece por parte de los medios Mexsport

TIJUANA -- Antonio Mohamed sabe que dirige una Cenicienta. Coronada como princesa, como reina, pero Cenicienta.

"Si la ganamos al América, seguramente vamos a ser portada en todos los diarios, pero va a decir 'Perdió el América' y no va a decir 'Ganó Xolos'. Lo sé", explica el Turco con ese sentido del humor que conserva desde aquel genialmente despatarrado estilo para ejercer el futbol cuando era jugador. Nunca vi otro tipo que le pegara con la espinilla o con el tobillo y metiera pases con la precisión galante del Pibe Valderrama, quien hacía de cada servicio una sesión de modelaje.

Mohamed no lo dice abiertamente. Hay que leerlo en el brillo de los diminutos ojos. Sabe que conjugan los tres verbos del triunfo para enfrentar a las Águilas: querer, poder y deber. Sólo falta el hacerlo en la cancha.

Para ello, tiene una legión consolidada. "Somos un equipo, un buen equipo", explica y sonríe.

La confesión está detrás al aceptar la pregunta de la sabiduría, la astucia, el cancherismo, el oficio, pero, obviamente también calidad para jugar al futbol.

Por primera vez, el América no es visto como el protagonista que engalana el drama y del cual, la nación espera que nuevamente muerda el polvo, para consumar el tono festivo que implica ese himno guerrero de las Águilas: "Ódiame más".

El Turco no los odia. Incluso se vistió del plumaje una sola vez como refuerzo. Hoy habla de respeto, pero sobre todo, acoge, asume, enarbola, ese anhelo de una ciudad que apenas abre los ojos a las conquistas del futbol.

Tijuana era un cementerio en términos de futbol. Los antecesores de Xolos tenían vida efímera, y hasta los propios ciudadanos veía entre recelo, desprecio y desdén a los clubes que fueron tratando de seducirlo, incluyendo una embajada de las Chivas Rayadas del Guadalajara.

"Espero que podamos darle una satisfacción a esta ciudad", explica Mohamed, quien sabe que la conjugación de los tres verbos mencionados, es un acto de fe en sus jugadores: ellos quieren, ellos pueden, porque ellos deben.

Hay de hecho esa devoción por robarse el protagonismo. Quiere ser el verdugo y que los verbos de la victoria se conjuguen en la primera persona, y no como un verbo intransitivo del destino.

La única manera es que el majestuoso símbolo, de antiestética presencia, de los aztecas, los náhuatls, el Xoloizcuintle se convierta en un cancerbero que se atragante del Ave Fénix.

El festejo no sería completo, como explica Mohamed, si se celebra más en los medios la tragedia del América que el carnaval de Xolos.

La Cenicienta quiere dejar de ser una princesa de ocasión. Vencer al América este sábado en el Estadio Caliente, puede ser su fiesta de coronación absoluta.