<
>

Con menos, Águilas fueron más que Xolos

América, con dos hombres menos en cancha, venció 1-2 a Xolos en el estadio Caliente Mexsport

TIJUANA -- Las Águilas del América saquearon la fortaleza insaqueable. Lo hicieron con tintes de drama y heroísmo. Lo hicieron hurtando el botín completo y en circunstancias que anunciaban más su funeral que su éxtasis: dos expulsiones a los 38 minutos. Encima, de momento, es líder general.

El obituario de Xolos es 1-2. Obituario, porque es el responso fúnebre a un equipo que terminó siendo cómplice circunstancial al mérito del americanismo. Con dos hombres más durante 52 minutos oficiales, mas los alargues, renunció a sus principios básicos, esos mismos que lo llevaron a ser campeón y el mejor equipo del 2012: compromiso, testosterona, oficio, devoción y fe.

Queda claro que América reaccionó mejor ante los reclamos y desafíos de la adversidad, que los Xolos a la bendición desmedida de jugar con un escenario magistral para un triunfo histórico.

Incluso habrá que hurgar en la prehistoria. ¿Alguna vez América sufrió dos guillotinazos rojos en su historia? Nunca la sangre de la crueldad arbitral se había atrevido a cercenar dos cabezas estratégicas del América en menos de 40 minutos. Semejante osadía.

Pero no corrió sangre inocente. Rubens Sambueza y Aquivaldo Mosquera pasaron de faltas inocentes, a faltas urgentes. Las rojas fueron un pecado de estulticia. Cierto Miguel Ángel Flores se atrevió. No transó clemencia con injusticia, ni justicia con temeridad.

Y si ya con la salida de Sambueza, la amarilla a cuestas sobre el Maza y Oswaldito, el América montó la defensa con el mayor decoro posible, desde la puerilidad del zapatazo desde el fondo,

¿Y Xolos? Las expulsiones lo golpearon en el sentido común. Desconcierto y turbación para un equipo que largó suspiros sobre el jugador clave para las circunstancias del juego. Pero el amo de la pausa, el Chango Moreno, estará inhabilitado para sus viejas maromas un par de semanas más.

Pasaba en el primer tiempo, que los Xolos seguían jugando revolucionados. Neymar, Arce y Duvier querían golear antes de empatar, y el jugador que podía dinamitar el Nido estaba, por principio táctico, custodiando su propio zaguán: Pellerano.

En su propia Vía Crucis, Miguel Herrera redujo la cancha y sus esperanzas en la segunda parte. Jiménez era el Extintor primario de la fogosidad de Xolos porque ya Valenzuela se agregaba por Oswaldito, para montar una trinchera de resistencia.

Con el tablero de esa manera, Xolos cayó en la inercia de creer que lo inevitable llegaría sin que lo mereciera. Y se equivocó: desestimó al América. Xolos enterró al América cuando el marcador era un soldado del Nido con el 1-0.

En esa inercia del triunfalismo anticipado, Xolos erró en su principio básico: marca, recuperación, anticipación. Estaba demasiado ocupado en enterrar al vivo, que cayó en el ataúd: increíble que en la abrumadora ventaja de 11 contra 9, Paul Aguilar despliegue de manera impresionante hasta el área rival y cace con un disparo cruzado, por arriba a un entumido Cirilo Saucedo. 2-0.

Y Xolos en estado catatónico. No sólo no puede victimar a un rival encogido por dos rojas, sino que empieza a creer que en realidad no puede.

Pese al clima de desolación, desesperación y turbación, Xolos no deja de empujar y América no deja de resistir. En esa clima de abordaje angustioso para uno y angustiante para el otro, Pablo César Aguilar consigue el 1-2, que es reflejo de embates de perseverancia sobre un área en la que Xolos no tiene rematadores sino forjadores.

Incluso, América, en condiciones reales de gol, estuvo más cerca del tercero que Xolos del segundo, cuando Miguel Layún erró un remate clarísimo sin marca, ante Cirilo, indultado el americanista por una penosa e inentendible desatención de la defensa.

El resultado es un epitafio a la racha invicta de Xolos en su cancha, y para quienes demandaban que el América demostrara sus alcances, el sometimiento al campeón vigente, puede dar una pista generosa.