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Águilas, más ave-Chucho que nunca

La potencia de Benítez fue mucho para la defensa del Monterrey, ayer en el Azteca. Mexsport

LOS ÁNGELES -- Las Águilas finalistas. En su propio Nido: el Azteca, para la batalla final. ¿El otro coloso? Saldrá de entre Cruz Azul que aventaja 3-0 en el marcador-, y Santos Laguna.

Monterrey no puso la dosis imprescindible de revulsivos para el milagro. América, en cambio descargó su artillería hasta que dio el tiro de gracia.

Fue 2-1 esta tarde de sábado en el Estadio Azteca y 4-3 el global.

Luego de llegar con retraso al Estadio Azteca "por fallas en la logística", Rayados murió ahogado al llegar a la playa. Un primer tiempo en que equilibró, controló por momentos, arriesgó ante el riesgo de los latigazos de contragolpe, pero en las que tuvo, la presión desencadenó precipitación, y no pudo encontrar el gol.

América no careció de méritos. Por el contrario: la figura del partido suya, Raúl Jiménez, encumbró a la figura del partido del Monterrey: Jonathan Orozco.

Esta vez los relevos, los cambios de territorio y recorrido en la cancha, crearon alucinaciones en Rayados. Sambueza recuperó el perfil y sus condiciones. Se generó, por facultades propias, dos posibilidades de gol, pero fue el jugador que impuso el ritmo de respuesta en el América.

Lo de Chucho Benítez fue la manifestación de que con Miguel Herrera se ha convertido en mejor futbolista. Un proceso áspero, seguramente desquiciante para el técnico, pero ayer entregó a Jiménez y a Sambueza generosas invitaciones al gol. Su potencia físico-atlética, con el regate corto y su vértigo lo hacen letal. Nada nuevo, claro, lo que pasa es que a veces se ausenta del juego.

¿Y el resto del América? Es pulmón, es fuerza, es presión, es acoso, es agobio. Aunque, de repente el desequilibrio fascinante, regocijante, de Tecatito Corona, dejaba mal parado y en traspiés a sus adversarios americanistas, no sólo en el mano a mano sino en embestidas kilométricas.

Pero, en general, de nuevo, el filtro defensivo del América tuvo fortuna y eficacia, en ese orden, pues la mala puntería de Rayados en el disparo final puso más pelotas en la tribuna que en el marcador.

¿Aspiraba a más Rayados? Dejó constancia de ello. Preocupó y arriesgó. Sin embargo, en el primer tiempo le recortó terreno a Ayoví, seguramente por el intenso trabajo de recuperación, pero debió haberle exigido más acompañamiento de manera más consistente.

¿Por qué Jiménez el mejor americanista? Más allá del gol, de que cada vez dialoga mejor con Sambueza y Chucho, sus recorridos defensivos son impresionantes, y la recuperación que tiene para reincorporarse al ataque, es un sacrificio que refleja el compromiso con el equipo. No hay otro delantero con semejante trazado táctico en la cancha en el futbol mexicano.

¿El arbitraje de Paul Delgadillo? Hay tomas traicioneras en el penalti. Dos de ellas hacen evidente contacto con Sambueza. Eso basta para ratificar la falta. Otras sin embargo, captan sólo el despliegue de danza gitana y desfallecida del americanista. Pregunta: ¿No era necesaria la amarilla a Basanta por la falta en el área si estaba Delgadillo convencido del atropello?

¿Y América? A esperar.

Seguramente será Cruz Azul. Si Monterrey que estaba más respaldado por el marcador para una hazaña, se quedó en el camino, Santos, que debe ganar con cuatro de diferencia, parece más complicado.

De ser así, un interesante duelo de conjuros: ¿Cuál abstinencia terminará primero? ¿Los 11 años del Piojo Herrera sin ganar su primer campeonato o los 15 y medio de Cruz Azul sin un título de liga?