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FMF, Conmebol y Copa Libertadores... brindis de mudos

LOS ÁNGELES -- Cuando charlan dos mudos, sólo hace ruido el silencio. Cuando negocian dos tipos sin voz ni voto, la ambigüedad de los estériles es su único discurso. Y la Copa Libertadores sigue escanciada con suspenso.

Secreto a voces: ni Enrique Bonilla puede decidir por el futbol mexicano, ni Alejandro Domínguez por el bienestar financiero -no deportivo- de la Copa Libertadores, aunque despache desde un trono de dinastías perversas y que, por ser un Maquiavelo en párvulos, en pañales, le queda grande.

Ambos, Bonilla y Domínguez, decretaron hoy una tregua, después de "exhaustivas, cordiales, leales y amistosas negociaciones", explicaron los dirigentes. El menú de la reunión: caldo de piedras.

Ni Bonilla ni Domínguez tienen autoridad para decidir. El poder se ejerce muy por encima de ellos. Sus titiriteros permanecen ocultos, aunque todos conocen a los Gepetos que mandaron a sus Pinochos a Luque (Paraguay), esa cueva de latrocinios que aún no termina de investigar -ni de ajusticiar- Loretta Lynch.

Bonilla es un emisario de Televisa. La oveja enviada por el lobo. Y Domínguez sabe que la televisora que amamanta a la Copa Libertadores es la que tomará una decisión. Ambos, pues, mensajeros del poder, con las rodillas carcomidas. Hincarse, aunque sea figuradamente, es un ejercicio de supervivencia. Lo saben ambos. Lo ejercen ambos.

Tienen un cadáver aún fresco. Con esa momia, chantajea, sin mencionarla, el futbol mexicano. Con ese fiambre, se espanta, sin que se lo mencionen, la Conmebol. Sí, la Copa Sudamericana.

Cuando este torneo, la Copa de los segundones del continente, hasta, incluso, ganado por un Pachuca plagado de no nacidos en México, dejó de contar con equipos mexicanos desapareció de millones de pantallas, en dos naciones. Y nadie lloró por él.

Y la Copa Sudamericana se volvió un torneo fantasma en México y Estados Unidos. Poncio Pilatos aconsejó a televisora y anunciantes que se lavaran las manos con la hemorragia de los ratings.

Y, alevosamente, la FMF advierte, intimida, a Conmebol y al emporio televisivo que le ampara, que lo que ocurrió con la Copa Sudamericana podría ocurrir con la Libertadores, si México empaca sus almohadones y plumajes de Diva y se aleja de la competencia.

1.- La empresa que regentea, que alcahuetea al futbol mexicano, no tiene los derechos de la Libertadores. Ni los tendrá Televisa. Entonces, si los equipos de la Liga MX se ausentan, del torneo de Conmebol, favorece espacios para otro tipo de ofertas, y da un golpe severo a un competidor... en dos países. Televisa repudia a la Libertadores.

2.- Por si alguien lo ha olvidado: a México lo han mantenido como visitante incómodo en la Copa América y la Copa Libertadores, no por su nivel de futbol, sino porque hay más de 130 millones de mexicanos cautivos a través del futbol. Y eso encandila patrocinadores. Sí, la novia es fea, pero millonaria.

3.- De obcecarse México, y romper nexos con la Libertadores, Conmebol encuentra una opción de mercado, sin la misma audiencia, pero despertando un interés en un espectador nuevo: el estadounidense, con la posibilidad de, finalmente, sumar a la MLS, especialmente con los índices de asistencia y teleaudiencia de los dos recientes torneos.

4.- Recordemos que los niveles de audiencia y las taquillas que dejó la Copa América Centenario, celebrada en EEUU, terminaron siendo cifras asombrosas, deslumbrantes, para la Conmebol. Generó más dinero para sus afiliadas que en las últimas cuatro Copas América organizadas en su territorio. Las hienas olisquearon sangre verde.

5.- Aclaremos algo más. En la mezquindad que preside a la FMF y a sus 18 equipos, les importa muy poco la experiencia de jugar la Copa Libertadores de América. ¿Fogueo? ¿Roce? ¿Aprendizaje? ¿Proyección? Absolutamente. Los clubes mexicanos reportan pérdidas por jugar el torneo y afecta sus intereses en la Liga. Miopía degenerativa.

¿En verdad es imposible coordinar calendarios? Es una farsa de la FMF. ¿La Copa MX? Un torneo que estorba y que apenas esta vez seduce por un América contra Chivas en Semifinales y, curiosamente, su principal valor es ofrecer un boleto a la repesca de la Libertadores.

¿La Concachampions? También de ella reniegan los clubes mexicanos. Si pudieran, dejarían de jugarla, porque además en la Copa Mundial de Clubes, el desfile de fracasos es constante, porque algunos de los brillantes campeones del páramo conkakafkiano, lo reyes tuertos de la Confederación de los ciegos, ni siquiera pueden estar a la altura de los campeones de Asia, África u Oceanía.

En medio de tantos mecanismos rocambolescos, chimbos, hechizos, que ha encontrado hasta el momento la FMF para distribuir a los equipos en Copa MX, Concachampions y Libertadores, podría inventarse uno más, para no despreciar el lujo que es en verdad jugar la Copa Libertadores.

Pero, demos el giro de 360 grados, sí, de 360 grados, para volver pues al punto original: si en el Salón Oval de Televisa, por sus beneficios de programación y financiero, no conviene que algunos de sus 18 súbditos sigan enriqueciendo a Fox, les prohibirá la participación de tajo, sabiendo además que le dará un duro golpe a la penetración de la televisora competidora en EEUU y México.

¿Y el desarrollo del futbol y del futbolista mexicano? Por favor, eso, ¿a quién lo importa? El poder se permite el lujo de damnificar a su propia sangre.