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Única esperanza de Chivas: la desesperanza histórica del Atlas

LOS ÁNGELES -- El forense de la Liguilla ya dispone de dos autopsias. Dos que mueren de lo mismo: Monterrey y Santos con un indigesto y masivo 4-1. Muerte cerebral, dicen en mi pueblo, "desde endenantes".

Hay uno en estado de pánico: Xolos y el 1-0 ante Morelia, que ya lo venció en la fase regular. Y hay otro, chimuelo y de músculos fatigados: Chivas, con el 1-0 ante Atlas y la esperanza de redimirse en la que alguna vez, algún día, debe ser su fortaleza: su propio estadio.

En lo personal, Xolos me despertó sospechas en el 0-0 ante América. Un equipo que juega bien, pero sin la personalidad de los héroes accidentales. En la banca hay esa energía fantasiosa del Sayayin Herrera, pero en la cancha, espiritualmente, más que Xoloizcuintles, se comportan como Lassies de granja de calendario.

Sansores sentencia en esa complicidad con el arquero Lajud, una carambola a tres bandas que le duele a Tijuana, más allá de la sensación de capataz que parece tener en casa. Jugar bien es parte de la ecuación en una Liguilla. El Piojo lo sabe, pero no bautiza aún la actitud piojosa de algunos jugadores.

Pero, convertido en el cuarto mejor local del torneo, recibe a un intruso ladino. Morelia, con Roberto Hernández, se convirtió en el tercer mejor visitante de la Liga, un punto detrás de Xolos y Toluca, que pudo haber sido mejor sin Marini acomodando su apodo (Pomelo) en la banca monarca.

Para Chivas la situación es aún complicada. El Profe Cruz sabe más del negocio de cancha, aunque sepa menos de vestuario que Matías Almeyda. El Pelado transpira aún como futbolista, y eso le permite reclutar solidaridad del jugador.

Con un milagro muy respetable, como hacer campeón al Atlante, José Guadalupe Cruz tiene, en ese compendio inequívoco de más fracasos que éxitos, cómo debe jugar una Liguilla. Tiene peones para esquematizarla, y un alfil redimido, como Alustiza, quien en Atlas ya no dispara balines contra la muchedumbre, sino goles útiles.

Chivas tiene una selección de mexicanos, que con algunos agregados de la Liga, podría desafiar a la sedosa legión europea, pero a Almeyda le resultaron quebradizos. Pereyra este jueves, y entre enfermeras y la mítica podóloga tratan de recuperar con metodología exprés, incluyendo chiqueadores y veladoras, a Saldívar y a Pizarro.

Esperando que, algún día, algún siglo de estos, La Chofis sea más amenazante que su apodo de barriada, y sea más asiduo al área que a los salones de relajación en Guadalajara, Almeyda tiene sólo un pilar en Pineda, cuyo nombre, Orbelín, significa, según él mismo, un "dios muy guapo y sincero", más cierto lo segundo que lo primero, pero el jugador más completo de Chivas.

La mayor esperanza de Chivas, es el mismo ADN del Atlas. De sangre le vienen las dudas a este galgo rojinegro. Las penurias de 66 años. y encima ser el sexto en la tabla, lo condenan anticipadamente, más allá de que ese arrejuntamiento del 666, coincida con el número maldito de La Bestia.

Con ese 1-0, Atlas especula con cierta ventaja, pero ni los mejores tahúres apuestan por un par de cuatros. Pero, insisto, El Profe Cruz sabe cómo, en espera de que sepa convencer a sus jugadores de un porqué. Aquel Atlante que hizo campeón, embelesaba en el torneo regular, pero se coronó en la miseria del sufrimiento en la Liguilla. La misma Cruz, para el Atlas y para El Profe.

Así, la única esperanza de Chivas es la desesperanza histórica del Atlas.

¿Los desahuciados? Mohamed ya sufre de una rebelión emocional dentro del equipo descreído que tiene. Estuvieron tan cerca ante Pachuca, con la complicidad arbitral incluso, y se les arrugó la piel,

¿Santos? Chepo de la Torre, en tiempos de crisis, y dudo que haya cambiado, pierde el control absoluto de las circunstancias. Transpira inseguridad y transfunde inseguridad. No hay peor virus en un vestuario que la fatalidad de escribir el epitafio antes que el testamento. Chepo es de esos.